En América Latina y el Caribe, las mujeres han ido ganando terreno en los mercados laborales, incorporándose al trabajo remunerado y ocupando cada vez más puestos directivos. Pero es necesario avanzar mucho más para crear oportunidades en las que las mujeres puedan desarrollar su potencial económico. Aunque la región ha superado el 72,6% de su brecha de género, actualmente el progreso está estancado. En el último año, 16 de los 22 países de la región han reducido su brecha de género en menos de un punto porcentual, y a ese ritmo tardarán 67 años en cerrarla por completo.
Este lento avance no solo afecta a cada mujer en particular, sino que, como lo revela un reciente estudio del BID, la brecha de género en el mercado laboral tiene considerables costos económicos para los países de la región, y su reducción impulsaría significativamente el desarrollo y el crecimiento económico.
Maternidad y empleo
La maternidad tiene mucho que ver con la creación y ampliación de la brecha de género. Por ejemplo, un estudio realizado en Dinamarca, muestra una marcada divergencia en la participación de hombres y mujeres en la fuerza laboral inmediatamente después del nacimiento de su primer hijo, sin que las mujeres logren reintegrarse ni siquiera después de diez años. Este efecto es especialmente preocupante en los países en vías de desarrollo, donde la brecha de género se ve exacerbada por factores como las actitudes menos progresistas hacia la mujer en la fuerza laboral, el menor poder de decisión de las mujeres en el hogar y la violencia de género. En México, como lo revela otro estudio, el nacimiento de un hijo reduce la participación de la madre en la población activa en 16 puntos porcentuales (32%), incluso 15 meses después, mientras que la deja sin cambios para el padre. Estos resultados son coherentes con una brecha de género y una pena por maternidad que alcanzan su punto máximo entre los 20 y los 40 años, cuando las personas tienen más probabilidades de tener hijos.
Varios factores, como la especialización, los roles de género, las preferencias personales y la discriminación en el mercado laboral, pueden estar provocando la brecha en la participación laboral entre hombres y mujeres. Las normas sociales son otro obstáculo, incluida la cuestión de quién asume la responsabilidad de las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Dado que las mujeres soportan una carga desproporcionada en el cuidado de sus hijos, las guarderías pueden ser cruciales para reducir la brecha de género. Sin embargo, la relación entre la disponibilidad de guarderías y la participación en el mercado laboral es difícil de medir porque los padres deciden esas dos cosas de manera simultánea. Por ejemplo, una madre puede llevar a su hijo a la guardería y tener un trabajo de tiempo completo. Pero, ¿cómo saber si trabaja porque tiene acceso a una guardería o si utiliza la guardería porque tiene un trabajo?
Un estudio realizado en México sobre el cuidado de niños y la brecha de género
Para entender la relación causal entre tener a alguien que cuide de los niños y el empleo, tenemos que variar los factores externos o, como dicen los economistas, emplear la variación exógena. Eso fue lo que hice para examinar el asunto en un estudio que realicé en México, y en el cual utilicé la importancia de las abuelas como cuidadoras y el momento de su fallecimiento.
Las abuelas son fuente esencial para el cuidado de los niños en todo el mundo. En Europa, entre el 50% y el 70% de las abuelas cuidan al menos a algún niño durante el transcurso del año, y en México, son las principales cuidadoras de los niños, ya que cuidan a cerca del 40% de los niños de hasta seis años, tanto como las escuelas y las guarderías juntas. Aprovechando la importancia de las abuelas como cuidadoras de los niños, mi estudio utiliza el momento del fallecimiento de las abuelas para estimar la relación causal entre tener a alguien que cuide a los niños y el empleo de sus padres.
El estudio revela que el fallecimiento de una abuela, debido a sus repercusiones en el cuidado de los niños, reduce en 12 puntos porcentuales (27%) la probabilidad de que las madres tengan empleo, un efecto que dura al menos un año. En consonancia con la falta de flexibilidad del mercado laboral, no existe evidencia de que las madres empleadas a tiempo completo pasen a trabajar a tiempo parcial: en su lugar, pasan a engrosar las filas de desempleados. De hecho, la probabilidad de que las madres estén empleadas a tiempo completo o a tiempo parcial se redujo en un 25% y un 40% respectivamente tras el fallecimiento de la abuela y, en gran medida como consecuencia, sus ingresos y horas trabajadas disminuyeron en un 53% y un 30% respectivamente.
Estos resultados muestran hasta qué punto el no tener quién se encargue del cuidado de los niños alimenta y perpetúa la brecha de género en el mercado laboral, siendo responsable de más de la mitad de la pena de maternidad en México. Las madres se ven claramente más afectadas por no tener quien se encargue del cuidado de los niños. El fallecimiento de la abuela tiene un efecto en el empleo de las madres que es 14,7 puntos porcentuales mayor que en el empleo de los padres: la mitad de la diferencia entre hombres y mujeres en materia de empleo en México. No es de extrañar que la división de géneros en torno a las responsabilidades en el cuidado de los niños se extienda también a través de las generaciones. Por otra parte, como los abuelos, que rara vez se encargan del cuidado de los niños, su fallecimiento no tiene ninguna repercusión en el empleo ni de las madres ni de los padres.
La importancia de las opciones de cuidado de niños
Todo esto apunta a la importancia de las opciones de cuidado de los niños para reducir la brecha de género y, de hecho, el efecto sobre el empleo de las madres después del fallecimiento de una abuela es menor en los municipios con mayor disponibilidad de guarderías públicas o donde las guarderías privadas son más asequibles.
El principal impulsor tanto de la brecha de género como de la pena de maternidad en la participación en la fuerza laboral en México, parece ser la falta de opciones para el cuidado de los niños y las abrumadoras funciones que se les asignan a las mujeres en comparación con los hombres en lo que respecta al cuidado de sus hijos. Aunque puede llevar generaciones cambiar las costumbres y los roles de género, las políticas relacionadas con el cuidado de los niños tienen el potencial de acelerar a corto plazo la reducción de la brecha de género en el mercado laboral.
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