Guiselle Alpizar, Loreto Biehl (BID), Juan Manuel Hernandez-Agramonte (IPA), Ursula Luna, Laura Ochoa Foschini, Juan Maragall (BID), Carolina Méndez (BID), Kelly Montaño, Olga Namen, Emma Näslund-Hadley (BID), Brunilda Peña de Osorio (MINED) and Jennelle Thompson (BID)
El cierre de escuelas a raíz de la pandemia causada por COVID-19 ha creado una interrupción sin precedentes en los sistemas educativos para 1,6 millones de estudiantes en 190 países. De la noche a la mañana, la educación en todo el mundo pasó desde la instrucción presencial a entornos de aprendizaje completamente remotos, y aunque la velocidad con la que se lanzó la educación remota de emergencia y los esfuerzos de varios sistemas educativos es loable, ésta aún presenta muchos desafíos para el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes.
A través de una encuesta a 62,837 cuidadores y cuidadoras de niños y niñas pequeños en cuatro países de América Latina (Colombia, Costa Rica, El Salvador y Perú), preguntamos sobre las experiencias de las familias con la educación remota de emergencia y la salud mental durante la pandemia. Los cuidadores respondieron a una encuesta en línea, principalmente a través de sus teléfonos inteligentes, que son ampliamente utilizados en los grupos socioeconómicos de los países participantes. Sus respuestas nos brindan un primer vistazo de cómo la crisis está afectando la salud de los niños y niñas, sus cuidadores y también sus educadores.
Nuestros hallazgos sugieren que en América Latina se avecinan consecuencias a una escala sin precedentes para la salud mental de los estudiantes. La encuesta sugiere que la crisis por COVID-19 aumentará las desigualdades de aprendizaje ya existentes, ya que solo algunos niños y niñas tendrán la oportunidad de seguir progresando durante la crisis, mientras que sus pares provenientes de familias de nivel socioeconómico más bajo se quedarán rezagados. En efecto, los hogares de nivel socioeconómico bajo reportaron mayores incrementos en la inseguridad alimentaria que ellos atribuyen a la crisis, levantando alertas sobre los efectos a largo plazo en el desarrollo cerebral y crecimiento de niños y niñas.
Los cuidadores y cuidadoras también informan que durante la pandemia sus hijos e hijas presentan mayores síntomas de angustia (61% de ellos presenta al menos un síntoma de angustia mental). Alrededor de un tercio de los niños y niñas tienen problemas para dormir y están tristes, y dos quintos están nerviosos y preocupados. En promedio, los cuidadores informan que las niñas experimentan más síntomas de angustia mental que los niños, lo que se refleja en una brecha del 4,4% en la preocupación y de hasta un 3,3% en el insomnio. Las preocupaciones de cuidadores sobre el bienestar mental de los niños y niñas se hacen eco en sus educadores que informan que se preocupan por el bienestar mental de sus estudiantes, y el 9% de ellos afirma que las familias los contactan con preocupaciones sobre los altos niveles de angustia infantil.
Pero, no son solo los niños y niñas son los que deben preocupar a los responsables de las políticas públicas. Encontramos que la angustia mental de cuidadores y cuidadoras está fuertemente relacionada con la angustia mental de niños y niñas. Controlando por nivel socioeconómico, la angustia del cuidador aumenta el nivel de angustia de niños y niñas en un 55%. Los cuidadores de niños y niñas entre 0 y 7 años de edad informan impactos sustanciales de la pandemia causada por COVID-19 en su propia salud mental. Los niveles de angustia son particularmente elevados entre las madres que soportan la mayor parte de la carga de apoyar la educación a distancia de sus hijos e hijas.
La gran mayoría de los 62,837 cuidadores encuestados informan haber experimentado al menos un síntoma de deterioro de su salud mental durante la pandemia. Aproximadamente la mitad de los cuidadores informan sentirse tristes (48%), alrededor de seis de cada diez están cansados (66%), temerosos (60%) o tienen insomnio (59%), y cuatro de cada diez informan falta de apetito (41%). Encontramos que cuanto mayor es el nivel de angustia de los cuidadores y cuidadoras, menor es el nivel de inversión en sus hijos e hijas en términos de tiempo de calidad (por ejemplo, jugar, leer y cantar); y tipo y cantidad de juguetes, incluidos los juguetes caseros (la correlación es significativa al nivel del 5%).
Los cuatro países del estudio han adaptado una multiplicidad de enfoques para aliviar el impacto social y de salud mental de la crisis por COVID-19 en el bienestar de niños y niñas. Sin embargo, esta encuesta deja en claro que, a pesar de los esfuerzos existentes, los responsables de las políticas públicas en América Latina deben tomar medidas enérgicas en dos frentes. Primero, realizar inversiones para reducir los factores de estrés en los hogares con niños y niñas pequeños, por ejemplo, con el suministro de alimentos a los hogares vulnerables. En segundo lugar, los gobiernos deben invertir directamente en el apoyo de la salud mental para los centros de desarrollo infantil temprano y escuelas en preparación para una posible reapertura con el fin de poder revertir los impactos negativos de la crisis.
Este estudio regional es el resultado de una colaboración entre los Ministerios de Educación de El Salvador (MINED), Perú (MINEDU) y Costa Rica (MEP) y el Instituto de Bienestar Familiar en Colombia (ICBF) junto con Innovaciones para la Acción contra la Pobreza (IPA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Si desea obtener más información, lea nuestra nota de la serie del BID Hablemos de Política Educativa. Agradecemos al Fondo de Innovación de Desarrollo Infantil Temprano, una alianza entre el BID, la Fundación FEMSA, Open Society Foundation, la Fundación Maria Cecilia Soto Vidigal y Porticus por su generoso financiamiento.
¿Cómo deben responder los ministerios de educación a las necesidades de salud mental de los estudiantes? ¿Cuáles son las mejores prácticas de los ministerios de salud y educación para promover la salud mental de los niños y niñas y sus familias? Comparta sus comentarios con nosotros en la sección a continuación, o comente en Twitter @BIDEducacion #EnfoqueEducacion #Hubdedesarrolloinfantil @Poverty_Action.
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