Este post fue originalmente publicado en La Estrella de Panamá
La creciente frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos nos recuerda que el tiempo para tomar acción se evapora rápidamente
La semana pasada se estuvieron negociando las reglas sobre cambio climático que implementará el Acuerdo de París y se discute cómo aumentar la acción global. Sin embargo, el mundo tiene pocas posibilidades de resolver el cambio climático, a menos que el sector privado también se involucre.
Justamente ese enlace entre el sector público y privado para enfrentar el impacto ambiental es lo que se espera lograr con el evento AdaptAméricas, que se celebrará en Panamá el 15 y 16 de mayo y reunirá a líderes empresariales e inversionistas para dialogar sobre nuevas formas de aumentar la resiliencia y adaptarse con éxito al cambio climático.
La creciente frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos nos recuerda que el tiempo para tomar acción se evapora rápidamente. El año pasado, el mundo se vio muy afectado por las inundaciones, los incendios forestales y una temporada de huracanes sin precedentes que dejó daños irreparables.
Los daños causados por el huracán Irma son estimados en $10 mil millones. Como era de esperarse, el cambio climático, el clima extremo y los desastres naturales figuran entre los principales riesgos mundiales del Foro Económico Mundial.
Los costos de adaptarse a un clima cambiante son enormes. Las Naciones Unidas estima que los costos de la adaptación en los países en desarrollo podrían oscilar entre $140 mil millones y los $300 mil millones por año para 2030. En Panamá, se estiman en pérdidas equivalentes a 5.4% y 9.0% del PIB.
Lamentablemente, el país no contaría con recursos propios suficientes para afrontar las pérdidas por desastres naturales. Se calcula que se requiere una inversión de $80 mil millones por año para fortalecer los muros marítimos y la protección de los bosques tropicales de América Latina y el Caribe para 2030.
Para poner esto en perspectiva: en 2016, los bancos de desarrollo multilaterales financiaron un poco más de $4 mil millones en proyectos de cambio climático en la región.
Los inversionistas y líderes empresariales son cada vez más conscientes de que el cambio climático amenaza la estabilidad del sistema financiero y podría poner en peligro las ganancias. Los riesgos físicos del cambio climático representan una amenaza para los activos valiosos, incluidos puentes y hoteles.
En una región donde muchos países dependen de los ingresos del turismo, el aumento del nivel del mar, por ejemplo, podría convertirse en una gran amenaza.
Los combustibles fósiles serán cada vez menos competitivos. Según un estudio, la demanda mundial de combustibles fósiles podría llegar a su punto máximo en 2020, y para 2040, el sector energético estaría virtualmente libre de fósiles si se aceleran los esfuerzos para reducir las emisiones y las tecnologías limpias se abaratan considerablemente.
Parece que la transición hacia una economía baja en carbono está ocurriendo más rápido de lo esperado y esto es una muy buena noticia. El desafío es garantizar una transición sin problemas donde los riesgos potenciales estén claramente identificados y bien gestionados.
Abordar seriamente el riesgo climático y desarrollar nuevos modelos comerciales para la resiliencia puede resultar transformador al ofrecer una transición sin problemas, y alinear los flujos financieros hacia la reducción de emisiones de carbono y la adaptación al cambio climático.
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