¿Por qué tantos de nuestros propósitos de Año Nuevo giran en torno a la comida? Quizás se deba a que muchos de nosotros comemos sin moderación, atiborrándonos con porciones gigantes; o a que, aunque sabiendo que deberíamos comer menos comida basura y más frutas y verduras, sucumbimos ante los dulces. Es que hay una brecha entre lo que comemos y lo que sabemos que deberíamos comer.
Pero hay más en juego que nuestra propia salud. Hoy, uno de cada cuatro adultos en América Latina y el Caribe tiene problemas de obesidad (un índice de masa corporal de grasa del 30% o más). Y la tendencia apunta a una aceleración en esta área que coloca a la región al frente de otras partes del mundo. Posibles consecuencias incluyen un aumento de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2, con concomitantes pérdidas de productividad y verdaderas presiones para el sistema de salud.
Todo esto tiene consecuencias en el diseño de políticas públicas. A medida que muchas partes del mundo, incluyendo América Latina y el Caribe, se enriquecen, resulta más apremiante entender los mecanismos que rigen la selección de alimentos y diseñar políticas para mejorarla. Pero desde ya podemos empezar a controlar lo que comemos. Un creciente número de investigaciones contiene conclusiones clave sobre el consumo de alimentos, las cuales nos pueden ayudar a cumplir nuestros propósitos para 2019.
Cuando se trata de alimentos, el tamaño sí importa
Ya sea en nuestra casa, en un bufé libre o en un restaurante de lujo, tendemos a llenar nuestros platos, independientemente de su tamaño. Este hábito irracional conduce a una de dos consecuencias negativas: desperdicio o exceso de consumo de alimentos. Un estudio donde se compararon distintos bufés descubrió que los clientes en los bufés con platos grandes se sirvieron un 52% más alimentos, comieron un 45% más, y desperdiciaron un 135% más que en los bufés con platos más pequeños. También hay muchos ejemplos en otras áreas. En otro experimento,un aumento en el tamaño de los platos hizo que el participante promedio consumiera un 31% más helado. Al aumentar el tamaño de las cucharas dosificadoras de medicamentos de tos también se pudo comprobar un incremento del 22% en su uso por parte de los pacientes. Incluso el tamaño del empaque importa. Los autores de estos experimentos encontraron que duplicar el tamaño del empaque, aumentó el consumo en un 18 a 25% en las comidas y en un 30 a 45% en los snacks.
Si bien estas conclusiones resultan preocupantes, a la vez indican una solución increíblemente fácil. Reducir preventivamente el tamaño de los platos o de las porciones puede reducir la excesiva ingesta de alimentos combatiendo al mismo tiempo el desperdicio. Combinar cambios tan sencillos como estos con una comprensión de las normas sociales puede tener un efecto aún mayor. Por ejemplo, las personas en un buffet podrían acumular porciones enormes porque les avergüenza levantarse a repetir una segunda o una tercera vez. Pero los investigadores que examinaron los efectos de ofrecer platos pequeños en un bufé de hotel también pusieron un letrero que decía ”¡Bienvenido de nuevo! ¡Una! ¡Y otra vez! Visite nuestro bufé cuantas veces desee. Eso es mejor que servirse un montón a la vez”. No es de extrañar que descubrieron que la combinación de las dos estrategias alcanzó notables logros en materia de salud y sostenibilidad a un costo mínimo.
Hay que tomar en cuenta la arquitectura de elección
La arquitectura de elección se refiere a la forma en que se presentan las opciones a los consumidores. Los comerciantes la han venido utilizando durante años para aumentar el consumo (por ejemplo, poniendo los chocolates junto a la caja registradora para provocar a los compradores cuando están impacientes y hambrientos). Sin embargo, los gerentes de las cafeterías en escuelas y lugares de trabajo no le han prestado la misma atención. Pero esto está comenzando a cambiar a medida que gobiernos y empresas, en su afán por demostrar responsabilidad corporativa, utilizan la arquitectura de elección para dar empujoncitos a las personas para que elijan alimentos más saludables. Esto podría incluir estrategias como ubicar las frutas y las verduras en primer lugar entre los alimentos en la línea de una cafetería o más al nivel de los ojos de los clientes. Y si están marcadas con un etiquetado nutricional, como por ejemplo el método del semáforo que marca los productos saludables con verde y los poco saludables con rojo (y los intermedios con naranja), puede proporcionar beneficios muy significativos. Por ejemplo, un estudio en la cafetería de un hospital encontró que la combinación de etiquetas del semáforo nutricional con la arquitectura de elección llevó a los empleados a elegir alimentos mucho más saludables, un efecto que se sostuvo durante un período de más de dos años.
Piénselo bien
“¿Estás seguro de que quieres otra porción de ese postre?”.Un comentario así en boca de nuestra tía durante una cena de celebración podría no resultarnos muy agradable, pero tal vez una versión menos crítica de una fuente más neutral podría ser lo único que necesitaríamos para limitar nuestro consumo de calorías en nuestra próxima comida. En un estudio realizado en un restaurante chino de comida rápida, un grupo de investigadores encontró que solo bastó con preguntar a los clientes si les gustaría reducir el tamaño de las porciones de los acompañamientos ricos en almidón para que entre un 14% y un 33% de ellos aceptara el ofrecimiento, lo que llevó a una reducción promedio de más de 200 calorías.
