Avanzar hacia la carbono neutralidad en América Latina y el Caribe podría traer grandes beneficios para sus habitantes. Si avanzamos hacia una transición justa, podrían crearse hasta 15 millones de empleos netos y contribuir en un 1% al crecimiento del PIB para 2030.
Los países de la región ya se han comprometido con alcanzar los objetivos del Acuerdo de París para el 2050, por lo que durante los próximos 30 años nos enfrentaremos a la ardua tarea de transformar nuestras economías para llegar a cero emisiones netas.
Este proceso no se dará de la noche a la mañana, ya que sectores clave como el agro, el uso del suelo, el transporte y la energía, entre otros, tendrán que implementar transformaciones esenciales para conseguir llegar a la carbono neutralidad en 2050. Estos cambios requerirán de la redistribución del gasto existente en un equivalente entre 2% y 5% del PIB en la región para proveer servicios de infraestructura, y entre el 5% y el 11% para atender desafíos sociales, lo cual, aunque traerá ventajas al largo plazo también traerá consigo implicaciones sociales, laborales y económicas. Por ende, será fundamental diseñar e implementar políticas y acciones para asegurar que dicha transición sea justa.
En este sentido, el BID apoya a los países de América Latina y el Caribe para que su transición a emisiones netas cero sea justa e inclusiva, identificando los principales desafíos que la región enfrenta y brindando una serie de políticas, iniciativas y herramientas que los gobiernos pueden llevar a cabo. En su más reciente publicación se plantean herramientas articuladas en 5 ejes clave para avanzar en la transición:
1. Planificar una transición justa
Antes de empezara a implementar acciones de transición justa, debemos diseñar un plan. Es esencial crear políticas e institucionalidad que permitan afrontar los retos de economía política que conlleva el proceso de descarbonización. Por ejemplo, incluir mecanismos de transición justa basados en evidencia dentro de estrategias climáticas nacionales como las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDCs) o las estrategias a largo plazo (LTS) , permitirán planificar acciones y financiamiento para apoyar la transición.
Asimismo, se propone hacer arreglos institucionales multisectoriales, es decir, involucrar a todas las partes relacionadas tanto del sector público como privado, para coordinar y alinear los objetivos y acciones que puedan dar paso a la transición.
2. Nuevas oportunidades de empleo y desarrollo de habilidades
La transición a la carbono neutralidad traerá repercusiones en el campo laboral; se crearán nuevos empleos, otros se eliminarán, y algunos se transformarán para poder adaptarse a nuevas prácticas y técnicas de trabajo. Este proceso requerirá de capacitar a los trabajadores en nuevas habilidades, proveerles apoyo económico durante la transición de una ocupación a otra, creación de procesos de certificación técnica y laboral, así como subsidios y apoyo para los trabajadores retirados.
La buena noticia es que, según un estudio de la OMT y el BID, si la transición a una economía libre de carbono se hace de manera justa e inclusiva, podríamos ganar en la región 15 millones de nuevos empleos netos. La carbono neutralidad podría aportar específicamente 22.5 millones de empleos en el sector agro, de energías renovables, uso de la tierra, construcción y manufactura, lo cual es casi 3 veces más que los 7.5 millones de empleos que se perderían con el cierre de la industria de combustibles fósiles.
Para avanzar en este sentido es fundamental que gobiernos y actores involucrados hagan uso de instrumentos como la estandarización de calidad de empleo, servicios públicos de empleo, el desarrollo y fortalecimiento de habilidades, y mecanismos de protección laboral, entre otros, para permitir que la distribución de los nuevos puestos de trabajo sea justa e inclusiva.
3. Minimizar el impacto en los hogares y garantizar que la transición no agrave la pobreza
Los precios en el consumo de electricidad, alimentos y la movilidad se verán afectados por la transición a la carbono neutralidad. Si bien en el mediano y largo plazo la energía renovable reducirá y estabilizará los precios, e incluso, serán mucho más baratos, en el corto plazo el aumento de impuestos y la reducción de subsidios a los combustibles fósiles incrementarán el costo de vida, afectando mucho más a los hogares de ingresos bajos.
