Los países de la cuenca amazónica están apostando por un modelo de desarrollo sustentable que enfatiza la conservación de sus bosques.
El planeta se enfrenta a importantes desafíos debido al cambio climático. Los habitantes de América Latina y el Caribe son particularmente vulnerables, ya que pertenecen a la región más urbanizada del mundo. Se espera que en 2050, el 87% de la población de la región habite en ciudades pero aun así, una gran cantidad de personas dependerá de actividades económicas que son muy sensibles al clima, como la agricultura.
Actualmente se estima que un aumento en la temperatura de 2,5°C hasta el año 2050 podría costar a la economía de la región entre un 2% y un 4% de su PIB anual.
En este contexto, el BID apoya a los países de América Latina y el Caribe para reducir sus emisiones de GEI y para que se adapten a los impactos del cambio climático. El BID incluye consideraciones de cambio climático en proyectos relacionados con energía renovable, eficiencia energética, vivienda y transporte urbano, agricultura, gestión del agua y uso sustentable de los bosques y los suelos.
En la actualidad, el 47% de las emisiones de CO2 de la región son el resultado de la deforestación, en comparación con el 18% de promedio mundial.
América Latina y el Caribe han perdido cuatro millones de hectáreas anuales entre 2005 y 2010 debido a la tala indiscriminada y a la extensión de terrenos de cultivo para satisfacer la demanda local y mundial, lo que representa el peor índice de deforestación del mundo.
Los altos índices de deforestación también traen consecuencias severas en el clima a nivel local y global, pérdida de biodiversidad, inundaciones y degradación de los suelos. La deforestación también amenaza la subsistencia e integridad cultural de quienes dependen de los bosques, así como los servicios medioambientales que sustentan las necesidades de una población creciente.
Lamentablemente, siguiendo el modelo de desarrollo económico tradicional, los países tienden a perder sus bosques. El BID ayuda a los países de América Latina a que aseguren el progreso económico, la producción de alimentos y la seguridad alimentaria al tiempo que preservan la riqueza de los recursos forestales de la región.
En el caso en particular de la cuenca amazónica, los países se están organizando y apostando por un nuevo modelo de desarrollo con el apoyo del BID. Por ejemplo, Guyana viene implementando su Estrategia de Desarrollo Baja en Carbono mediante la cual establece politicas que orientan su crecimiento económico sin generar presión en sus bosques. Brasil lanzó una alianza global entre gobiernos, líderes financieros y comerciales, conservacionistas y donantes públicos y privados para financiar el Programa Áreas Protegidas de la Amazonia (ARPA Life). Este programa recibirá US$4,5 millones para proteger el 60% de la región amazónica brasileña durante los próximos 25 años. Esto representa 518.000 km2 de bosque tropical preservado, casi la superficie de España. De manera similar, Colombia y Perú tienen como meta lograr una tasa de deforestación neta cero en la Amazonia para el 2020 y 2021 respectivamente, mediante un enfoque holístico a nivel de paisaje, integrando reformas de políticas y financiamiento climático.
Además de movilizar financiamiento climático público, privado e internacional y de desarrollar soluciones innovadoras de financiación a través de los mercados de capital, el BID también promueve nuevas formas de financiación privadas para obtener recursos adicionales y promover nuevas oportunidades de negocio.
Solo durante 2013, América Latina y el Caribe recibieron US$2.806 millones de financiamiento climático internacional. De este total, US$1.220 millones fueron canalizados a través del BID, representando el 43% del total.
Sin embargo, sabemos que el financiamiento por sí mismo no es suficiente. Por eso trabajamos con los países para generar capacidades a través de la transferencia de conocimiento y facilitamos soluciones innovadoras en políticas públicas y nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de los 600 millones de latinoamericanos.
ALEJANDRO GOMEZ SILVERA dice
El proceso del cambio climático que se viene suscitando en el Perú, es un obstáculo para el logro de las metas productivas (cambio en la fenología de las plantas, modificación en la distribución geográfica de plagas y/o enfermedades, entre otros); sin embargo, representa una oportunidad para buscar un desarrollo alternativo de mejor calidad en especial para las comunidades más vulnerables, con más inversión en atención y prevención de desastres naturales, en transferencia de tecnologías de comprobada eficacia respecto a sistemas de siembra y manejo de cultivos, que repercuten en el rendimiento y la calidad del producto, en el control y protección de los recursos naturales, en seguridad alimentaria y acceso al agua potable y en el desarrollo de las actividades más limpias, productivas y competitivas.
Tomando en cuenta este contexto, resulta imprescindible que los gobiernos locales y regionales, prioricen la gestión del cambio climático (riesgos, oportunidades de un cambio positivo y retos), incorporándola e integrándola en su planificación y gestión como condicionante del desarrollo sostenible. Es necesario darle importancia a la política regional y local, promoviendo la participación activa y comprometida de los actores políticos, técnicos, investigadores, profesionales y líderes.
Atte,
Ing. Forestal Alejandro Gómez Silvera
CIP 119600