Vivir en una familia extensa es cada vez más común en todo el mundo, incluido Estados Unidos, donde el número de personas que viven en hogares multigeneracionales se ha cuadruplicado en las últimas cinco décadas. Pero América Latina, junto con el Norte de África, es la región donde es más frecuente vivir con familia extensa.
Esto tiene importantes implicaciones políticas, sobre todo porque las familias multigeneracionales pueden no solo compartir ingresos sino también aspectos importantes de apoyo laboral, como el cuidado de los niños. Esto afecta tanto al empleo masculino como al femenino. De hecho, la red de seguridad social de los hogares de tres generaciones permite a sus miembros distribuir su tiempo de forma diferente, tanto dentro del hogar como fuera de este, de maneras que es importante comprender a fin de orientar la política específica en toda la región de América Latina y el Caribe.
Tomemos el caso de México donde la proporción de hogares de tres generaciones ha aumentado constantemente en los últimos 15 años en casi un 20% en entornos urbanos y rurales (gráfico 1), de modo que hoy una quinta parte de la población del país vive en hogares de este tipo. Uno de los aspectos más interesantes de esta evolución es su influencia en los cambios sociales, sobre todo en el aumento del 5% (1,9 puntos porcentuales) de la tasa de participación femenina en la fuerza laboral entre 2005 y 2020.
Un nuevo conjunto de datos sobre hogares de tres generaciones
Recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo publicó un nuevo conjunto de datos sobre hogares de tres generaciones en México durante ese período. El proyecto identificó hogares de tres generaciones a partir de 61 estudios trimestrales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Dicha encuesta incluye datos sobre más de 200.000 hogares y más de 1,2 millones de personas. Los datos individuales incluyen, entre otras variables, género, nivel de estudios, estado civil, empleo, ingresos y horas trabajadas. También incorpora información sobre guarderías, costos y el tiempo dedicado a proporcionar cuidados de la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS).
Gráfico 1. Porcentaje de la población en hogares de tres generaciones
La brecha de género en los hogares de tres generaciones (distancia entre líneas discontinuas, gráfico 2) es significativamente menor, casi la mitad, que la de los demás hogares (distancia entre líneas continuas, gráfico 2). Dos fuerzas contribuyen a esta reducción: mientras que los hombres de los hogares de tres generaciones tienen menor probabilidad de estar empleados, las mujeres tienen mayor probabilidad de estar empleadas.
Las mujeres podrían tener una mayor tasa de empleo porque las abuelas se encargan del cuidado de los niños. Un reciente estudio del BID muestra que la muerte de la abuela reduce drásticamente la participación laboral de la madre en los hogares de tres generaciones. Al mismo tiempo, el aumento del empleo femenino y el empleo de otros miembros del hogar, como el abuelo, pueden tener un efecto sobre los ingreso de otros miembros del hogar, disminuyendo, en promedio, el incentivo de los hombres para trabajar.
Gráfico 2: Porcentaje de mujeres y hombres empleados por tipo de hogar
Esta dinámica afecta cambios sociales más amplios. Dado que hay más mujeres que viven en hogares de tres generaciones (3 puntos porcentuales más), y que las mujeres de estos hogares tienen más probabilidades de estar empleadas (19% o 7 puntos porcentuales más), el aumento de la proporción de mujeres que viven en hogares de tres generaciones podría explicar casi el 12% del aumento de la participación femenina en la fuerza laboral en México en los últimos 15 años.
Diferencias en el tiempo dedicado al trabajo en los hogares de tres generaciones
Los miembros de los hogares de tres generaciones no solo difieren de los demás hogares en la probabilidad de estar empleados, sino también en el número de horas trabajadas. Es más probable que los hombres y mujeres con empleo trabajen 35 o más horas a la semana (tiempo completo) si viven en hogares de este tipo, probablemente porque otros miembros del hogar, como las abuelas, alivian la preocupación por el cuidado de los hijos de ambos progenitores. Sin embargo, el aumento de la probabilidad de tener un empleo a tiempo completo es notablemente mayor en el caso de las mujeres. Las mujeres empleadas en hogares de tres generaciones tienen más de un 50% más probabilidades de estar empleadas a tiempo completo, un incremento más de tres veces superior al observado en los hombres.
Gráfico 3: Horas trabajadas por las personas empleadas por tipo de hogar (2019)
Entre muchas otras diferencias, los hogares de tres generaciones presentan menores diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a participación en la fuerza laboral y las horas trabajadas. Esto, junto con el aumento de la proporción de hogares de tres generaciones, es un componente fundamental para comprender los importantes cambios que se han producido en el mercado laboral, las cuestiones de género, la distribución del tiempo y, quizás incluso, los valores de la sociedad.
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