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Por Martín Sabignoso.
Lograr la cobertura de salud universal y asegurar el acceso a servicios esenciales de calidad es uno de los pilares que conforman los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero obtener más recursos para los sistemas sanitarios no será suficiente para lograrlo si los fondos disponibles no se utilizan de manera más equitativa y eficiente.
Bajo esa premisa, países de todo el mundo están implementando programas de financiamiento basado en resultados (FBR) dirigidos a gobiernos, proveedores y/o trabajadores de la salud, con el objetivo de incentivar mejoras en la provisión y la calidad de los servicios de salud.
Una estrategia global
Su uso se ha expandido notablemente en los últimos años. Lo utiliza China para ampliar servicios en zonas rurales, Australia para mejorar el cuidado de personas que padecen Diabetes o asma, Burundi para brindar mejor atención a niños y mujeres embarazadas y Francia para estimular la prescripción de medicamentos genéricos.
La región de América Latina y el Caribe también es parte de esta corriente global. El Programa Sumar de Argentina, el PMAQ-AB de Brasil, el Programa de Descentralización de Servicios de Salud de Honduras, las Metas Asistenciales de Uruguay o la iniciativa Salud Mesoamérica son algunas de las estrategias de FBR que se han desarrollado en la región.
En general, todas ellas se han propuesto mejorar la cobertura pública de servicios preventivos para las poblaciones más vulnerables, que se encuentran en situación de pobreza o no poseen cobertura formal de salud. Si quieres aprender más sobre el financiamiento basado en resultados en la región, visita la RED CRITERIA*.
5 contribuciones destacadas del FBR
1. Romper la inercia de la simple ejecución presupuestaria (asociada exclusivamente a gastos de infraestructura, bienes, insumos y recursos humanos), al asociar la transferencia de fondos al cumplimiento de objetivos y a la provisión efectiva de servicios de salud.
2. Aumentar la capacidad de influencia de los Ministerios de Salud y de las instituciones financieras para orientar con mayor eficacia la gestión de los gobiernos locales y de los proveedores de salud.
3. Asegurar que recursos tangibles lleguen a los establecimientos pertenecientes al primer nivel de atención y ampliar su autonomía para gestionar los fondos recibidos en concordancia con las necesidades locales.
4. Contribuir sustantivamente a la mejora de los sistemas de información al vincular la asignación de fondos al envío de datos y al desarrollo de una cultura de medición sistemática del desempeño de la red asistencial.
5. Contribuir a la mejora de la provisión y la calidad de servicios de salud priorizados.
Activando el potencial de esta estrategia
Obviamente, el FBR no es perfecto. Como todos los mecanismos de financiamiento, tiene:
- limitaciones inherentes a su naturaleza: complejos y más altos costos de administración, potencial sobre-registro de servicios o desatención de servicios no incentivados y;
- limitaciones propias de falencias en su diseño o implementación: métricas deficientes, insuficiente autonomía de los proveedores para responder a los incentivos o debilidades en la verificación de los resultados.
La experiencia muestra que el FBR funciona mejor cuando se usa en combinación con otras modalidades de pago y cuando forma parte de una estrategia más amplia. Es el caso de Estonia, Turquía y Portugal, donde el FBR fue parte de un proceso transformador que también abarcó reformas organizacionales a nivel macro y micro, cambios en la distribución y formación de los recursos humanos y la reingeniería de los sistemas de información.
El mayor desafío en la región para sostener y ampliar la capacidad transformadora del FBR es mejorar su alineamiento con otras políticas sanitarias y, en particular, con otros modelos de financiamiento para mitigar sus limitaciones y potenciar sus virtudes. Con aproximadamente 15 años de experiencia acumulada, es clave que la región avance en la institucionalización de las modalidades de FBR como parte de un sistema integral de financiamiento y no como iniciativas efectivas pero aisladas.
También es oportuno comenzar a enfocar el FBR hacia nuevos objetivos, como mejorar la coordinación de los cuidados que demandan las enfermedades crónicas o la gestión de los servicios hospitalarios. Al final del día, estas estrategias harán su parte para mejorar el acceso y la calidad de la salud para todos, especialmente los más vulnerables.
¿Qué mecanismos de financiamiento utiliza tu sistema de salud? En la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter, dime cómo ese sistema asigna los recursos y te diré qué resultados está promoviendo.
Martín Sabignoso es especialista en salud en la RED CRITERIA.
*CRITERIA es una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que busca apoyar a los países de la región para que cuenten con la evidencia e instituciones requeridas para el mejoramiento de la asignación y priorización del gasto público en salud. A través del fortalecimiento de procesos, la promoción del trabajo colaborativo y el intercambio de conocimiento y experiencias sobre priorización en salud, CRITERIA propone ideas y alternativas para avanzar hacia la cobertura universal en salud en un contexto de recursos restringidos y costos crecientes. Si quieres ser parte de esta Red, suscríbete AQUÍ.
Danilo Padilla dice
lo esencial para nuestra región es la prevención de las enfermedades, pero no con antibióticos, si no poniendo a la ingeniería al servicio de la salud.