El cambio climático es una amenaza a nivel mundial, ¿cómo responder entonces de forma efectiva para lograr que nuestro planeta sea más sostenible? Teniendo en cuenta que el sector de infraestructura es responsable del 70% de las emisiones globales, es fundamental el desarrollo de infraestructuras cuya planificación, diseño, construcción, operativa y desmantelamiento sean sostenibles no solo a nivel económico y financiero sino también a nivel social y medioambiental. De esto mismo hablamos cuando nos referimos a la infraestructura sostenible.
Dado que los servicios de infraestructura (agua, saneamiento, residuos sólidos, transporte, energía y urbanización) vertebran el desarrollo económico, la infraestructura sostenible tiene la capacidad de contribuir a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas y a la recuperación económica global tras la pandemia del COVID-19. Por ende, la infraestructura sostenible puede mejorar la calidad de vida de las personas, disminuyendo la desigualdad social, impulsando la productividad económica y minimizando su impacto en el medioambiente.
Compartimos aquí cuatro puntos fundamentales para trabajar por una infraestructura más sostenible:
1.Tener una visión en común
Es necesario contemplar una definición y visión en común de lo que significa la infraestructura sostenible, para ayudar a identificar las oportunidades para integrar la sostenibilidad desde las fases tempranas de los proyectos. Esto incluye construir herramientas e indicadores estándares de desempeño y de resultados que faciliten la comparación de las distintas alternativas disponibles.
2. Las alianzas público-privadas
Las inversiones en la infraestructura sostenible son costosas, complejas y planteadas a largo plazo. Es por esto que suelen requerir la participación del sector privado. En este sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha desarrollado un Marco Integral de Infraestructura Sostenible con el que se busca favorecer la vinculación, calidad y sostenibilidad de las inversiones, lo que ayuda a aumentar su alcance y garantizar a su vez la solidez de los proyectos de infraestructura.
3. La sociedad civil
Es necesario también implicar a la sociedad civil en los contextos institucionales desde el inicio del ciclo de vida de estos proyectos, para garantizar que la soluciones que ofrecen estén adaptadas a a las necesidades y requerimientos de las comunidades beneficiarias, de manera sostenible.
La sostenibilidad social implica un reconocimiento de los impactos y beneficios que puede tener un proyecto de infraestructura en la comunidad, especialmente en los sectores más vulnerables y en situación de pobreza.
4. La perspectiva de género
Es necesario incluir el enfoque de género en el desarrollo de políticas sectoriales a todos los niveles, lo que redundará en fomentar acciones como proporcionar capacitación técnica y financiera a las mujeres, o, en el ámbito de la infraestructura sostenible, facilitar su acceso a servicios de calidad en igualdad de condiciones a través de su participación activa.
Según un informe del BID con la Organización Internacional del Trabajo, las estrategias innovadoras para lograr cero emisiones para 2050 podrían generar hasta 15 millones de empleos en América Latina y el Caribe (ALC) para 2030. El papel fundamental que juegan las mujeres en el crecimiento económico y la disminución de la pobreza en la región es especialmente importante en los ámbitos de innovación, pues se ha demostrado que, a mayor igualdad de género en las empresas, mayores son las tasas de innovación y crecimiento de estas.
¡Aprende más sobre la infraestructura sostenible!
El BID, a través de la plataforma EdX, ofrece un curso gratuito en línea denominado “Infraestructura Sostenible” en el cuál podrás aprender sobre los distintos aspectos del desarrollo de los proyectos de infraestructura sostenible en mayor profundidad. Regístrate en el curso pinchando aquí.
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