La era de la planificación ya está aquí. Como parte del crecimiento económico de los países, la infraestructura es uno de los caminos más importantes para cumplir las metas y compromisos que cada estado se ha propuesto. La infraestructura es el eje conductor de la visión a futuro de cada país, sin embargo, para que ésta sea sostenible y resiliente, se deben tomar en cuenta diferentes acuerdos y planes nacionales e internacionales. Los planes anuales de desarrollo, las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC), el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre otros, son metas que todos los gobiernos deberían esta cumpliendo. Esto hace que los países estén trabajando con una gran cantidad de procesos y políticas relacionados con la planificación.
Entonces ¿Cómo pueden los gobiernos planear efectivamente para un desarrollo a largo plazo, seleccionando los proyectos de infraestructura correctos para la puesta en marcha de esa visión a futuro? ¿cómo aseguran los gobiernos de que todas las metas y estrategias establecidas se hablen entre ellos y no se contradigan? ¿Cómo pueden asegurarse de que estos planes van a cerrar las brechas de servicios básicos y al mismo tiempo contribuir a los ODS? ¿Como pueden atraer al sector privado a invertir en la puesta en marcha de estos planes?
Perú nos responde todas estas preguntas a través de las buenas prácticas implementadas en su nuevo Plan Nacional de Infraestructura (PNI) lanzado este mes– con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y el Gobierno Británico – donde se hace énfasis en la Infraestructura sostenible (proyectos de infraestructura que son planificados, diseñados, construidos, operados y desmantelados de manera que garanticen la sostenibilidad económica, social, ambiental, climática e institucional durante todo el ciclo de vida del proyecto).
1. Perú cuantificó su brecha de Infraestructura como primer paso
El primer paso para el progreso es cuantificar la brecha a la que se enfrentan los gobiernos. No se puede manejar lo que no se puede medir. Este fue exactamente el primer paso que dio Perú. Con fondos del Programa de Infraestructura Sostenible (UKSIP) se contrató a la Universidad del Pacífico (UP) para la elaboración del cálculo y diagnóstico de la brecha de infraestructura a largo plazo (2019-2028) en Perú.
En la primera parte, se analizó el sustento metodológico del cálculo de la brecha de infraestructura. En la segunda, se presentan las diferencias entre este estudio actual y el estudio anterior realizado por la UP y la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN) del año 2015. En la tercera parte, se procede con el cálculo preliminar de la brecha de acceso básico a infraestructura y de la brecha de calidad en los sectores de infraestructura.
La dimensión de calidad es de suma importancia dado que, para cerrar la brecha de infraestructura, contar solamente indicadores de cobertura no es suficiente. Por ejemplo, si analizamos la infraestructura en educación básica, en términos de cobertura prácticamente no existe brecha, sin embargo, no podemos decir que las escuelas sean adecuadas cuando existen varias con riesgo estructural o muchas no cuentan con servicio de agua y saneamiento. Asimismo, en el sector salud se estima que un alto porcentaje de infraestructura existente necesita ser restaurada, ya sea porque no se encuentra en condiciones adecuadas o porque su diseño no se adapta a las nuevas modalidades de atención de salud. Por lo tanto, no basta simplemente con construir una escuela para asumir que la región ha alcanzado mejores niveles de educación, ni con construir un hospital para asumir que la región cuenta con servicios médicos asequibles. La calidad en el servicio es un factor determinante que debe ser considerado.
Por ejemplo, las cifras de acceso básico de conexión a la red pública de agua y de saneamiento alcanzan el 94% y 89% en áreas urbanas; y el 72% y 48% en áreas rurales respectivamente. Sin embargo, si el objetivo es el cumplimiento del indicador de la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, se estima que esos indicadores de cobertura con calidad a nivel nacional disminuyen a 50% y 30% respectivamente y la brecha aumentaría en US$36 mil millones.
Con el fin de alcanzar una reducción de brechas de infraestructura, el BID desarrolló en sus notas sectoriales recomendaciones de acciones que contribuyan al aumento de cobertura y a la mejora de la calidad de los servicios, con enfoque de sostenibilidad.
2. La resiliencia se incorpora como columna vertebral
La infraestructura pública moderna es la línea de base para la prosperidad nacional y el progreso económico. Es absurdo pensar que un país puede prosperar si pierde acceso a su infraestructura energética, de agua o de transporte debido a riesgos climáticos y falta de resiliencia. La infraestructura es la arteria que da vida a una economía, por tanto, ignorar la importancia de su resiliencia a los desastres naturales y cambio climático es como ignorar la importancia de la prosperidad nacional.
Por ejemplo, la infraestructura vial de Perú es afectada por los efectos negativos del cambio climático y por el aumento de desastres naturales, principalmente deslizamientos y desbordes de ríos. El último evento, denominado Fenómeno del Niño Costero que se produjo en marzo de 2017, evidenció la poca resiliencia de la infraestructura: unos 400 puentes fueron afectados, así como 2.600 km de la red vial nacional y 7.000 km de la red vial subnacional. La recuperación de estas pérdidas de la infraestructura vial requerirá un nivel de inversión de US$ 3.000 millones, de acuerdo con el Plan de Reconstrucción, recientemente aprobado por el Gobierno Peruano.
Con el fin de incorporar la resiliencia como columna vertebral en el PNI, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) – implementando el programa de Infraestructura Sostenible (UKSIP) con fondos del Reino Unido – apoyó al Ministerio de Finanzas (MEF) desarrollando notas estratégicas sectoriales donde se describe el contexto, el marco político sectorial y se presentan las pautas de acción a largo plazo para mejorar la resiliencia de cada sector de la economía.
3. La Innovación y Sostenibilidad son ejes centrales en la estrategia del PNI
Un crecimiento constante requiere un compromiso con la estrategia y la innovación. El aferrase a las maneras usuales de entregar servicios energéticos, de transporte y agua presenta un riesgo de estancarse con activos varados en un futuro de mediano y largo plazo.
El ciclo de vida de un activo promedio de infraestructura es de 50 años, por lo tanto, las decisiones que hagan los gobierno hoy producirán un efecto lock- in del tipo de economía que el país tendrá en décadas por venir.
Perú le ha apostado a un futuro próspero donde la innovación y la sostenibilidad son catalizadores de crecimiento. Para incorporar las dimensiones de sostenibilidad, se aplicó el Marco de Infraestructura Sostenible del BID donde se reflejaron aspectos de sostenibilidad económica y financiera, ambiental, social e institucional en cada uno de los sectores.
Por ejemplo, en el sector energético se identificó prioritario el institucionalizar la planeación sostenible dentro el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), para que se detecten a tiempo necesidades de inversión. El suministro energético sostenible seguro, confiable, oportuno y accesible para todos los sectores económicos y sociales del país respeten al medio ambiente resulta determinante para el crecimiento económico hacia el desarrollo sostenible y para comenzar su camino hacia la descarbonización.
Es así como, integrando numerosas consideraciones ambientales, sociales, de innovación y de resiliencia climática durante la fase temprana de un proceso de infraestructura, el Perú alcanzará un crecimiento económico sostenible.
Danilo Padilla dice
interesante lo que planteo, hay otras vías en contexto particular para alcanzar dichas metas de las diferentes agendas, cambio de comportamiento de los diferentes actores del desarrollo. estamos en ese trabajo y hemos avanzado..