Con sorpresa presenciamos el auge de la política de ciencia, tecnología e innovación en Paraguay. Ahora esperamos que los buenos vientos continúen.
Los principales indicadores vinculados a las actividades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) aumentaron en Paraguay desde 2011, luego de casi dos décadas de un comportamiento bastante modesto. El crecimiento le permitió acortar brechas, pero el país mantiene su situación de rezago en el continente (entre los tres peores a nivel regional para el esfuerzo en Investigación y Desarrollo respecto al Producto Interno Bruto (PIB) y casi una cuarta parte del promedio regional).
¿Qué produjo el salto? Simple: el sector público, que es el principal inversor en CTI del país (explica el 50% si se excluyen las universidades nacionales), creó en 2013 un fondo de desarrollo con recursos de las regalías generadas por la venta de energía de la central hidroeléctrica de Itaipú a Brasil y alimentó el presupuesto de las políticas de apoyo a investigación y desarrollo (I+D), formación de capital humano avanzado, calidad y algunas instituciones del entorno. En efecto, se trata de un fondo de desarrollo a la Noruega con asignación específica de los recursos con vigencia hasta 2023, pero en tierra guaraní.
En Paraguay, la organización del sistema nacional de ciencia y tecnología es tardía (el marco institucional nació por una ley de 1997, luego modificada y ampliada en 2004) si se compara con Brasil, Argentina, Chile o Colombia. En la primera década (1997-2006) prácticamente no hubo programas de apoyo a ciencia, tecnología e innovación. Entre 2007 y 2013 el promedio de ejecución anual de toda la política de CTI fue de US$2,2 millones, debido a la ejecución de los primeros programas públicos. Pero entre 2013 y 2021 el promedio anual llegó a US$22,7 millones.
En consecuencia, entre 2007 y 2021 la política pública de CTI invirtió poco más de US$195.3 millones a través de diferentes programas.
Un puñado de buenas decisiones
¿Cómo fue posible dar ese salto en la inversión? Convergieron decisiones positivas respecto a gobernanza, diseño y ejecución, con la acumulación de capacidades en algunas instituciones:
- Gobernanza público-privada: a través consejos o comités estratégicos y de asignación de recursos gobierno y sector privado se complementaron.
- Diseño según buenas prácticas internacionales: los programas públicos incorporaron el aprendizaje de instituciones regionales o extra regionales.
- Creación de capacidades incrementales en pocas instituciones confiables para el entorno: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT (absorbió el 67,6% de los recursos), y el Ministerio de Hacienda (el restante 32,4%) concentraron la política de CTI. En ambos casos hubo programas previos de baja escala que permitieron formar equipos e implementar los procesos de trabajo básicos. La creación de una plataforma en línea para realizar convocatorias por parte de CONACYT fue un bien colectivo usado por todos los programas.
- Especialización en instituciones: CONACYT se concentró en el apoyo a I+D, innovación, emprendimiento y calidad, mientras el Ministerio de Hacienda lo hizo en las becas de posgrado. Además, ambos tuvieron representaciones cruzadas en sus gobernanzas.
El destino de las inversiones pone en evidencia las prioridades, y ayuda a explicar los resultados. Las actividades de I+D concentraron el 55,2% de los recursos, las becas de posgrado acumularon 33,5%, el apoyo a la innovación representó el 4,5% y la política de calidad el 1,3%.
Frutos disparejos de la política de CTI
Con inversiones crecientes como las mencionadas, el porcentaje de I+D respecto al PIB en aumentó continuamente desde 2011 a 2017 (de 0,04% a 0,15%; ver gráfico 2), recortando la brecha con el promedio de América Latina y el Caribe (ALC) (0,69 y 0,66%). Entre 2018 y 2020 no hubo crecimiento.
Los indicadores de cantidad de investigadores, publicaciones y patentes mejoraron, pero no en todos los casos se recortó la brecha con la región. La cantidad de investigadores aumentó, pero menos que en América Latina y el Caribe (ALC). Se registró un fuerte aumento en las publicaciones en SCOPUS (la mayor base de resúmenes y referencias bibliográficas de literatura científica revisada por pares) con más de 18.000 títulos de 5.000 editoriales, lo cual significó una reducción en la brecha regional. Finalmente, la cantidad de patentes otorgadas aumentó, mientras las solicitadas se mantuvieron sin cambios durante casi una década (algo similar ocurrió en ALC). En ambos casos, sin embargo, las bajas cantidades constituyen el elemento destacado.
Paraguay cierra las brechas con ALC
I+D/PBI | 2011 | 2017 | Investigadores | 2011 | 2019 |
Paraguay | 0,04 | 0,15 | Paraguay | 0,43 | 0,47 |
ALC | 0,69 | 0,66 | ALC | 1,59 | 2,23 |
Publicaciones Scopus | 2011 | 2020 | Patentes solicitadas | 2011 | 2020 |
PY | 1,6 | 6,6 | PY | 355 | 354 |
ALC | 17,3 | 28,7 | ALC | 63770 | 55034 |
Patentes otorgadas | 2011 | 2020 | |||
PY | 4 | 28 | |||
ALC | 19919 | 37203 |
¿Es mucho pedir que la primavera continúe en Paraguay?
A pesar de los incrementos mencionados, la Primera Encuesta de percepción pública de la ciencia y tecnología, realizada por CONACYT en 2016, indica que el 91% de los encuestados no conoce alguna institución que se dedique a hacer investigación científica y tecnológica en el Paraguay. El 6,1% reconoce a CONACYT. Es decir, se necesita aplicar un esfuerzo sostenido en el tiempo para que la política de CTI sea conocida.
El aumento de la inversión pública en CTI debido a recursos del fondo de regalías se ha desacelerado a partir de 2018. El desafío es mantener la corriente de inversiones. Una alternativa es renovar el fondo de desarrollo cuyo cierre está previsto para 2023, y complementarlo con aportes privados. Sin esas inversiones es imposible cerrar las brechas con la región, pero eso no es todo.
Las inversiones en I+D y capital humano avanzado se consolidaron en programas bien establecidos, con recursos importantes que lograron el reconocimiento de la sociedad y las comunidades beneficiarias. No ha ocurrido lo mismo con la innovación, que no forma parte de las actividades que financia el fondo de regalías. Se ha seguido un camino de proyectos temporales con financiamiento externo, necesarios para crear capacidades y consolidar la política, pero con un sistema de stop and go que afecta negativamente la posibilidad de dar firmeza a las instituciones y crear una masa crítica creciente de empresas innovadoras. Si hay un nuevo fondo de regalías, el apoyo a la innovación debe estar incluido.
Finalmente, es válido preguntarse por qué los indicadores de I+D, formación de capital humano avanzado y producción científica crecen mientras que la generación de patentes se mantiene estancada, con una participación de empresas locales muy pequeña. La política de CTI debe repartir con mayor equilibrio los recursos entre I+D, capital humano e innovación para que el conocimiento generado produzca oportunidades de crecimiento de largo plazo y más empleos de calidad.
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