Los sistemas educativos latinoamericanos fueron reprobados nuevamente. En las áreas básicas de lectura, matemáticas y ciencias quedamos a la cola de todas las regiones, según los resultados publicados recientemente por el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos 2012 (PISA, por sus siglas en inglés).
A pesar de algunos avances, de un total de 65 países que tomaron la prueba a escala mundial, los 8 países latinoamericanos que participaron se posicionaron entre los 15 de peor desempeño en matemáticas (énfasis en esta ronda de PISA). En comprensión lectora, la región se ubicó entre los 18 de peor desempeño; en ciencias, entre los 19. Además, los puntajes promedio por país se encuentran significativamente por debajo del promedio de la OCDE. En matemáticas, de los 8 países de la región, Chile se ubicó en el puesto 51; Colombia y Perú se ubicaron entre los tres de peor desempeño, en los puestos 62 y 65, respectivamente. En comprensión lectora, Chile se ubicó en el puesto 48, mientras que Argentina y Perú ocuparon los puestos 60 y 65. En ciencias, Chile nuevamente destacó entre los países de la región, alcanzando el puesto 47; Colombia y Perú ocuparon los puestos 60 y 65.
Este pobre desempeño, desafortunadamente, no es nuevo. Los países latinoamericanos han figurado en los últimos lugares de la clasificación de países en todas las pruebas en las que han participado. A pesar de que se han observado mejoras sustanciales en algunos, la calidad educativa sigue siendo alarmantemente baja. Otras pruebas regionales como el Primer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (PERCE) de 1998 y el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) de 2006, también han puesto en evidencia el bajo rendimiento de los sistemas educativos de la región en la educación básica y primaria.
Aunque estos resultados demuestran que los aprendizajes estudiantiles en los países latinoamericanos son bajos en todas las áreas, en próximas entregas de este blog nos concentraremos en la competencia académica sine qua non: la comprensión lectora. Y digo sine qua non pues si esta no está bien desarrollada, es poco lo que se puede hacer para mejorar el desempeño estudiantil en el resto de áreas del conocimiento como las matemáticas, las ciencias naturales y sociales. Los estudiantes tienen que aprender bien a leer para después poder leer para aprender.
Nuestros sistemas educativos tienen una gran deuda con los estudiantes y sus familias en cuanto al desarrollo de las competencias lectoras de los estudiantes. Luego de aproximadamente nueve años de escolarización (pues la prueba PISA la toman los estudiantes de noveno grado que tienen entre 15 y 16 años), entre un 32% (Costa Rica) y 60% (Perú) de los estudiantes inscritos en la escuela alcanzan un nivel apenas básico de competencia lectora y pueden, a lo sumo, ubicar una o varias piezas de información independientes explícitamente ubicadas en un texto, o reconocer el punto principal que hace un autor en un texto con un tema familiar, o hacer asociaciones simples entre la información del texto y el conocimiento cotidiano.
Estos datos podrían ser más graves aún si tomamos en cuenta que: i) un número significativo de estudiantes de la región de 15 años de edad han dejado la escuela, y probablemente tienen competencias similares o más bajas a las del nivel básico, y ii) que los porcentajes de logro reportados no excluyen todas aquellas respuestas que los estudiantes pudieron responder correctamente mediante una escogencia al azar. Las preguntas, al ser de opción múltiple, pudieron ser respondidas correctamente con el viejo truco (tan utilizado en mis tiempos) “de tin marín de dos pingüé”.
Es así como el bajo desempeño en matemáticas y ciencias no sólo está asociado a la falta de competencias en las estas materias, sino también al hecho que los estudiantes no poseen herramientas mínimas de comprensión lectora que les permitan discernir lo que se les pregunta.
Pero… ¿Por qué la comprensión lectora del estudiante latinoamericano promedio es tan baja? ¿Cuáles son los elementos fundamentales para lograr una buena comprensión de lo que se lee? ¿Qué están haciendo nuestras escuelas para mejorar la comprensión lectora de sus estudiantes? O, por el contrario, ¿qué están dejando de hacer? ¿Qué nos está faltando en nuestros hogares, en nuestras comunidades, para mejorar la comprensión lectora? ¿Qué están haciendo en otros países que tienen éxito? ¿Cuáles son las intervenciones más efectivas para lograrlo? Y, ¿cuáles son las menos efectivas? ¿A qué edad es prioritario intervenir?
En las próximas entregas intentaremos responder a estas interrogantes, así como plantear preguntas adicionales para generar ideas y posibles soluciones para mejorar en nuestros sistemas educativos esa competencia básica, primus inter pares, sin la que es muy difícil adquirir el resto de las competencias necesarias para una exitosa trayectoria académica y laboral.
José M. Durana dice
HABRÁ que comenzar a distinguir entre enfoques pedagógicos, habrá que empezar a distinguir entre un profesional de la educación, un psicopedagogo, de un profesor o docente.
Habra que saber que el enfoque de transmisión de conocimientos que emplean la mayoría de los profesores tiene una baja transferencia al mundo laboral, social o personal, un 5 % de todo el esfuerzo…
Mientras que un enfoque constructivista deja una transferencia de un 90 %. Vean el caso de Barefoot College, en Tilonia, India. Estoy en jmd_45@live.com
Aníbal Rodríguez dice
-Tuve la experiencia muy agradable de estar en Lima y noté que todos los factores (sociales, políticos y económicos)se enfocan en dar a conocer la realidad de el área de Miraflores, ocultando sitios como los mostrados en el vídeo expuesto. ¿ será este un común denominador de verse a si mismo en Latino América ?, debemos romper con estos paradigmas.La educación en nuestros países debe ser percibida por todos y más y mejor para todos. Gracias.
Ma. Eugenia Paniagua dice
Ningún comentario a la introducción. Comparto las preguntas y la preocupación general. Seguiré leyéndote para dialogar al respecto, a partir de tus planteamientos. Con afecto.
Fernando Ruybio dice
Creo que el tema debe ser movido al frente de los debates de política. Sobre los dos puntos anotados, la exclusión de secundaria de estudiantes de 15 años (tenemos muchos estudiantes de 15 años en primaria) es sin duda una covariable importante. Pero el segundo, la adivinación, es, en general, poco o nada importante. El modelo Rasch permite construir pruebas donde la adivinación es muy bien controlada, y además, para que la adivinación sume puntos tienen que darse combinaciones altamente improbables, puesto que la adivinación en ítems de selección de la respuesta funciona en forma multiplicativa no aditiva.
Un tema no discutido aun en profundidad son los efectos inter-generacionales: el nivel de lectura de los padres es el predictor más poderoso del nivel de lectura de los hijos. Necesitamos más investigación sobre los factores familiares, fuera del control de los sistemas educativos.
Maria Elena Anderson dice
Concuerdo con Fernando. Debería ser tema de discusión de política educativa a nivel de país en todos y cada uno de nuestros países (tal vez con la excepción de Cuba). Pero pienso que en el corto plazo invertir en programas de mercadeo social para promover la lectura podría dar buenos resultados. Si los padres de familia saben y están convencidos de la importancia de la lectura y su comprensión para poder aprender otras materias habrá una posibilidad de mejorar en algo la situación. Además, programas como “Room to Read” que aún no existe en América Latina (esta principalmente en Asia y África) podrían ayudar.
Hago esfuerzos a nivel personal para entender por qué y también para atacar el problema a nivel micro, pero opino que hay un problema cultural que desestima la importancia de la comprensión de la lectura.