¿Recuerdan lo que nos hizo empezar a reconocer todo este asunto del cambio climático? Por mi parte, yo empecé a interesarme en cuestiones climáticas y ambientales en general en la década de los 80, cuando era un estudiante de pregrado (si, como mis hijas se mantienen recordándome, soy viejo!).
El “gran” problema que inició todo este asunto fue el agujero en la capa de ozono que fué reportado por F. Sherwood Rowland y Mario Molina en 1974. Rowland era entonces (y sigue siendo) un profesor de la Universidad de California en Irvine (UCI), y Mario Molina era un investigador post-doctorado que trabajaba con él. Juntos, publicaron trabajos sobre el agujero de ozono en la estratosfera (en esencia, la capa que “cobija” el aire que respiramos) que los llevó a ganar un Premio Nobel en 1995. Casualmente, yo terminé haciendo mis estudios de posgrado primero en UCI, y después en MIT (donde Molina fué profesor durante mis estudios). He estado siguiendo este tema muy de cerca desde entonces, y el mismo ha tenido un profundo impacto en mí y en mi propios trabajos de investigación sobre el clima, el agua y los ecosistemas.
A pesar de que el tema capa de ozono ha estado “ausente” (o al menos eclipsado por otros temas) de la discusiones sobre el clima en los últimos años, el agujero en la capa de ozono está “vivito y coleando”! Un estudio recién publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) indica que a pesar de que hemos logrado restringir el uso de productos químicos que reducen el ozono, es probable que tome mucho tiempo para que nuestra atmósfera logre sanar.
Es importante que entendamos, como seres humanos, que nuestras acciones pasadas que influyen en el clima tienen consecuencias a largo plazo, mucho más largo que las agendas políticas y la planificación a corto plazo. Por eso me alegra ver el compromiso a largo plazo del BID con el cambio climático en nuestra región. El cambio climático está aquí para quedarse, y el agujero es sólo un recordatorio de que aún queda mucho trabajo por hacer al respecto. Por eso, al menos para mí, este asunto es personal.
Y rindo tributo muy especialmente a Rowland y a Molina por la inspiración de todos estos años 🙂
Eirin dice
Fernando, siendo de Escandinavia, este tema me interesa mucho y ha sido un problema bastante importante en “el norte” por muchos años. Las noticias sobre el Árctico son tristes y dan miedo. El efecto se siente mucho en los países nórdicos, hace pocos años Noruega tenía la segunda taza de cáncer de la piel más alta del mundo. Dado que la capa es tan reducido, el sol pega mucho más fuerte de lo que uno espera.