Las catástrofes causadas por el cambio climático están generando impactos significativos en la población y las economías del mundo y la región. Este año 2023 ha sido el más caluroso jamás registrado, alcanzando 1,4°C por encima de los niveles preindustriales. Esta situación se agrava con el impacto generado por el fuerte fenómeno de El Niño, que ha traído consigo olas de calor, inundaciones, incendios forestales y huracanes.
Para frenar esto, la ONU recalca a los líderes mundiales la importancia de cumplir las promesas de reducción de emisiones, ya que hasta la fecha las medidas tomadas no han sido suficientes para cumplir con los límites de temperatura acordados a nivel mundial. Aunque las naciones industrializadas han dominado abrumadoramente la contaminación, se ha extendido la invitación a que los países de América Latina y el Caribe también reduzcan sus emisiones. ¿Es esto justo?
¿Qué tal si les dijera que la descarbonización podría ayudar a mejorar la vida de las personas mucho más que depender de los combustibles fósiles? Un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo y la 2050 Pathways Platform investiga esta cuestión. El análisis modela escenarios detallados que abarcan la agricultura, el transporte, los edificios, la industria y la energía para alcanzar las emisiones netas cero en la región a mediados de siglo. Concluye que los esfuerzos estratégicos podrían proporcionar 2,7 millón de millones de dólares en beneficios netos en comparación con el desarrollo tradicional de altas emisiones. Los beneficios provienen principalmente gracias a un ahorro sustancial de energía, la mejora de la salud y la seguridad, y los servicios vitales de los ecosistemas a medida que los bosques vuelven a crecer.
El hallazgo más importante del estudio es que implementar los planes climáticos y de descarbonización trae beneficios mucho más altos que los costos que ello implica. A medida que los países actualizan sus compromisos climáticos, esta evidencia destaca que una mitigación bien diseñada no tiene por qué ir en detrimento del avance de las prioridades de desarrollo económico.
Proteger el clima fomenta el desarrollo
Si la región sigue avanzando por el camino tradicional basado en la expansión urbana descontrolada, la continua dependencia de los combustibles fósiles para la generación de energía y el transporte, y un extenso sistema agrícola que no cuida la tierra, el modelo de nuestro informe predice un aumento del 70% en las emisiones en la región para el año 2050. La congestión, los accidentes y la contaminación impondrían costos elevados en medio de este crecimiento, mientras que la deforestación acabaría con sumideros de carbono y biodiversidad irremplazables.
La buena noticia es que los avances en tecnología verde desafían el antiguo balance entre la protección del clima y los rendimientos económicos. El costo de la energía renovable es un 80% menor que hace una década, lo que proporciona ahorros sustanciales en electricidad. Las inversiones iniciales elevadas en vehículos eléctricos generan dividendos de por vida mediante gastos mucho menores en combustible y mantenimiento.
Además, poner fin a la deforestación también conlleva un triple dividendo. En primer lugar, los bosques generan servicios ecosistémicos invaluables, incluida la provisión de agua limpia, la producción de alimentos y los ingresos turísticos. En segundo lugar, las prácticas agrícolas sostenibles pueden ayudar a reducir la desnutrición, frenar las tasas de obesidad y proteger el medio ambiente al mismo tiempo. En tercer lugar, la custodia indígena de los bosques sostiene la identidad cultural. En conjunto, los beneficios para la salud, la comunidad y el clima de sistemas alimentarios equilibrados y la conservación de la tierra superan los costos.
Encontrar la mejor combinación de políticas
Para identificar situaciones beneficiosas para todos, el estudio primero modela una trayectoria de desarrollo tradicional. Luego, nuestros investigadores especificaron docenas de opciones para reducir las emisiones en diversos sectores: energía renovable, fomento del transporte público y activo, cambios en la dieta, mejoras en la industria, una gestión de residuos más eficiente, y más.
El enfoque identifica de manera confiable prioridades de alto impacto con beneficios netos para el desarrollo al poner a prueba los resultados en miles de escenarios para explorar las principales incertidumbres. Tres pilares clave emergen en escenarios resilientes:
- Electricidad renovable: Con la energía solar y eólica más barata que los combustibles fósiles, la modernización de la generación asegura una energía asequible y confiable para las necesidades de desarrollo, al tiempo que permite el transporte limpio, edificaciones sostenibles y electrificación.
- Transporte limpio y electrificado: La electrificación de vehículos de pasajeros y carga con baterías o hidrógeno reduce de manera confiable las emisiones al tiempo que disminuye la contaminación local. Esto depende de una electricidad más limpia.
- Uso sostenible de la tierra: Aumentar la productividad y elegir alimentos más nutritivos y menos intensivos en carbono ralentiza la deforestación al tiempo que mejora la salud, amplía la absorción de carbono de la naturaleza y apoya a comunidades rurales e indígenas.
Combinado con la eficiencia industrial, el acceso universal al saneamiento y las intervenciones adecuadas para cada contexto, este conjunto reduce consistentemente las emisiones a niveles cercanos a cero y proporciona beneficios netos.
Vías políticas para la prosperidad compartida
Este estudio sigue nuestros más altos estándares técnicos. La iniciativa logra rigor académico y relevancia práctica al reunir capacidad analítica de clase mundial de la Rand Corporation y el Tec de Monterrey y conocimientos de expertos en sectores del BID y la Agencia Francesa de Desarrollo.
Sus conclusiones subrayan las sinergias ocultas de la descarbonización con los objetivos sociales tradicionales. Pero un estudio económico solo no puede sustituir a la democracia participativa para superar obstáculos como las transiciones laborales o las preocupaciones de desigualdad únicas de cada país. La consulta amplia sigue siendo esencial para que la política climática amplifique las prioridades locales.
En última instancia, el análisis revela que los planes climáticos bien diseñados pueden mantener el crecimiento económico. En lugar de eso, los países pueden alinear políticas, gastos e incentivos para desbloquear aire más limpio, viajes más tranquilos, bosques sanos y prósperos y otros beneficios valorados conjuntamente en billones de dólares, todo mientras mitigan los riesgos compartidos del calentamiento global.
Con las crecientes amenazas climáticas y la tecnología sostenible y económica, los plazos de transición son más importantes que nunca. Descarga el estudio completo “Los beneficios y costes de alcanzar las emisiones netas cero en América Latina y el Caribe” y conoce las vías para proteger a las comunidades de las consecuencias cada vez más intensas del cambio climático mientras fomentamos una prosperidad duradera.
Leave a Reply