En una situación sin precedentes en la historia del Perú, más de 200,000 personas retornaron a sus ciudades natales en el campo desde ciudades como Lima, Arequipa o Cusco, debido a la situación económica que se produjo por el confinamiento obligatorio para contener la propagación de la COVID-19. La cuarentena decretada por el gobierno entre marzo y junio de 2020 tuvo un impacto casi inmediato en los ingresos de la población. En particular, los trabajadores en condiciones de informalidad se vieron más afectados por la pérdida del empleo, lo cual no les permitía cubrir sus necesidades básicas.
A través de un estudio realizado financiado por el BID, la consultora GRADE encuestó a más de 3,000 retornantes situados en las zonas de mayor migración, denominadas “hotspots”, para estimar la dimensión y dinámica de los flujos de retorno hacia zonas rurales y poder realizar un diagnóstico sobre la situación de los migrantes en sus localidades, los posibles efectos de su llegada sobre la presión en los recursos naturales y las oportunidades de desarrollo sostenible teniendo en cuenta el nuevo capital humano que ha migrado a estas zonas.
¿Cuál es el perfil de los retornantes?
Los encuestados muestran un perfil joven (30.4 años de promedio) y educado, hay más hombres (55%) que mujeres (45%) y mayoritariamente son mestizos. Su lengua materna es el castellano (74%), el quechua (22%) y el aimara (2%). El 63% retornó solo, mientras que el resto lo hizo acompañado de sus parientes. El 73% completaron secundaria y el 35% cursaron estudios superiores.
En sus lugares de acogida los retornantes trabajan en agricultura (34%) y ganadería (5%), seguidos de comercio (29%) y construcción (10%). Solo el 16% de los retornantes trabaja en otros sectores y un 6% de retornantes declara estar desocupado. Se observa un sesgo de los hombres hacia los sectores de construcción y agricultura y de las mujeres hacia el sector comercio.
¿Dónde están los retornantes?
El estudio estima que durante la pandemia en 2020 se movilizaron entre 218,019 y 278,593 retornantes. La región de Lima fue el principal foco de salida de retornantes dado que 105,000 personas abandonaron esta región para volver a sus zonas de origen. Los principales destinos fueron las regiones de Cajamarca y Ancash, seguidas de Junín, Piura, y Huánuco.
Otro aspecto es la dinámica de migración intrarregional, es decir los traslados que salen y llegan a la misma región. Las regiones con mayor migración de retorno de este tipo incluyen Cusco, Puno y La Libertad. En estas regiones muchos individuos dejaron las zonas urbanas de migración para retornar y establecerse en las zonas rurales de origen ubicadas en la misma región. En el siguiente gráfico se observan las dinámicas migratorias de los retornantes de las zonas rurales en el Perú:
Miles de Retornantes a zonas rurales del Perú durante la pandemia por Covid-19
Fuente: Proyecciones de: Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) Marzo 2021
Existen oportunidades y retos para una recuperación sostenible
El perfil de los encuestados deja entrever oportunidades y retos para alcanzar una recuperación sostenible en las zonas de acogida. Por ejemplo, al tener un nivel educativo más elevado que el de la población local -cerca del 75% de los retornantes adultos entre 26-50 años cuentan con secundaria completa- mayores son las posibilidades de aprovechar sus habilidades y generar más valor agregado. Otra oportunidad es la motivación existente entre los retornantes para iniciar emprendimientos, ya que 9 de cada 10 están interesados en ello. Aunque el reto en este sentido es que la gran mayoría de los interesados no cuenta con recursos para financiar sus emprendimientos.
Otro de los retos detectados es la elevada tasa de informalidad que suele darse entre migrantes. Por ejemplo, el 38% de retornantes trabaja en agricultura y tres cuartas partes trabajan independientemente, lo cual ofrece una visión del estado de informalidad laboral en el que operan.
¿Cómo impulsar la dinamización económica en los lugares de destino?
El estudio plantea una serie de medidas específicas para promover la dinamización económica del territorio, y así aprovechar la mayor presencia de personas jóvenes y relativamente educadas en la zona.
En aquellos distritos que presentan bajo riesgo ambiental, pero una elevada presión socioeconómica y demográfica por el incremento de la población retornante, se propone acelerar las intervenciones públicas orientadas a dinamizar la actividad agropecuaria, incluyendo desde asistencia técnica y promoción del crédito, hasta inversiones en transferencia tecnológica y riego, según las necesidades y potencialidades específicas de cada territorio.
En cuanto a los territorios con gran afluencia de retornantes que tienen elevados riesgos ambientales como sobreexplotación agrícola, deforestación y cultivo de coca, se propone concentrar esfuerzos en cuatro tipos de intervenciones:
- incremento de productividad y rentabilidad, a través de nuevas prácticas y técnicas agrícolas y de riego que reduzcan procesos de erosión y reducción de nutrientes, de la mano con nuevas variedades o nuevos cultivos que permitan aumentar el valor de lo producido por hectárea;
- impulso de programas centrados en líneas de crédito de bajo interés para agricultores con el fin de financiar actividades de desarrollo sostenible, conservación de la biodiversidad y reducción de emisiones de CO2, apoyados por asistencia técnica para la promoción de dichas actividades;
- promoción de actividades económicas no agrícolas, como la acuicultura, el turismo y la construcción, que permitan diversificar fuentes de ingreso, generar empleo adicional fuera de las fincas y aprovechar el nuevo capital humano disponible sin ejercer mayor presión sobre ecosistemas amenazados; y
- promoción de nuevos negocios y actividades urbanas de agregación de valor a los recursos naturales u otros, que permitan aprovechar los conocimientos y experiencias que traen consigo los retornantes.
Además, se propone la identificación de los centros urbanos más cercanos a las zonas de retorno y potencialmente con mayor dinamismo para impulsar actividades de construcción de vivienda planificada y formal, fomentando nuevos centros urbanos vinculados a áreas rurales, desarrollando servicios de salud, educación y agua potable. En estos nuevos nodos urbanos se propone la promoción de nuevos negocios y actividades de agregación de valor a los recursos naturales.
Estas medidas podrían contribuir a superar la crisis social y económica generada por la pandemia, al tiempo que se crean nuevos empleos, se protege la naturaleza y se fortalece la resiliencia climática de las comunidades receptoras de los retornantes. Los alcances de este estudio podrían guiar las estrategias del país para lograr una recuperación sostenible, inclusiva y resiliente.
Estos resultados serán recogidos en una nota técnica que el BID publicará en los próximos meses.
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Foto: Idehpucp
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