Por Romelia Mó Isém, Viceminista de educación bilingüe e intercultural de Guatemala.
Los desafíos educativos en América Latina y el Caribe son complejos. En un país multilingüe y plurinacional como Guatemala, con la mayor cantidad de población indígena (junto con Ecuador, Bolivia y Perú) y una rica variedad lingüística, pueden serlo todavía más.
En nuestro país, actualmente se reconoce la existencia de los idiomas Xinka, Garífuna, español y 22 idiomas Mayas; de estos últimos los más hablados son Q’eqchi, Mam, Kaqchikel y K’iche’, en tanto que Itzá, Mopán y Tektiteko se consideran en grave peligro de desaparición. La educación en idiomas autóctonos es clave para preservarlos, pero ¿cómo se ve la educación indígena con pertinencia cultural y lingüística, en la práctica?
En términos de población y algunos indicadores socioeconómicos, Guatemala es un país con grandes desigualdades en contrastes con su riqueza cultural. El 33% de la población tiene entre 14 y 29 años, por lo que Guatemala es un país joven. Del total de la población, el 42% se autoidentifica como Maya, el 0,1% como Garífuna, 1,8% Xinka y 56% como ladino o mestizo.
Pese a su riqueza cultural y gran diversidad natural y biológica, el país, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, tiene un índice de Desarrollo Humano de 0,66 para 2019. Frente al número de años de escolaridad, el promedio nacional es de 6,5 años, mientras que en la población indígena y rural es de 4,5 y con altas tasas de analfabetismo. Esto ubica al país en la penúltima posición en América Latina y de 127, entre 189 países a nivel mundial, lo cual es preocupante.
El reporte del censo practicado en el país en 2018, corrobora un período importante denominado “bono demográfico”. En esta etapa la población joven y productiva del país (de 15 a 34 años) es el segmento más amplio de los habitantes. Esto abre una oportunidad de desarrollo acelerado; pero también representa un gran desafío en la inversión para la niñez, la adolescencia y la juventud.
Se espera que las proyecciones de población y los diferentes indicadores del desarrollo humano se reflejen en las oportunidades educativas para cada una de las etapas o ciclos de vida. Sin embargo, los indicadores educativos reportados evidencian más las grandes brechas y algunos avances que tiene actualmente la educación. Es necesario mencionar que la mayor parte de los problemas educativos son un reflejo de los problemas de desigualdad estructurales del país y que a la vez, los afecta.
En Guatemala el acceso a la educación para toda la población, específicamente cuando hablamos de Educación Bilingüe Intercultural (EBI), sigue siendo un desafío. EBI fue reconocido a nivel nacional, por medio del Acuerdo Gubernativo No. 22-2004. En este se establece el bilingüismo de carácter obligatorio en todo el país, así como la enseñanza y práctica de la multiculturalidad e interculturalidad. Este acuerdo está en consonancia con lo establecido en el Acuerdo de Identidad y Derecho de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la Conferencia Internacional del Trabajo, ratificado por Guatemala. En su Artículo 27, indica que:
“Los programas y los servicios de educación destinados a los pueblos interesados deberán desarrollarse y aplicarse en cooperación con éstos a fin de responder a sus necesidades particulares, y deberán abarcar su historia, sus conocimientos y técnicas, sus sistemas de valores y todas sus demás aspiraciones sociales, económicas y culturales”.
Además, el artículo 29, del mismo convenio, resalta que es “importante el objetivo de la educación de los niños indígenas”. Por esta razón, se deben promover el conocimiento y las habilidades que les ayuden a participar plenamente y en pie de igualdad en su propia comunidad y en la comunidad nacional. Esto implica que la educación debe desarrollar conocimiento y habilidades desde los pueblos, para los niños de los pueblos indígenas y en igualdad de condiciones.
A pesar de todos estos esfuerzos es importante continuar y consolidar acciones positivas que contribuyen a la construcción de un país intercultural, inclusivo e integral desde el acceso a la educación con pertinencia cultural y lingüística. Esto será posible:
- Solo cuando los niños, los jóvenes, los padres de la familia y la comunidad indígena se conviertan en actores activos de su propia construcción de conocimiento.
- Si creamos una cooperación entre el estado y los pueblos, para tomar en cuenta las aspiraciones de las diferentes comunidades que conforman el país para promover su desarrollo como ciudadanos.
Porque si bien es cierto, que estamos hablando de un único país; también es cierta y latente una diversidad lingüística y cultural que no debe de ignorarse. De esta manera, se puede hablar de una educación equitativa y justa en el sistema educativo de un país tan diverso y rico en culturas, idiomas y pueblos.
Debido al contexto de Guatemala, la EBI, hasta ahora, se percibe solo como de y para las personas indígenas. Las actuales políticas de gobierno y las líneas estratégicas del Ministerio de Educación apuestan por la implementación de una EBI en el aula, en la que todos los docentes y centros educativos públicos del país, pongan en práctica una educación que responda a la realidad de la niñez y juventud indígena. En todo este abordaje, la interculturalidad es un elemento esencial para propiciar una convivencia social entre los diversos pueblos, culturas y sectores sociales del país.
Es importante reconocer la propuesta de pueblos y organizaciones indígenas, en el movimiento y la manifestación pacífica de 105 días, que ocurrió en el año 2023 por la defensa de la democracia y el respeto a la decisión popular. A partir de ello, el Estado de Guatemala debe reconocer el acceso a una educación con calidad, pertinencia lingüística y cultural, como elementos importantes y necesarios para fortalecer el ejercicio de la democracia. Esto debe garantizarse a través del impulso y promoción de la participación ciudadana, el ejercicio de los Derechos Humanos y los Derechos de los pueblos indígenas, desde de la niñez y la juventud en el sistema educativo nacional. Es clave que las futuras generaciones se desarrollen en mejores condiciones y con mejores oportunidades sin exclusión alguna, incluyendo los esfuerzos continuos en garantizar la educación bilingüe con pertinencia lingüística y cultural: una demanda histórica de los pueblos indígenas en Guatemala.
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