La Organización Mundial de la Salud considera la contaminación atmosférica como la primera amenaza ambiental para la salud en las Américas. En América Latina en 2010, fallecieron prematuramente más de 60.000 personas debido a la exposición al ozono y a las partículas finas. Y con factores como el creciente número de vehículos en las carreteras, la laxitud o inexistencia de las normas de emisiones y la mayor frecuencia de incendios forestales, se prevé un incremento en el número de fallecimientos causados por la contaminación atmosférica en la región.
Lo que podría marcar una enorme diferencia en este sombrío panorama sería la adopción de normas que restrinjan el tránsito de vehículos en zonas urbanas densas, un mejor control de las emisiones y cambios en el uso de estufas y sistemas de calefacción contaminantes, entre otras medidas. También podrían contribuir, en este sentido, innovaciones con visión de futuro en el transporte público, los vehículos eléctricos y el diseño de espacios aptos para ciclistas y peatones. Pero estas soluciones tardan en aplicarse, por lo que hasta que la contaminación pueda reducirse drásticamente, un aumento en los comportamientos que eviten la exposición a la contaminación podría proteger a las personas de sus efectos nocivos.
Un experimento de recordatorios y alertas sobre la contaminación atmosférica
Para adoptar un comportamiento de evitación eficaz, los ciudadanos necesitan información sobre los días en los que es probable que haya una alta contaminación y necesitan formas de cambiar los comportamientos a fin de reducir su exposición. Realizamos un ensayo de control aleatorio en Ciudad de México buscando estudiar los efectos del suministro de alertas sobre la contaminación atmosférica y de mensajes recordatorios de información sobre la contaminación atmosférica en los hogares y el comportamiento para evitarla.
Los resultados de nuestro estudio sugieren que en aquellas ciudades con un largo y conocido historial de alta contaminación atmosférica, como Ciudad de México donde los niveles de contaminación del aire con frecuencia superan los recomendados por la Organización Mundial de la Salud, la población ya está preocupada por la calidad del aire. De hecho, durante nuestra encuesta inicial, cerca del 95% de los encuestados indicaron que la contaminación atmosférica constituye un problema o un problema grave en la ciudad. En estos contextos, la información sobre la contaminación atmosférica que no sea frecuente y significativa resulta poco eficaz. Incluso las alertas que aumentan la prominencia de la contaminación atmosférica pueden tener efectos limitados en la exposición de las personas a ella.
Durante la encuesta que realizamos al comenzar el experimento, los hogares fueron distribuidos aleatoriamente en cuatro grupos de tratamiento y sus respectivos grupos de control: (1) un 50% más de compensación por completar la encuesta inicial, (2) una máscara protectora gratuita, (3) una suscripción de un año a alertas SMS sobre la calidad del aire, desglosada por contaminantes y (4) una suscripción de un año a recordatorios mensuales SMS sobre las tendencias de la contaminación y las conductas a evitar. También medimos la disposición de los participantes a pagar por la suscripción de un año a alertas SMS sobre la calidad del aire después de revelarles su nivel de compensación y si recibirían una máscara protectora gratuita, pero antes de revelarles si recibirían las alertas sobre la calidad del aire o los recordatorios SMS.
El grupo de una mayor compensación aumentó su disposición a pagar por las alertas sobre la calidad del aire, lo que indica que la cantidad de la compensación o el dinero en efectivo en mano influyó en la disposición a pagar. El hecho de recibir una máscara protectora gratuita no tuvo un efecto significativo en la disposición a pagar por las alertas sobre la calidad del aire. Los hombres, los jóvenes y los encuestados con mayores ingresos tenían mayor disposición a pagar por las alertas SMS sobre la calidad del aire, lo que implica que es probable que la disposición a pagar por las alertas sobre la calidad del aire aumente con el tiempo a medida que las cohortes más jóvenes constituyan una mayor proporción de la población y los ingresos aumenten. También encontramos que aquellos encuestados que percibieron una alta contaminación en los días anteriores tenían una mayor disposición a pagar por alertas SMS sobre la calidad del aire, pero esa disposición a pagar no está correlacionada con la realidad de alta contaminación en los últimos días.
Impactos en la información y en el comportamiento de evitación
Aproximadamente cinco meses después de la encuesta inicial dimos seguimiento a los hogares para medir la información sobre la contaminación atmosférica y el comportamiento de evitación. Resultados preliminares sugieren que los hogares del grupo de tratamiento de alertas eran conscientes de las alertas, y estas aumentaron la importancia de la contaminación atmosférica para ellos. Dichos hogares eran más propensos a afirmar que recibían información sobre la contaminación atmosférica a través de alertas SMS y eran menos propensos a declarar que recibían información sobre la contaminación atmosférica a través de la televisión. Esos mismos hogares del grupo de tratamiento de alertas también eran más propensos a informar que hubo un día de alta contaminación atmosférica durante la última semana, pero no eran más precisos en la identificación de los días recientes de alta contaminación (días en los que habían recibido una alerta SMS).
Resultados preliminares sugieren que los hogares del grupo de tratamiento de alertas y del grupo de tratamiento de máscara gratuita tenían más probabilidades de adoptar un comportamiento de evitación de la contaminación, pero era poco probable que estos cambios de comportamiento redujeran significativamente su exposición a la contaminación del aire ambiente. Los hogares del grupo de tratamiento de alertas eran más propensos a informar que habían cambiado su comportamiento en el último día de alta contaminación percibida, y los hogares que recibieron una máscara protectora eran más propensos a informar que habían utilizado una en las dos semanas anteriores, pero no eran más propensos a informar que habían utilizado una máscara en los días específicos con carga elevada de partículas. Estos resultados también indican un aumento de la prominencia general de la contaminación atmosférica para los hogares del grupo de tratamiento de alertas.
A diferencia de las alertas, los recordatorios no eran lo suficientemente frecuentes o destacados como para aumentar la prominencia de la contaminación atmosférica en la mente de los ciudadanos. El tratamiento de recordatorios no tuvo ningún efecto en la información sobre la contaminación atmosférica ni en el comportamiento de evitación de los hogares.
Limitaciones de las alertas sobre la contaminación atmosférica
Es evidente que las alertas sobre la contaminación atmosférica no transmiten toda la información que deberían transmitir. Aunque la información puede proporcionarse a través de tecnologías de la información y la comunicación a bajo costo, es posible que estas políticas no cambien el comportamiento de una forma que logre proteger a la población. Esto es coherente con los hallazgos de que el programa de mensajes informativos sobre la contaminación en Canadá tuvo efectos limitados en la información y el cambio de comportamiento, y que los empujoncitos de información que pretendían reducir la asunción de riesgos durante la pandemia Covid-19 también se quedaron cortos, sobre todo en aquellos contextos en los que ya existía una conciencia significativa sobre el problema.
Cambiar el comportamiento mediante una mayor sensibilización es una labor difícil, especialmente cuando las personas tienen capacidad de atención limitada e intereses contrapuestos. La contaminación atmosférica sigue teniendo efectos devastadores en América Latina y el Caribe en materia de bienestar, productividad y mortalidad, por lo que se pueden requerir políticas más paternalistas para salvaguardar a los ciudadanos y a la sociedad.
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