Por Virginia Queijo, Marisol Rodríguez Chatruc y Belén Sotto
El Cono Sur, que comprende Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, contiene a algunos de los países más grandes y prósperos de América Latina y el Caribe (ALC), representando aproximadamente la mitad de su producto interno bruto (PIB). Argentina y Brasil están entre las economías más grandes de la región, Chile y Uruguay están entre los de mayor PIB per cápita y Paraguay es uno de los países que está creciendo más rápido en América Latina. Estos países, enfrentan, sin embargo, un contexto marcado por un envejecimiento poblacional acelerado y una insuficiente acumulación de capital humano, por lo cual la relevancia de cada joven para el crecimiento futuro de estas economías se incrementa notablemente. Un estudio del BID pone la lupa en los déficits y desigualdades que enfrentan los jóvenes e incluye evidencia acerca de los tipos de intervenciones más efectivas para potenciar su desarrollo.
Juventud del Cono Sur en cifras
Si bien muchos jóvenes del Cono Sur logran alcanzar niveles educativos elevados y una buena inserción laboral, más de la mitad se enfrentan al desempleo, la informalidad, la pobreza o no están involucrados en actividades educativas ni laborales (son NiNis, ni estudian ni trabajan).
De los 44 millones de jóvenes que viven en el Cono Sur:
- 18 millones trabajan, de ellos 6 millones trabajan y a la vez estudian
- 9 millones ni estudian ni trabajan (NiNis)
- 5 millones están desempleados
- 9 millones tienen empleos informales
- 2 millones son afectados por el subempleo
- 8,5 millones viven en hogares con ingresos menores a US$5 per cápita por día (PPA 2011)
Desafíos educativos
Si bien los países del Cono Sur han avanzado en la cobertura y en el aumento de los años de educación de la población, persisten desafíos en torno a la terminación del secundario y a la adquisición de aprendizajes. En el promedio del Cono Sur, casi el 30% de los jóvenes de entre 21 y 23 años no terminó el secundario (en comparación con el 15% en los países de la OCDE). Además, en el promedio de los 5 países, el 40% de los estudiantes están por debajo del nivel de competencia básico en matemáticas, lectura y ciencias (en la OCDE está cifra es del 16%). En educación superior, la tasa de graduación bruta en Argentina, Chile y Uruguay, que mide la relación entre el número de estudiantes que se gradúan y la población en la edad teórica de graduación, es aproximadamente la mitad del promedio de la OCDE.
Si quieres saber más descarga la publicación del BID “Juventud desigual: un reto para el desarrollo del Cono Sur”
Lupa en el mercado laboral
Los jóvenes del Cono Sur también enfrentan problemas en el mundo del trabajo: quienes deciden participar en el mercado laboral tienen una baja probabilidad relativa de conseguir empleo y los que acceden, acceden a empleos de baja calidad. En 2022, la tasa de desempleo juvenil en el Cono Sur era en promedio del 21%, mayor al 17% registrado en América Latina y el Caribe y tres veces y media superior a la de los trabajadores mayores de 25 años (6%). Además, en promedio, el 60% de los jóvenes ocupados enfrentan informalidad laboral, subempleo o ambas situaciones en simultáneo.
Un desafío especial es el de los jóvenes que ni estudian ni trabajan (NiNis). En el Cono Sur hay más de 8,5 millones de jóvenes NiNis. En comparación con la OCDE, en el Cono Sur hay en términos relativos más jóvenes que se dedican exclusivamente a trabajar y más NiNis. Nuevamente comparando con cifras de la OCDE, el porcentaje de jóvenes que estudian o que logran combinar el estudio y el trabajo en el Cono Sur es menor.
Desigualdades clave
Brechas por quintil de ingreso (%)
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Fuente: BID, 2024. Juventud desigual: un reto para el desarrollo del Cono Sur / Virginia Queijo, Marisol Rodríguez Chatruc, Belén Sotto.
