El cambio climático se sitúa entre los mayores riesgos del mundo. Un número creciente de líderes e instituciones financieras están pidiendo medidas para reducir el impacto del cambio climático en la estabilidad económica y financiera al incorporar el riesgo climático en los procesos de toma de decisiones de inversión.
El Informe sobre Riesgos Globales del Foro Económico Mundial del año 2017, clasifica los riesgos relacionados con el medio ambiente, incluidos los fenómenos meteorológicos extremos, el cambio climático y las crisis hídricas entre sus cinco principales riesgos globales, con fenómenos climáticos extremos que emergen como el riesgo mundial más importante.
El año 2016 fue el año más caluroso jamás registrado y los ciudadanos de Latinoamérica continúan enfrentándose a eventos climáticos extremos. El cambio climático está aumentando la probabilidad e intensidad de estos eventos, incluyendo sequías e inundaciones. Desde el 2014, las sequías han devastado el Caribe, Centroamérica y Bolivia debido a las bajas y exacerbadas precipitaciones por El Niño. Los costos sociales y económicos son enormes. Por ejemplo, en los tres primeros trimestres de 2016, los eventos climáticos extremos costaron a los contribuyentes estadounidenses 27.000 millones de dólares en daños y perjuicios.
El Acuerdo de París, que trata de limitar el aumento de la temperatura global a muy por debajo de los 2 grados Celsius y alinear las inversiones con un bajo nivel de emisiones y un desarrollo resistente al clima, es un intento de reducir este riesgo. Sin embargo, debido a la inercia en el sistema climático, los fenómenos extremos exacerbados por el calentamiento global seguirán planteando grandes amenazas a nuestras economías y ciudadanos.
Un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo sobre el riesgo climático y los activos abandonados tiene como objetivo proporcionar una comprensión más profunda de los costos y oportunidades potenciales para los tomadores de decisiones en el país, el sector, la institución financiera y el nivel de inversionistas.
Los activos abandonados se definen como activos que han sufrido depreciaciones inesperadas o prematuras, devaluaciones o conversión en pasivos. Asimismo, pueden incluir riesgos relacionados con el medio ambiente tales como nuevas regulaciones gubernamentales, normas sociales en evolución y comportamiento del consumidor, y litigios.
El tema se ha disparado recientemente debido a los cambios en la economía en varios países, como la caída de los costos de las energías renovables y la entrada en vigor del Acuerdo de París en 2016, ratificado por más de 20 países latinoamericanos y caribeños. El riesgo climático y los activos abandonados son especialmente relevantes para los países de América Latina y el Caribe que son altamente vulnerables a los impactos físicos del cambio climático y a las respuestas regulatorias al fenómeno.
El riesgo climático podría afectar la estabilidad económica y financiera y debería ser una prioridad para los gobiernos y el sector privado. Estos riesgos incluyen:
- Riesgos físicos: surgen de eventos relacionados con el clima, como inundaciones y tormentas;
- Riesgos de transición: riesgos financieros derivados de la transición a una economía de bajo carbono;
- Riesgos de responsabilidad: para las compañías de seguros de las partes que han sufrido pérdidas y daños causados por el cambio climático, y luego tratar de recuperar las pérdidas de otras personas que creen que pueden haber sido responsables.
Descargue nuestra publicación “Activos Abandonados: un desafío del riesgo climático”
titulo: NASA Goddard Space Flight Center
foto: COPYRIGHT © – Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0) – Flickr
Leave a Reply