La pandemia del COVID-19 ha impactado profundamente todos los aspectos de nuestras vidas. Ha cambiado nuestra forma tradicional de hacer las cosas y nos ha presentado con desafíos inusitados que hemos ido superando con creatividad, innovación y resiliencia. La región de América Latina y el Caribe se ha visto afectada de manera desproporcionada. En términos de muertes, con solo el 8% de la población, lamentamos casi el 30% de los casos globales. Por su parte, la economía regional también ha sufrido debido a la pandemia, con una contracción económica prevista del 8,1% (según datos del FMI), la cual casi duplica la contracción promedio esperada a nivel mundial de 4,4%.
En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), nuestro trabajo en 2020 se vio enmarcado inevitablemente en este contexto. Nuestros esfuerzos se enfocaron en apoyar a los países a responder a la pandemia y a sobreponerse a los impactos que ha venido dejando. Del total de US$13.300 millones aprobados en 2020, el Banco invirtió US$6.600 millones en respuesta directa al COVID-19. Ahora, nuestra misión es acompañar a la región en el camino a una recuperación sostenible que sea verde, inclusiva y resiliente. Nuestro más reciente informe de sostenibilidad recoge estas experiencias, de las cuales podemos extraer varios aprendizajes. Aquí les compartimos cinco lecciones de sostenibilidad que nos deja la pandemia.
Lección #1: La pandemia ha puesto de manifiesto que nuestro ambiente y nuestro clima están estrechamente vinculados con nuestra salud
Para alcanzar el desarrollo sostenible es necesario que el crecimiento económico, la inclusión social y la protección ambiental se encuentren en armonía, ya que estos tres elementos están interconectados. No puede haber desarrollo sostenible sin acción climática y muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) lo reflejan.
Lo que el COVID-19 nos ha recordado es que la salud también está íntimamente ligada al medio ambiente. Los cambios en el uso del suelo y el cambio climático aumentan la probabilidad de una pandemia al hacer que las zoonosis, enfermedades transmitidas a los humanos por los animales, sean cada vez más frecuentes. Adicionalmente, la contaminación del aire agrava los efectos de las enfermedades respiratorias y puede estar contribuyendo de manera importante a las muertes por COVID-19.
Lección #2: La región tiene aún mucho camino por recorrer en términos de igualdad de género y protección de las mujeres
Las mujeres se han visto afectadas de manera desproporcionada por la crisis. Por un lado, muchas de ellas han perdido sus empleos, ya sea porque que tienden a trabajar en los sectores más afectados por las medidas de confinamiento o porque se han retirado del mercado laboral para ocuparse del cuidado de personas en sus círculos cercanos. Por otro lado, las medidas de contención, necesarias para reducir la transmisión del virus, han llevado a un incremento de la violencia doméstica contra las mujeres, quienes se han visto aisladas de las personas y recursos que podrían ayudarlas.
Reconociendo esta “epidemia silenciosa”, estamos llevando a cabo un proyecto que utiliza la tecnología para reducir las barreras que las mujeres enfrentan al momento de buscar apoyo contra la violencia y expande la cobertura de los servicios ofrecidos a las sobrevivientes, al incluir nuevos canales como plataformas digitales, WhatsApp y SMS. El proyecto también integra los sistemas de información para centralizar los registros y compartir la información con aquellos que responden a las llamadas.
Lección #3: La transformación digital es clave para construir sociedades más verdes, inclusivas y resilientes
El COVID-19 nos obligó a imaginar y hacer realidad un mundo de movilizaciones físicas limitadas. Gracias a las herramientas en línea, muchos negocios pudieron continuar funcionando con los teletrabajos y el comercio electrónico, y varios niños y jóvenes retomaron sus estudios a distancia. Si bien es cierto que el mundo digital no está disponible para todos de manera igualitaria y que es necesario seguir trabajando para cerrar esta brecha con el fin de que los beneficios de la digitalización puedan ser aprovechados por todos, las herramientas en línea abren un mundo de posibilidades para ampliar la provisión de servicios, al tiempo que se reducen las emisiones de GEI vinculadas a los desplazamientos.
Por ejemplo, un proyecto del BID ha contribuido a fortalecer las modalidades de atención a través de la telemedicina en Argentina, apuntando específicamente a atender poblaciones vulnerables. En 2020, el número de centros públicos de salud que participan de la red nacional de telemedicina creció más del doble. El 30% de los centros en los que el modelo fue implementado están en áreas rurales con acceso limitado a la medicina especializada, lo que demuestra que los servicios de telemedicina pueden ayudar a cerrar brechas de desigualdad.
Lección #4: La infraestructura continúa siendo un motor del crecimiento inclusivo y será un elemento central de la recuperación sostenible
Nuestras sociedades dependen de infraestructura de calidad para llevar a cabo sus actividades diarias y proveer todo tipo de servicios. La infraestructura es crucial para mantener nuestra calidad de vida, para lograr crecimiento y para conseguir un desarrollo sostenible. Los activos de infraestructura son de larga duración, por lo cual es aún más importante que sean sostenibles y resilientes. De igual forma, el desarrollo de nueva infraestructura es intensivo en mano de obra, por lo que este tipo de inversiones suelen ser usadas por los gobiernos para revitalizar las economías y generar empleo rápidamente luego de una crisis.
