Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard, se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía en solitario, en lugar de forma compartida. El reconocimiento fue anunciado el 9 de octubre, en el que la Real Academia de las Ciencias de Suecia sostuvo que los escritos de Goldin constituían “el primer estudio exhaustivo sobre los ingresos de la mujer y su participación en el mercado laboral a lo largo de los siglos”. Los estudios pioneros de Goldin, realizados durante más de tres décadas, han combinado herramientas de historia y economía buscando analizar las causas en los cambios de la participación laboral de la mujer a lo largo del tiempo, así como respecto a la brecha salarial entre hombres y mujeres.
Goldin describe una relación en forma de U entre el desarrollo económico y la participación laboral de la mujer, basándose en datos de más de 100 países. Los países con bajos niveles de desarrollo económico tienen niveles relativamente más altos de participación laboral femenina, ya que las mujeres se dedican a la agricultura, a menudo como trabajadoras no remuneradas en granjas familiares. A medida que aumentan los ingresos gracias a la industrialización y la tecnología, las mujeres se retiran del trabajo remunerado y vuelven a sus hogares. Sus horas de trabajo no varían, pero sí su participación en la fuerza laboral en lo que se conoce como “efecto ingreso”. Las mujeres regresan al trabajo remunerado a medida que los países se desarrollan y que ellas adquieren mayor educación y capacitación. Goldin explica este patrón como resultado de los cambios estructurales y de la evolución de las normas sociales relativas a las responsabilidades de la mujer en el hogar y la familia.
Examinando la brecha salarial
En su libro de 2021, “Carrera y Familia: El viaje de las mujeres hacia la equidad a lo largo del siglo”, Goldin analiza las diferencias salariales entre las mujeres con estudios universitarios en Estados Unidos desde comienzos del siglo XX. Ella observa que, desde la década de 2000, la brecha salarial se ha estancado, a pesar de que las mujeres de hoy tienen en promedio niveles de educación más altos que los hombres. Esta brecha salarial persiste en casi todas las ocupaciones, incluso luego de considerar la edad, la raza y la educación. Goldin atribuye esto a la priorización de los empleadores de las largas jornadas laborales y la continuidad laboral, junto con las expectativas de la sociedad de que las mujeres se hagan cargo del cuidado del hogar. En el mismo libro, Goldin demuestra cómo la brecha salarial entre hombres y mujeres se debe cada vez menos a las diferencias en educación y ocupación, y cada vez más a las diferencias salariales dentro de la misma ocupación.
¿Qué estamos haciendo en el BID para aplicar las ideas de Goldin? ¿Son sus resultados, obtenidos principalmente a partir de datos de Estados Unidos, aplicables en países en desarrollo como los de América Latina y el Caribe? ¿Cómo se relacionan las desigualdades de género en el trabajo con las labores domésticas? Estas son preguntas fundamentales para un desarrollo inclusivo.
El papel de BID en estudios del mercado laboral con perspectiva de género
La Iniciativa de Conocimiento sobre Género y Diversidad del Grupo BID (GDLab) promueve la investigación de alto impacto para una sociedad más inclusiva en América Latina y el Caribe. Se centra en las desigualdades que enfrentan las mujeres, los pueblos indígenas, los y las afrodescendientes, las personas con discapacidad y las personas LGBTQ+ en la región, contribuyendo a informar el diseño de políticas públicas y reformas de impacto, así como a las operaciones del Grupo BID en la región.
En cuestiones de género, estudios financiados mediante convocatorias de propuestas abiertas a investigadores de la región, han examinado la recuperación del empleo femenino desde la pandemia COVID-19 y la erradicación de la violencia de género. Otros proyectos de investigación, financiados de manera similar, incluyen aquellos que han sondeado las repercusiones laborales de la pandemia de COVID-19 en Uruguay desde el punto de vista del género; el impacto en la productividad de un programa de formación en gestión con perspectiva de género en Colombia, el equilibrio de género en la dirección y el empoderamiento de la mujer en el lugar de trabajo; y la eficacia de los distintos incentivos destinados a aumentar la empleabilidad de la mujer y la calidad del empleo en Bolivia. Otro estudio analiza cómo el trabajo desde casa determina las desigualdades raciales y de género en el mercado laboral brasileño. El destacado trabajo de Goldin ha sido fundamental, por un lado, para comprender cómo tanto la participación de la mujer en la fuerza laboral como sus aspiraciones a mejores salarios y ascensos se han visto frustradas por factores estructurales y, por el otro, para sugerir cómo podría lograrse una mayor igualdad. Su investigación incluye factores que reconocemos en nuestra región y que debemos abordar para lograr la inclusión.
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