En el prólogo de la publicación más reciente de la División de Innovación y Competitividad del BID, The New Imperative of Innovation, Josh Lerner y Andrew Speen dicen que “Fomentar la innovación es una tarea desalentadora”. Es difícil estar en desacuerdo. La complejidad propia de los sistemas de innovación obliga a actuar sobre un buen número de elementos de forma simultánea – como la investigación, gestión de tecnología, legislación sobre derechos de propiedad intelectual, cultura empresarial, instrumentos financieros, y todavía muchos más – , lo que solo difícilmente consigue cristalizar en buenos resultados en contados casos.
Pero pesar de lo difícil de la tarea, la mayoría de los países del mundo están buscando una transformación en sus estructuras económicas, con el fin de hacerse más intensivos en conocimiento y para aprovechar el potencial de los cambios tecnológicos. Todos coinciden en que un instrumento clave para la promoción del crecimiento sostenible es el uso de nuevas formas para abordar problemas. Medio siglo de estudios económicos respaldan firmemente el papel clave que tienen los cambios tecnológicos en el proceso de desarrollo, y la omnipresencia de la ciencia y la innovación en toda la actividad humana se ha convertido en una característica determinante de nuestro tiempo. América Latina y el Caribe (ALC) no son excepciones a esta tendencia.
Sin embargo, en nuestra región, nos vemos enfrentados a obstáculos particulares que dificultan un rápido progreso en esta área. En primer lugar, el bajo nivel de inversión pública y privada en investigación y desarrollo (I + D) y la escasez de capital humano calificado hacen que la región tenga un bajo punto de partida que la separa de las economías avanzadas e incluso de las principales economías emergentes. También enfrentamos dificultades para hacer de la innovación, la ciencia y la tecnología una verdadera prioridad de la política pública y, por parte del sector privado, de reconocer esta área como una importante fuente de ventajas competitivas. Por último, persiste un grado considerable de falta de coordinación entre los actores claves del sistema de innovación, como lo son las universidades, las empresas y agencias gubernamentales.
Afortunadamente, existen también hechos prometedores para América Latina y el Caribe. En las últimas dos décadas se han multiplicado los intentos por desarrollar políticas públicas en materia de innovación, y se ha invertido al mismo tiempo un considerable esfuerzo en aprender de ellas y evaluar sus resultados e impactos. Las capacidades del sector público han mejorado visiblemente en cada vez más países, por lo que la perspectiva de una política de innovación consistente y sofisticada se ha convertido en una posibilidad real. La mayor parte de los países ha venido incrementando recientemente sus inversiones en capital humano avanzado e infraestructura tecnológica. Por último, pero no menos importante, el sector privado parece más comprometido con actividades de innovación.
The New Imperative es una publicación reciente de la División de Innovación y Competitividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que presenta una visión general de estas dos caras de la actividad en innovación, ciencia y tecnología en ALC, y analiza lo que se ha aprendido tanto a nivel regional como mundial en materia de política de innovación, una amalgama, como el manual de Oslo de la OCDE lo pondría, de la política de la ciencia y la política industrial.
El libro también reflexiona sobre el papel del BID en el apoyo de la innovación en la región, y se explican en detalle las prioridades para las acciones en este ámbito, tal como se resumen en la ilustración.
La obra constituye un intento de elevar el tema de la innovación en la agenda de la región, así como un instrumento para animar el debate sobre cómo hacer frente a los desafíos que enfrentan América Latina y el Caribe en esta área. Los invitamos a leer y unirse a la discusión.
Referencia
Por el momento esta publicación solo existe en inglés. Les informamos en cuanto se hará disponible una versión en español.
Excelente publicación!
Una pregunta a los autores: hasta qué punto la significativa desaceleración en el crecimiento del mercado que está experimentando la región de América Latina y el Caribe puede tener un efecto en la adopción de tecnologías que aumenten la productividad?
Dora,
Muchas gracias por tu comentario. Es una pregunta muy importante. No conozco un estudio del tema que permita responder con total solidez, pero me permito especular: en principio una situación de crisis que amenaza la rentabilidad de las empresas debería tener un efecto positivo al reforzar los incentivos de los empresarios para buscar nuevas fuentes de ventajas, y una de esas podría ser la inversión en innovación. Por otro lado, podría haber una disminución del apoyo público a la innovación como resultado de fuertes restricciones fiscales. No es claro cuál sería el balance neto de estas dos tendencias contrarias.
Gracias de nuevo
Excelente artículo.
A pesar de las apreciaciones positivas en relación al establecimiento de políticas públicas en materia de innovación en la regional latinoamericana; preocupa que ojalá las mismas no sean mayormente de tipo discursivas y propagandistas, como si ha ocurrido en el caso Venezolano.
Por otro lado, consideró que aun estamos distantes de una política de financiamiento -público y privado- oportuno, recurrente y suficiente que procure en primer lugar la formación y mantenimiento sostenido del talento científico de primera línea y, en segundo lugar el desarrollo de una infraestructura científica autónoma y multidimensional para impulsar el desarrollo de ls región.
Estimado Sr. Torres-Nunez,
Muchas gracias por su apreciación del artículo.
Ud. apunta a un problema importante y general. Es atractivo dar muestras de apoyo discursivo a la política de innovación, pero estas muestras no siempre se ven acompañadas de acciones que la conviertan en una prioridad real.
Ahora bien, creo que es justo reconocer que en varios casos en nuestra region el cambio de prioridades ha sido real -aunque todavía probablemente insuficiente para la importancia del tema- y no solamente discursivo.
Gracias de nuevo.