Las innovaciones han permitido a la humanidad cumplir sueños que parecían imposibles. Volar, posarse sobre la superficie de la luna, vivir gracias al corazón de otra persona… Con frecuencia, asociamos el término “innovar” con avances y logros tecnológicos. Sin embargo, el principal motor de cualquier proceso innovador se oculta en lo más profundo del cerebro del ser humano. Los sueños comienzan a transformarse en realidad cuando en el individuo se produce un cambio de chip, es decir, de mentalidad, que desencadena una cadena de variaciones y de procesos que comienzan a nivel individual y se expanden hacia el plano colectivo.
Ese cambio de chip es el arma innovadora más poderosa y transformadora sobre la faz de la tierra. Una herramienta capaz de mandar a un ser humano al espacio o de esquivar a la muerte gracias al latido de otro ser humano.
Según la Real Academia Española, innovar es “mudar o adulterar algo, introduciendo novedades”. Innovar es buscar soluciones nuevas a problemas viejos. La inequidad es para la humanidad un problema tan viejo como el deseo de volar o el de esquivar a la muerte. Fomentar, acompañar y sistematizar cambios innovadores en diversas personas pueden provocar profundos cambios que logren reducir el reto de la inequidad en América Latina y el Caribe.
La Iniciativa Salud Mesoamérica ha trabajado por seis años con ocho países de Mesoamérica: Honduras, Guatemala, El Salvador, Belice, Panamá, Colombia, República Dominicana.
Con el objetivo de provocar que estos pequeños cambios de chip provoquen grandes innovaciones transformadoras, enfocadas a disminuir las brechas de equidad en salud, especialmente para las mujeres y los niños del 20 por ciento más pobre de su población.
Los datos demuestran que seis años de provocar cambios de chip han logrado importantes innovaciones y logros colectivos en la reducción de brechas en la cobertura y calidad de la población más pobre. Los resultados han sido verificados externamente mediante encuestas de hogares y de establecimientos de salud por el Instituto de Métricas y Evaluación en Salud de la Universidad de Washington (IHME por sus siglas en inglés).
Dos datos resumen los logros obtenidos en la lucha contra la inequidad.
- En las áreas de intervención, la evaluación de impacto de la ISM reveló una mejora de 20 puntos porcentuales en el manejo de complicaciones obstétricas y neonatales (entre 2013 y 2017) en el 20% más pobre de la población comparado con áreas sin intervención.
- Entre el 2011 y el 2017, en las áreas más pobres de El Salvador focalizadas por la ISM, la cobertura de parto institucional por personal calificado incrementó de 86% a 98%. Con ello, se eliminó la brecha de cobertura entre el quintil más pobre y el promedio nacional, que en 2014 era de 98%.
La clave de estos resultados está en los cambios de chip individuales y colectivos del sistema de salud generados durante estos últimos seis años. Innovaciones y nuevas formas de pensar que han sido adoptadas por personal de salud local de todos los niveles. Estos cambios de comportamiento ayudaron a mejorar la salud materna y neonatal en una comunidades en Nicaragua y El Salvador y en un hospital en Belice.
Un cambio de chip en la aldea de Fila Grande
Petronilo Gaitán es líder comunitario en la comunidad de Fila Grande, en Nicaragua, donde apenas viven 1.400 personas y 160 familias. Petronilo no dispone de innovaciones digitales para gestionar su trabajo, pero sí que ha transformado su manera de atender a su comunidad para lograr solucionar el reto que afrontaban: reducir la mortalidad materna y neonatal, especialmente con la estrategia de espaciamiento de los embarazos, y la atención del parto y recién nacido con personal calificado.
Petronilo maneja con precisión los datos de todas las mujeres en edad fértil (290) y conoce cuántas están planificando un embarazo (190). Tiene, además, una estrategia para ganarse su confianza, para conversar con ellas semanalmente y explicarles, con apoyo de rotafolios, los métodos de los que disponen las mujeres de su comunidad para planificar sus familias.
En su tarea, Petronilo ha encontrado asistencia en el material y el conocimiento necesario que la Iniciativa Salud Mesoamérica y el Ministerio de Salud en Nicaragua le han provisto.
