Ataviados con Equipos de Protección Individual (EPI) y recorriendo las comunidades más desfavorecidas para asesorar a los profesionales en los centros de salud, la lucha contra la malaria en los países mesoamericanos no se detiene a pesar de que el foco actual es la pandemia. Si bien el COVID-19 ha supuesto un inesperado reto para la estrategia de la Iniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria (IREM), ya se han reajustado los planes, aumentado la seguridad de los equipos de profesionales y revisado los protocolos, por lo que el objetivo sigue firme: eliminar la malaria de la región mesoamericana para el año 2022.
El COVID-19 y la malaria en Mesoamérica
La pandemia del COVID-19 en la región ha supuesto un motivo más para reforzar la detección precoz de posibles casos de malaria ya que la fiebre alta, el malestar y el cansancio son síntomas comunes de ambas enfermedades. Por eso, ahora más que nunca urge detectar y diagnosticar con la mayor rapidez posible cada caso y tratarlo de manera rápida para cortar a la brevedad la cadena de transmisión.
La metodología que la IREM está utilizando para eliminar la malaria está basada en la detección y diagnóstico de cada nuevo caso en las primeras 48 horas, su correcto tratamiento en las siguientes 24 horas y la posterior investigación de posibles casos entre los contactos de cada nuevo caso.
Esta estrategia, conocida como detección, diagnóstico, tratamiento, investigación y respuesta (DTIR) requiere de una gran concientización, especialmente por parte de la población, para identificar los signos y síntomas de la malaria dando un alto nivel de alerta entre los equipos de salud que trabajan en estas áreas. Cada caso nuevo de fiebre puede representar el comienzo de un foco que hay que detener con la mayor celeridad posible. Esta estrategia sirve tanto para detener los focos de malaria como, en la actualidad, para identificar de manera temprana los nuevos casos del COVID-19.
El trabajo de la IREM
La IREM trabaja desde 2019 en una gran red en 10 países incluyendo México, los países de Centroamérica, Colombia y República Dominicana para detectar cada nuevo caso de malaria junto con los ministerios de salud de los gobiernos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y socios como la Organización Panamericana de la Salud (OPS). De esta forma, se han identificado 257 focos activos de malaria en la región mesoamericana.
Una vez localizados estos puntos activos de transmisión, el trabajo de la IREM se ha centrado en elaborar planes específicos para cada uno de los focos con el objetivo de definir los mecanismos más útiles que garanticen el rápido diagnóstico y tratamiento por parte de los equipos de salud locales.
En la actualidad, la IREM, en colaboración con los países de la región ya ha elaborado 250 microplanes y ha identificado a 98 equipos de gestión locales para la implementación de los planes; 35 de estos equipos ya están detectando, diagnosticando, tratando y dando respuesta a cada nuevo caso de malaria que surge en sus respectivos focos. Es claro que se ha llevado una lucha cuerpo a cuerpo contra la malaria, a pesar de la actual pandemia del COVID-19.
Algunos países como El Salvador y Belice están ya muy cerca de lograr el objetivo de eliminar la malaria, puesto que no se ha detectado ningún nuevo caso en el último año. El resto de los países sigue avanzando hacia el objetivo de eliminar esta enfermedad y demostrar que, con una metodología eficaz, alianzas sólidas y objetivos claros es posible erradicar enfermedades que parecían invencibles.
¿En tu país hay casos de malaria? ¿Cómo los tratan dada la situación de la actual pandemia del COVID-19? Cuéntanos en la sección de comentarios o menciona a @BIDgente en Twitter.
Sobre la IREM
Los elementos centrales de la Iniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria (IREM) son el abordaje regional, la mejora de la calidad, el fomento de una cultura de aprendizaje y la asistencia técnica estratégica y operacional enfocada en la eliminación de la malaria.
La implementación de la IREM es apoyada a través de un fondo fiduciario de múltiples donantes administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los cooperantes y patrocinadores de esta Iniciativa son la “Bill & Melinda Gates Foundation”, “The Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria” y la Fundación Carlos Slim. Además, cuenta con el apoyo de socios técnicos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Clinton Health Access Iniciative (CHAI), la Secretaría Ejecutiva de COMISCA y el Proyecto Mesoamérica.
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