La lección es que, independientemente de si nuestro objetivo es luchar contra el aumento de la obesidad en la región o cumplir nuestros propósitos de Año Nuevo, es esencial que recurramos a la economía del comportamiento para investigar cómo se toman las decisiones relacionadas con la alimentación y cómo estas son influenciadas por nuestra percepción, el entorno físico y las pautas sociales. Ya sea para nuestro propio bien o para el bien común, hacer cambios pequeños y generalmente baratos en el entorno y en la forma en que se presenta la información puede marcar la diferencia.
Puede leer sobre el trabajo que hacemos en el Grupo de economía del comportamiento del BID aquí. 2019 va a ser un año muy ajetreado para nosotros, así que asegúrese de suscríbirse con el fin de no perderse ninguno de nuestros próximos blogs, eventos y proyectos.
Maria R. Barrios D. dice
muy interesante este artículo. Hace unas semanas estuve en un resort en Santa Marta, Colombia, donde 5 de 6 restaurantes eran de buffet. Se podía observar la cantidad de comida que las personas se servían, montañas de cosas unas sobre otras y lo que dejaban en los platos…eso sin hablar de la cantidad de comida frita. Las personas toman todo lo que se pueda, solo porque el hotel ofrece eso, no importa nada…solo probar y probar…es un comportamiento como antiguo, infantil y sin control. Estaría bueno hacer un programa piloto en los hoteles.
Saludos
Martin Carnap dice
Estimada Nina. Si, es cierto que la Economía del Comportamiento con sus porciones de psicología, sociología y economía es clave para investigar fenómenos de comportamiento y las oportunidades para inducir inteligentemente políticas y agendas para inducir los cambios necesarios de comportamiento. Los escenarios de salud con las epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes presentan una amenaza muy grande y nuevas formas de entendimiento ofrecen soluciones muy aciertas.
Desde las perspectiva de la International Diabetes Federation (IDF) los indicadores sanitarios de Sur- y Central América se asemejan más a los de los países desarrollados. La prevalencia de obesidad y de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es similar a la indicada en Europa y Estados Unidos. El aumento en la prevalencia de los factores de riesgo incrementará en los próximos años el número de casos nuevos de DM2 (frecuente) y DM1 (mucho menos frecuente). El costo individual y en familia, para la economía y para el sistema de salud y los seguros médicos son enormes y crecientes. Existe en la región diversidad en educación sobre la diabetes desde organizaciones públicas y privadas. Los contenidos son elaborados y se presentan en versiones digitales e impresas. para las personas profesionales de salud, pacientes y sus familiares.
Con las personas enfermas crónicas el diagnóstico implica cierta frustración y el tratamiento descansa en gran medida en su destreza y motivación, y así una situación de aprendizaje. Se presentan nuevos desafíos en el cuidado y la prevención a los proveedores de salud y un “saber hacer” más allá de la actualización clínica para ser eficaces en la situación de aprendizaje.
Hacia capacitación y desarrollo de competencias necesarias, en el transcurso de las últimas décadas, el significado de enseñar ha cambiado fundamentalmente. El tradicional concepto de transmitir conocimiento se está reemplazando por procesos cognitivos basado en aprendizaje activo de las personas,que poseen un número de facultades mentales relativamente independiente o inteligencias múltiples como descrito por Howard Gardner en la Universidad Harvard. Se ha comprobado entre otro por ensayos científicamente controlados por Carl Wieman de la Universidad Stanford que la apropiación interna en el individuo y la experimentación de solución de problemas, son los que generan cambios sostenibles en la eficacia personal, en la motivación hacia metas de vida y en la maduración de competencias de aprendizaje. Este cambio de paradigma en la formación profesional ha sido titulado por Rolf Arnold de la Universidad Kaiserslautern en Alemania el cambio de la orientación “input” hacia el “outcome”.
Como alternativa comprobada a la enseñanza e instrucción tradicional implementamos técnicas de facilitación basadas en el aprendizaje interactivo, de colaboración y visual para orientar, concluir y coordinar tareas de acción individual, colectiva y participativa. Estas permiten lograr que el diálogo entre personas y grupos sea eficiente, eficaz, integrador, productivo y significativo, hacen emerger las competencias sociales, el desarrollo de la capacidad de actuar en equipo y entre equipos, de enfrentar conflictos, también de colaborar en soluciones y encontrar nuevos caminos de vida, además de las habilidades comunicativas como “escuchar”, “manifestar empatía” y “elogiar el esfuerzo”.
Los seminarios habilitan la aplicación de la metodología para reflexión e innovación facilitación innovadora de aprendizaje, con un trasfondo de equidad y respeto, garantizando un alto nivel de efectividad de los conocimientos adquiridos y su posterior aplicación en nuevos ámbitos de eventos grupales y seminarios.
Personas que facilitan el aprendizaje activo de pacientes precisan acertar nuevas competencias.
En consecuencia, de lo anterior cambia el rol de especialista que entonces facilita aprendizaje y toma de decisiones (y no enseña ni dicta). Este rol es mas intenso y requiere de práctica deliberada.
Ahora bien: la investigación de la economía de comportamiento que debe acompañar proyectos de la educación de diabetes cuenta con la gran ventaja que el éxito de su labor, decir el cambio de comportamiento, es directamente relacionado con indicadores duros y fácilmente medibles antes, durante y en seguida de un programa de educación sobre la diabetes. Cuatro de ellos son comportamientos controlables: no fumar, mantener el peso saludable, comer sano y estar físicamente activo y tres son datos biométricos que deben mantenerse en niveles saludables: la presión arterial, el colesterol y azúcar en la sangre.
Colaboramos con instituciones publicas y privadas en Costa Rica y en la región. Saludos a Nina y colegas del departamento de investigación y los miembros de este blog. Cordialmente Martin