En palabras de Petronilo: “antes de que llegara la ISM siempre había en mi comunidad 25 mujeres embarazadas permanentemente; ahora apenas tenemos ocho mujeres de manera consecutiva. Esto ha ayudado a que no se mueran las mujeres y a que no haya embarazos no planificados”
Replantearse viejos problemas para encontrar nuevas soluciones
El caso de Petronilo Gaitán, afortunadamente, no es aislado. Todas las personas e instituciones que han asimilado el modo de trabajo de la Iniciativa se replantean y repreguntan los problemas, considerando las metas establecidas a nivel subnacional, los instrumentos y medios con los que cuentan y las oportunidades que deben de aprovechar para provocar cambios profundos que logren transformar los sistemas de salud de sus comunidades y sus países.
Lucha contra la anemia con cambios de comportamientos
Josué Benjamín López es un promotor de salud que atiende a la comunidad de San Cristóbal Masahuat en El Salvador. A su cargo tiene visitar y controlar la salud de 437 familias que viven en situación de exclusión. Para llevar a cabo su trabajo, Josué también ha implementado una transformación de su sistema interno. El promotor de salud ha identificado el principal reto que afronta su comunidad: evitar que los 57 niños de entre seis meses y dos años de su comunidad enfermen de anemia por la mala nutrición.
Para afrontar este desafío, se implementó una herramienta llamada “listado integral del niño”, que permite a cada promotor de salud hacer un seguimiento nominal de cada niño de su comunidad y controlar si ha tomado las dosis de micronutrientes contra la anemia que tienen asignada. De esta manera, vigilando y monitorizando los casos, uno a uno, Josué Benjamín López reconoce que desde que empezó a trabajar en el contexto de la ISM la anemia ya no es una problema de salud para los niños que viven en la comunidad de San Cristóbal Masahuat.
En este caso, la ISM no sólo propiciado una transformación en la manera de trabajar de Josué y del resto de los promotores de salud de El Salvador, sino que también ha facilitado una innovación que contribuye a agilizar los procesos y hacerlos más eficientes.
En Belice, los cambios de comportamiento acompañan la transformación digital
En algunas ocasiones, los cambios fomentados por la ISM se producen tanto en las personas, como en un software de computadora. Es el caso de los empleados de salud del Hospital de Belmopán en Belice, donde el acompañamiento de la ISM ha permitido desarrollar una aplicación digital que facilita la visualización de los datos generados por los hospitales que miden mensualmente estándares e indicadores relativos a atención del parto y de recién nacidos y de las complicaciones que pueden surgir y son causa de muerte prevenibles.
El análisis de los datos permite a los equipos de salud tomar las decisiones correctas, aprender de los errores y revisar de manera integral y casi en tiempo real la información recolectada. Shanta Gardener, responsable de estadística de del Hospital de Belmopán, reconoce que, gracias a esta tecnología transformadora, los trabajadores pueden analizar de manera exhaustiva “cómo evolucionan y se gestionan las complicaciones maternas; se pueden ver las tendencias, la evolución, los errores y las necesidades que se van generando”. Esta transformación individual, colectiva y tecnológica que se ha gestado en el hospital de Belmopán está permitiendo salvar la vida de mujeres y de niños.
Espíritu transformador para eliminar las brechas de servicios de salud
El espíritu transformador de la ISM se ha extendido en los últimos años por todos los niveles: desde la pequeña comunidad de Petronilo en Nicaragua, hasta el principal hospital de Belice en Belmopán, pasando por todos los niveles de los servicios de salud: desde los promotores hasta los ministros. Todas las personas involucradas en este proyecto en los ocho países de la región mesoamericana hemos interiorizado el trabajar por un objetivo común: eliminar las brechas de acceso a servicios de salud de calidad que sufren las mujeres y los niños más pobres de la región. El acompañamiento de la ISM ha permitido no sólo identificar las metas, sino también movilizar los recursos necesarios (financiamiento externo, apalancamiento nacional, acceso a tecnología, provisión de asistencia técnica).
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