Nota: El abandono escolar temprano se define como el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no asisten a ningún nivel de educación y no han culminado la secundaria
Las desigualdades que esconden los promedios
El estudio muestra que los promedios esconden importantes desigualdades, con peores resultados para los jóvenes de hogares pobres y vulnerables, las mujeres (que afrontan una carga mayor de trabajo de cuidados o doméstico no remunerado), y los jóvenes indígenas y afrodescendientes. Por ejemplo, la figura muestra que la proporción de NiNis, el desempleo, y el abandono escolar en el quintil de menores ingresos (Q1) es aproximadamente 3 veces mayor que en el quintil de mayores ingresos (Q5), siendo estas brechas mayores que en el promedio de los países de América Latina y el Caribe.
Los riesgos de la pobreza, la salud y la violencia
Los jóvenes también se ven más afectados por la pobreza y la vulnerabilidad.
En el Cono Sur, de cada 10 jóvenes:
- 1 vive en un hogar en pobreza extrema
- 1 vive en un hogar pobre
- 4 viven en hogares vulnerables
En el promedio de los cinco países, la tasa de pobreza para los jóvenes alcanza al 15%, superando a la de los adultos en 5 puntos porcentuales.
El estudio también muestra que la mayoría de los jóvenes de la región mueren por causas evitables. La violencia interpersonal, los accidentes de tráfico, los daños autoinfligidos, el VIH/SIDA y el ahogamiento representan el 65% del conjunto de muertes en la población de 15 a 29 años, mientras que para el total de la población esta proporción es sólo del 8%. La tasa de muerte debido a violencia interpersonal para hombres jóvenes de 15 a 19 años es casi tres veces mayor en el Cono Sur (30 cada 100.000) que la tasa mundial (9); y en promedio, una de cada cinco mujeres jóvenes en los países del Cono Sur experimenta violencia física o sexual por parte de su pareja antes de cumplir 30 años.
Las intervenciones en la juventud son clave
Aunque muchos estudios destacan la importancia de intervenir en la primera infancia, la adolescencia y la juventud también son etapas cruciales. Primero, porque es un período clave para la acumulación de habilidades fundamentales para la vida adulta, un momento crítico en el desarrollo cerebral y cuando se toman decisiones determinantes para las trayectorias futuras. Segundo, porque la falta de oportunidades educativas y laborales en este período puede tener repercusiones significativas y permanentes tanto individualmente como para la acumulación de capital humano de los países.
El estudio subraya la necesidad de políticas que apunten a mejorar las condiciones de los jóvenes pertenecientes a grupos más desfavorecidos. Las políticas educativas y de empleo deben estar acompañadas de iniciativas integrales que se concentren en los jóvenes más rezagados, abordando sus condiciones de vida, su salud física y mental y su exposición a la violencia. Los elevados retornos de la educación, que se traducen en salarios más altos para aquellos que logran completar estudios secundarios y terciarios, se concentran en pocos jóvenes, perpetuando la desigualdad. Estos elevados niveles de retornos indican también que la educación es una de las herramientas más poderosas para combatir la pobreza y la desigualdad en la región. Además, la educación ha demostrado tener impactos positivos en los jóvenes sobre otros ámbitos como la salud y la disposición a conductas delictivas.
En definitiva, el desarrollo futuro de la región depende en gran medida de las intervenciones que se hagan hoy para mejorar las perspectivas de los jóvenes. Avanzar en este camino no sólo es fundamental para cada uno de los jóvenes de la región, sino también para las posibilidades de desarrollo del Cono Sur.
¿Quieres saber más sobre los jóvenes en el Cono sur? Descarga el estudio del BID que analiza la situación de la juventud en el Cono Sur en educación, trabajo y condiciones de vida, e incluye una revisión de la evidencia acerca de los tipos de intervenciones más efectivas para potenciar el desarrollo de la juventud.