Los alimentos podrían encarecerse debido al aumento de la demanda de mano de obra para la agricultura ecológica, los precios del transporte también podrían verse afectados por los cambios en las fuentes de energía, los métodos de movilidad y las inversiones públicas en transporte público.
Para evitar que la subida de los costes afecte a los hogares o incremente la pobreza en la región, es esencial que los gobiernos y las empresas se anticipen a los cambios de los precios antes de que afecten los hogares. ¿Cómo lo pueden hacer? Implementando, por ejemplo, programas de transferencias monetarias para a compensar, por ejemplo, los aumentos de precios en la canasta básica, o innovando los mecanismos de protección social para asegurar que los activos ecológicos sean aprovechados de manera sostenible.
4. Trabajar de la mano con comunidades y regiones
En la región, diversas comunidades y regiones han dependido históricamente de industrias basadas en la exploración, extracción y procesamiento de combustibles fósiles. En Chile por ejemplo, hay regiones en donde las centrales energéticas de carbón proveen casi el 4% del PIB local, y el 7,1% de los residentes de estas comunidades trabajan en estas centrales.
Cerrar las industrias fósiles sin planificar adecuadamente una transición justa traería impactos negativos a la cadena de valor regional, no solamente en los hogares, sino en restaurantes, hoteles, supermercados y toda la economía local.
Para reducir este impacto, sector público y privado deberán trabajar de la mano con dichas comunidades para desarrollar nuevos clústeres productivos e invertir en diversificar la economía local, creando así nuevas oportunidades para la comunidad.
5. Gestionar los impactos fiscales y financiar la transición justa
Las regiones y comunidades que dependen altamente de la productividad de industrias fósiles verán una reducción fiscal en sus presupuestos si la transición a la carbono neutralidad no se hace de manera justa. Más de 3 billones de dólares de regalías de petróleo y 200 mil millones de gas natural desaparecerán para el 2035. ¿Cómo pueden los gobiernos sopesar este déficit fiscal y avanzar en la transición? Compensando la reducción de los ingresos públicos a corto plazo y creando nuevas fuentes de ingresos a medio y largo plazo, por ejemplo, atrayendo inversión de otras empresas, incluidas las ecológicas, y diversificando las actividades económicas para palear la dependencia a los combustibles fósiles. También el desarrollo de alianzas público-privadas y la movilización de capital privado puede apoyar a financiar esta transición.
Para lograr lo anterior, tanto gobiernos como el sector privado deben contar con un respaldo que permita implementar políticas de descarbonización. Apoyar una transición justa requerirá entender el funcionamiento de los sectores productivos de cada región y comunidad, conocer cómo cada uno de ellos puede avanzar en la transición, reducir las barreras que impiden las transformaciones, y desarrollar mecanismos financieros que ayuden a reformar instituciones y financiar programas sociales.
Finalmente, podemos asegurar que sí es posible avanzar hacia una transición justa en la región. Gobiernos y actores involucrados continuarán trabajando para alcanzar los objetivos climáticos, y durante este proceso, será fundamental capitalizar los beneficios económicos y sociales que la descarbonización traerá, para garantizar que la transición sea justa e inclusiva. Los países deberán seguir desarrollando mecanismos que permitan distribuir los beneficios de forma equitativa al tiempo que mitigan los impactos negativos, promoviendo la creación de empleos de calidad y apoyando el desarrollo de habilidades, e incentivando las inversiones bajas en carbono al tiempo que incluyen a todas las partes interesadas en un diálogo continuo, para así, llegar a las cero emisiones netas.
Si quieres conocer a fondo las herramientas y políticas que el BID ofrece en materia de transición justa, entérate de mucho más descargando la publicación.
Leave a Reply