El Acuerdo de París, ratificado por 193 partes, incluidos todos los países de América Latina y el Caribe (ALC), tiene como objetivo fortalecer la respuesta global al cambio climático. Ese objetivo conlleva aumentar la capacidad de adaptación de los países a los impactos adversos del cambio climático, fomentar la resiliencia climática y crear flujos de financiamiento consistentes con un camino hacia un desarrollo resiliente al clima.
En ALC, la tendencia al calentamiento es real. La tasa promedio a la que aumentaron las temperaturas fue de alrededor del 0,2 °C por década entre 1991 y 2021, en comparación con el 0,1 °C por década entre 1961 y 1990.
Las consecuencias son múltiples, desde el derretimiento de los glaciares en los Andes tropicales hasta el aumento del nivel del mar, que amenaza importantes centros de población, y sequías que dañan los cultivos, la infraestructura y la habitabilidad de los seres humanos y los ecosistemas. Los eventos climáticos extremos, como huracanes e inundaciones, también han inducido pérdidas humanas y económicas sustanciales, lo que subraya la necesidad de evaluar mejor los desafíos y soluciones resilientes al clima y garantizar que los ejercicios de planificación incorporen las consideraciones climáticas en todos los niveles: recopilación de datos, reforma de políticas, diseño y ejecución de inversiones, etc. La planificación de la adaptación a largo plazo (LTAP, por sus siglas en inglés) es un elemento importante de la respuesta a los impactos del cambio climático y no puede quedar eclipsada por los objetivos de descarbonización en una región que es altamente vulnerable al cambio climático. Es por eso que el BID y la AFD se asociaron con el World Resource Institute (WRI) para comprender el estado del arte de la integración de la adaptación en los ejercicios de planificación y recopilar lecciones aprendidas de ocho países: Argentina, Barbados, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Jamaica, México y Uruguay.
Este informe resume las herramientas y metodologías para los enfoques LTAP y mapea el trabajo de adaptación realizado por ocho países de América Latina y el Caribe sobre este tema. Los resultados de esta publicación se basan en métodos cualitativos que van desde la revisión de la literatura, entrevistas con expertos y funcionarios de los países, hasta un taller realizado con los países involucrados para recopilar las principales barreras al LTAP y las mejores prácticas regionales.
Estas son las principales barreras y recomendaciones:
Barreras | Recomendaciones |
Necesidad de una visión de resiliencia a largo plazo y de una mejor alineación de las políticas | Alinear marcos de políticas y leyes relevantes para el clima con el fin de aprovechar mejor las sinergias entre acciones de adaptación y prioridades nacionales. |
Falta de coordinación intersectorial. | Propiciar una acción pública eficiente basada en mayor coordinación y colaboración entre todos los sectores con el fin de planificar e implementar medidas de adaptación necesarias. |
Financiamiento limitado | Desarrollar, difundir y accionar guías sobre cómo incentivar e involucrar al sector privado para desbloquear inversiones en adaptación e innovación para la planificación a largo plazo. |
Necesidad de una participación pública más inclusiva y significativa. | Desarrollar guías paso a paso en español sobre los mecanismos y las mejores prácticas de la región para involucrar a las partes interesadas y a la sociedad civil en general en los ejercicios de planificación, con el fin de garantizar el apoyo público y la continuidad de los planes estratégicos de acción climática. |
Información y herramientas limitados y deficientes. | Reunir, monitorear y compartir evidencia de los beneficios de la adaptación para generar un mayor apoyo a los compromisos y acciones de adaptación. Crear guías y herramientas fáciles de usar y específicas al sector en español e inglés para funcionarios ministeriales sobre cómo planificar más allá de los impactos a corto plazo y cómo estimar los costos de adaptación a largo plazo. Crear oportunidades más frecuentes, incluso virtuales, para que los países de América Latina y el Caribe compartan sus experiencias y aprendan de casos de éxito y fracasos propios de la región |
Como mencionó el IPCC (AR6 WGII), ahora está claro que los cambios menores, marginales, reactivos o incrementales no serán suficientes. El LTAP y las recomendaciones pueden allanar el camino para superar la adaptación actual que el IPCC analizó como a menudo a corto plazo, fragmentada, de pequeña escala, incremental, específica del sector y diseñada para responder a los impactos actuales o riesgos a corto plazo.
Planificación de la adaptación a largo plazo en la COP27
La 27ª Conferencia Anual de Cambio Climático de la ONU, que se celebra en Sharm El-Sheikh (Egipto), es la mayor reunión anual de actores clave en busca de una mayor ambición climática. Para ALC es una oportunidad de fortalecer y alinear los objetivos de desarrollo con los objetivos climáticos y traducirlos en economías libres de carbono y resilientes al clima.
En COP27, ocho países de ALC obtuvieron recomendaciones junto con representantes de países que son socios de dos programas de AFD (2050 Facility y AdaptAction). El primero trató de incluir progresivamente la adaptación en las Estrategias de Largo Plazo (LTS, por sus siglas en inglés) que generalmente se enfocaba en la mitigación. Este último se esforzó por experimentar con algunas metodologías LTAP, como Dynamic Adaptive Policy Pathways en África, en particular para la gestión integrada de zonas costeras en Senegal.
A medida que los países en desarrollo continúan mejorando sus conocimientos y enfoques basados en la ciencia para desarrollar políticas e inversiones resilientes al clima, es esencial apoyarlos y facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias en diferentes regiones para fortalecer sus capacidades a medida que desarrollan sus NDC, LTS o NAPs. No se trata solo de marcar la casilla, sino de asegurar que los documentos sean propiedad del país y se compartan transversalmente para que todos los sectores tengan estrategias alineadas a los compromisos climáticos del país.
Los planes a largo plazo deben incorporar políticas de adaptación para garantizar la sostenibilidad y viabilidad de las prioridades, los programas, las metas y las estrategias de inversión del desarrollo nacional. Desarrollar resiliencia a largo plazo para los impactos del cambio climático presentes y futuros, y los efectos socioeconómicos y ecológicos que los acompañan, requiere una planificación de adaptación a largo plazo y opciones flexibles para evitar la mala adaptación. La resiliencia construida hoy está un paso más cerca de asegurar la adaptación del mañana.
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