Está claro que la recuperación no puede consistir en volver a como estábamos antes. Es momento de aprovechar la oportunidad para construir economías bajas en carbono, inclusivas y resilientes al clima. La infraestructura sostenible es un motor de ese crecimiento inclusivo y una herramienta clave de la recuperación, por lo que desde el BID estamos impulsando este tipo de proyectos. Por ejemplo, en Bahamas estamos apoyando el inicio de la transición energética del país, en el cual actualmente la energía renovable constituye menos del uno por ciento de la matriz. También lanzamos recientemente una serie de publicaciones sobre la accesibilidad e inclusión en el transporte público que muestran cómo los sistemas de transporte público pueden tener un rol clave en la creación de contextos más inclusivos, en una región donde 66 millones de personas tienen considerables dificultades en su movilidad debido a que viven con algún tipo de discapacidad.
Lección #5: La descarbonización debe ser una de las metas principales de la recuperación sostenible
Las estrategias de descarbonización a largo plazo necesarias para alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París son vitales para guiar la recuperación. Construir esas economías de cero emisiones netas que mencionamos anteriormente requerirá una completa transformación de las mismas. Pero lejos de ser un freno para el desarrollo, la descarbonización es una oportunidad de abordar las desigualdades socioeconómicas preexistentes y de generar crecimiento verde, resiliente e inclusivo.
Costa Rica ha liderado estos esfuerzos en América Latina al lanzar el primer Plan Nacional de Descarbonización de la región, el cual transforma la meta de descarbonización en una serie de pasos prácticos de corto plazo para cada sector. El resultado es que las regulaciones del gobierno funcionan de manera coordinada para promover el crecimiento verde. Un reciente estudio del BID de los costos y beneficios de estas medidas estima que el plan de descarbonización traerá beneficios netos de US$41.000 millones al país.
Como una de las regiones más afectadas por la crisis de COVID-19, América Latina y el Caribe tendrá que superar profundos desafíos sociales y económicos con estrategias incluyentes, que favorezcan la creación de empleos y que nos lleven a alcanzar una transición justa hacia economías de cero emisiones netas y resilientes al clima. Si quieres conocer más sobre las lecciones aprendidas en temas de sostenibilidad durante el 2020, te invitamos a descargar nuestro informe de sostenibilidad.
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Otras lecturas:
Recuperación Sostenible: una oportunidad para América Latina y el Caribe
Las estrategias de descarbonización pueden guiar la recuperación sostenible de América Latina
El empleo en un futuro de cero emisiones netas en América Latina y el Caribe
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Photo: BID
Patricio dice
La sociedad global es actor y testigo de las diversas problemáticas que la afectan. Estas no han sido casuales, muy por el contrario, las intervenciones humanas se han traducido en experiencias nunca antes vistas, siendo el antropoceno1 -el ser humano como principal responsable del cambio climático-; cuyas acciones nocivas acontecen de manera sistemática en el tiempo y el espacio, pavimentando una trayectoria con rapidez acelerada hacia un futuro que estará caracterizado por la súper-complejidad, la incertidumbre extrema, la máxima volatilidad de los mercados, la multiplicación de los riesgos de diversa índole y los cambios exponenciales en escenarios no deseados. Todo lo anterior, ocurrirá si es que no hacemos nada, es decir, si permanecemos en la zona de confort.
Lo anteriormente señalado es posible de constatar según el grado de incidencia e implicancia en a) La dimensión sanitaria: gatillada en la pandemia COVID-19, b) la dimensión humana: el aumento de la población, la migración forzada, los conflictos bélicos, la injusticia social, la discriminación en todas sus manifestaciones y el ejercicio de las actividades ilícitas, d) la dimensión ambiental: caracterizada por el cambio climático fundamentalmente.
Las actividades humanas de los últimos 200 años han generado una presión al planeta sin precedentes, que ha acelerado la generación de los gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que se traduce ciertamente en el calentamiento global.
Desde la perspectiva del desarrollo sostenible, las causas que ocasionan el calentamiento global tales como los gases de efecto invernadero, el aumento sostenido de la población humana, la destrucción paulatina y sistemática de los ecosistemas terrestres y marinos, nos motiva a formularnos una auténtica reflexión sobre las verdaderas consecuencias del cambio climático, lo cual se evidencia en la extinción de especies de flora y fauna, la alteración de los ecosistemas, el derretimiento de los glaciares, los fenómenos meteorológicos extremos, la acidificación de los océanos, las migraciones humanas, los altos precios de los alimentos, la propagación de las enfermedades por aguas contaminadas o inexistencia de estas, la hambruna, y en muchos casos la muerte.
El análisis que formula el autor, está basado en la construcción de una visión prospectiva2 cuyos ejes centrales son:
Economía y PMA: Los países menos adelantados (PMA) deberían tener tratos especiales y preferenciales en materia económica-financiera, es decir, la condonación de su deuda.
Rol del estado: Los estados deben idear, diseñar e implementar políticas públicas
especialmente focalizadas en el tratamiento de riesgos. Y
recursos necesarios en cantidad y calidad para mitigar, reducir y/o eliminar peligros de diversa naturaleza, aplicando para ello la inteligencia artificial, el análisis de datos y modelos matemáticos, además de las metodologías ágiles que faciliten la resolución de tales cuestiones de manera rápida, expedita y segura.