Con apoyo del BID, tres artistas caribeños participaron en el desarrollo de aplicaciones basadas en blockchain y protocolos abiertos para encender la chispa de la innovación en la música. Te contamos sus reacciones luego asistir al laboratorio de verano de la Open Music Initiative (OMI), un proyecto que explora cómo las tecnologías pueden mejorar la compensación de los artistas y titulares de derechos de autor.
“La forma en que hacemos música ha cambiado en la era digital. Ahora podemos escuchar nuestras canciones favoritas desde cualquier lugar y a través de medios inimaginables hace algunos años, como nuestros teléfonos o relojes. Todo ha cambiado, ¿cierto? Todo, excepto los conceptos y construcciones que la industria de la música usa para recolectar y distribuir las ganancias, que han seguido la misma lógica desde la creación de la antigua pianola”, afirma Panos Panay, director general del Instituto Berklee para el Emprendimiento Creativo y fundador de la OMI.
“La revolución digital ha impulsado la creatividad y creado grandes oportunidades, pero también trajo consigo desequilibrios inesperados que, rápidamente, se convirtieron en un dolor de cabeza para los productores de la industria musical”, refiere Ignacio de León del BID. Un dolor de cabeza que, según este especialista, suena más como un corazón roto.
Los ingresos de los músicos y las discográficas cayeron en picada y nunca fueron completamente compensados por la nueva economía en línea. Mientras que muchos se acostumbraron a disfrutar de la música de forma gratuita, otros trabajan casi sin percibir prácticamente nada. Una verdadera lástima, que ninguna melodía, aún la más dulce, ha logrado mitigar.
Esto ha afectado desproporcionadamente a los países en vías de desarrollo. Es el caso de muchas naciones caribeñas donde las industrias culturales, y en particular la música, constituyen un catalizador fundamental para sus economías y representa el sustento para más del 5% de la población.
Blockchain y protocolos abiertos para mejorar compensación de artistas
Para ayudar a corregir estos problemas, como los de fugas en los pagos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) patrocinó el Laboratorio de Verano 2017 de la OMI que tuvo lugar en Boston, en el marco un proyecto que explora el uso de nuevas tecnologías como el blockchain para dar sustentabilidad a una industria creativa esencial para la economía de América Latina y el Caribe. En específico, la OMI está creando un protocolo de fuente abierta (API) para la identificación uniforme de los titulares de derechos de autor y creadores en la música.
“En ese laboratorio humano, 20 participantes de todo el mundo desarrollaron prototipos funcionales basados en tecnologias como blockchain. La naturaleza descentralizada de esta tecnología podría propiciar una mayor transparencia en lo que respecta a propiedad intelectual”, explica Kayla Grant consultora de programas de innovación en el BID.
Tres artistas y productores del Caribe, seleccionados mediante un proceso competitivo, fueron escogidos para participar en ese laboratorio de verano: Daniel “Chino” McGregor y Shawn Kalieba de Jamaica, y Johann Chuckaree de Trinidad y Tobago. Ellos tuvieron la oportunidad de capacitarse y experimentar algunos de los primeros prototipos de aplicaciones creados a partir de la API de OMI.
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A continuación, presentamos las reacciones de los tres músicos caribeños después de probar tres de las nuevas aplicaciones desarrolladas durante el laboratorio de la OMI: Fiber, Echowe y Lüm.
Tres prototipos innovadores
1- Fiber
Un reproductor de medios que nos narra la filosofía de una canción haciéndola visible mediante realidad virtual
Los diseñadores de FIBER vieron la oportunidad de renovar la imagen de la música y cambiar la forma en que las personas la experimentan, ya no solo como un telón de fondo para nuestra vida, sino como una experiencia primordial. Con esa idea en mente crearon un reproductor multimedia que pretende devolver la humanidad a la música a través de una experiencia virtual que es generada a partir de datos capturados por la API de OMI.
Chino McGregor:
“Usando gafas de realidad virtual puedes viajar a través de una canción y conectarte con las fuentes de inspiración, las letras y las historias de personas reales detrás de una composición. A veces parece una locura, pero en el sentido de que es realmente divertido. Funciona como una especie de videojuego para cada canción. Y puedo imaginarme a los fans, según como estén de ánimo, jugando con sus canciones favoritas y conectando a un nivel intenso, con el alma de los artistas. Lo cual es genial, cool“.
2- Lüm
Un nuevo servicio que permite capturar y analizar momentos emocionales únicos en una presentación en vivo para artistas y empresas involucradas en la industria de la música. La idea detrás de Lüm es aprovechar al máximo la experiencia de la música en vivo y la interacción entre el artista y el público.
Shawn Kalieba:
“Los músicos se presentan constantemente en vivo. Los espectáculos, las giras, son nuestra forma de vida ahora, por eso creo que LÜM tiene aplicaciones inmediatas. En realidad, podríamos comenzar a usarla ahora mismo si estuviera disponible. Durante un concierto, todos podrían tener la aplicación abierta en sus teléfonos inteligentes, y mientras se desarrolla el evento, esta podría registrar las reacciones corporales del usuario durante cada segundo. A partir de allí se generan gráficos increíbles que luego podrían ser usados como parte del espectáculo.
Pero lo mejor es que tienes una conexión en tiempo real con cada uno de los individuos en la audiencia lo que te permite medir el ánimo y reaccionar de inmediato. Me refiero a que la conexión entre un músico o un DJ con el público es clave para su éxito y aquí es posible gracias a la tecnología. Además, es un modo de mantener esa conexión con tu audiencia después del evento y estos datos se podrían usar para crear música aún más interesante”.
3- Echowe
Un mercado de muestras musicales en el que los titulares de los derechos de autor pueden establecer la intención de su producción, de modo que esta pueda actuar por sí misma, como si estuviera viva.
Shawn Kalieba:
“Si tienes la oportunidad de escuchar mi producción más reciente, Love is All Riddim, puedes notar que utilicé la misma muestra, la base musical para cinco artistas y canciones diferentes. Lo que ECHOWE nos brinda es la oportunidad de hacer más de eso, porque puedes crear más composiciones diferentes para que todo el mundo las use abiertamente y al final, sabes que obtendrás tu dinero de vuelta porque el blockchain realiza un seguimiento de qué usos se le dan a tu música”.
Chino McGregor:
“Es como un sueño hecho realidad”. Como un Internet de sonidos. Puedes ir allí y obtener la música que necesitas para una canción que tienes en mente, o puedes poner tu música allí para que la use otro artista o productor. La gente no está robándote las ideas sino colaborando para componer juntos y a todos se les paga. No está nada mal“.
Los organizadores reconocen que a los músicos y diseñadores de software que participaron en el Laboratorio de Verano de la OMI prácticamente se les encomendó “un milagro”: En unas pocas semanas debían diseñar, iterar y presentar un prototipo de un producto que satisfaciera las necesidades de los creadores, del mercado y de las instituciones involucradas en la OMI. El objetivo era probar el funcionamiento de la API y ofrecer un entrenamiento práctico a los becarios.
Sus resultados, los prototipos, son en realidad una muestra muy experimental de lo que se podrá lograr con la API. Para más información visitar esta web.
Terminado el Laboratorio de Verano, la OMI dio inició una serie de hackatones en varias ciudades, involucrando a grandes corporaciones y estrellas de la música. Así se seguirán desarrollando un conjunto de nuevas aplicaciones que pronto serán mostradas al mundo y darán comienzo a una nueva era para la industria musical.
Este artículo forma parte de una serie de blogs sobre tecnologías digitales, blockchain e innovación en la industria musical
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