En 2013, el colectivo de arte londinense Trioka lanzó una serie de esculturas en perspectiva entre las que se encontraba “Squaring The Circle” (cuadratura del círculo). En la obra, se ve un cuadrado, pero solo hace falta dar unos cuantos pasos para que este se convierta en un círculo.
¿Están equivocados quienes ven solo un cuadrado o un círculo? No, es cuestión de perspectiva. Esto no es único de la obra de Trioka sino, inclusive, se evidencia con algo tan sencillo como los números. Por ejemplo, el número 6 puede verse como un 9 si se mira desde una óptica distinta. También, sucede con el uso del diminutivo “ahorita” que puede ser significar “en cualquier momento” en países como México, mientras que el “ahorita” connota a esta hora, en el presente, en este instante en otro países de América Latina. La perspectiva define la manera en cómo enfrenamos la realidad y sus desafíos. Si bien la definición de “asilamiento social” es la misma para todos, dependiendo de nuestra posición se vive diferente. Estos días de confinamiento han evidenciado y acentuado la desigualdad en nuestra región y en el mundo, porque quedarse en casa es un privilegio para algunos y todo un desafío para otros.
El cambio estructural que ha representado el COVID-19 nos ha dejado muchas preguntas y aunque ya se empiezan a dar las primeras respuestas certeras, también hay respuestas que generan más preguntas ¿Cómo evitar la expansión de la enfermedad? Quedándote en casa; pero ¿eso qué significa para el 30% de la región que vive en la pobreza –45% en áreas urbanas-?, ¿cómo evitar el contagio? Debemos lavarnos bien las manos, pero ¿cómo pueden hacerlo el 78% de personas que no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionado de forma segura en la región? Frente a la necesidad de quedarse en casa, ¿cómo continuar con los procesos de aprendizaje en medio del aislamiento? Se han dispuesto recursos en línea; sin embargo, ¿qué posibilidades tienen el 48.8% de hogares sin acceso a internet?
Quedarse en casa cuando no todos tenemos la misma casa
La inequidad es un aspecto central para entender los efectos de esta nueva crisis, una antesala de lo que serán los efectos de las crisis venideras de continuar en el mismo camino y un llamado para encontrar soluciones a la desigualdad. Las poblaciones más vulnerables enfrentan día a día limitaciones que pueden impedirles seguir las recomendaciones dadas en esta pandemia. Estos son algunos aprendizajes que nos hacen ampliar la perspectiva:
- La importancia de la higiene: lava tus manos con frecuencia con agua y jabón. Si bien se han hecho esfuerzos importantes en la región para aumentar el acceso al agua potable, el 35% de la población de América Latina y el Caribe no tiene cobertura de este servicio en casa, disponible cuando la necesite y libre de contaminación -lo que se denomina “servicio de agua potable gestionado de manera segura”[1].
- La importancia del aislamiento social: para aplanar la curva de contagio necesitamos quedarnos en nuestra casa y evitar el contacto con las demás personas. Esto afecta en mayor medida a las personas que operan en la economía informal, aproximadamente unos 140 millones de trabajadores, pues la reducción de sus horas laborales se traduce en muchos casos a no contar con ingreso alguno. Además, una de cada tres familias de América Latina y el Caribe habita en viviendas inadecuadas o construidas con materiales precarios, lo que representa cerca de 59 millones de personas, y el hacinamiento afecta al 6% de las viviendas de la región. Estas situaciones combinadas con la falta de recursos económicos y la pérdida del acceso a programas de alimentación escolar, en algunos casos la principal fuente de alimento de los niños, generan en la población vulnerable estados de estrés e incertidumbre considerables. Adicionalmente, durante este tiempo, se han incrementado los casos de violencia intrafamiliar y de género en diversos países de América Latina y el mundo.
- La importancia de la conectividad: la tecnología se convirtió en el aliado principal para continuar con el trabajo y la educación, y el internet se volvió la herramienta indispensable para continuar con nuestras tareas . Sin embargo, en América Latina y el Caribe el 8% de los hogares no tienen acceso a internet, y la velocidad del servicio tiene gran variación. Para aliviar esto, algunos gobiernos de la región han puesto a disposición de madres y padres recursos pedagógicos en línea y algunos desplegaron en tiempo récord la transmisión de contenido en televisión y radio para llegar a las zonas más apartadas. Sin embargo, será difícil aprender a distancia para el 55% de los estudiantes del quintil de ingreso más bajo que no cuentan con habilidades básicas lectoras en la región.
Las tres situaciones planteadas no son factores aislados, es su combinación en el contexto actual lo que hace urgente encontrar soluciones permanentes. Esta crisis fue un llamado de alerta, especialmente para América Latina y el Caribe, la región más desigual del mundo. Como resultado de esto, entendimos de golpe que la conectividad está más cerca de ser un derecho que una opción en el siglo 21; vimos el efecto de la desigualdad en el acceso a la tecnología sobre distintos resultados educativos, económicos y sociales; y, además, comprendimos que es necesario dotar a toda la población con conocimientos digitales que le permitan navegar con confianza en el siglo 21. La necesidad de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones vulnerables y disminuir la inequidad entre quienes pueden pasar esta cuarentena sin problemas y quienes sufren por el aislamiento social no da espera.
Está vigente la tarea de los gobiernos de mover y promover la agenda digital, de acelerar los planes de cobertura de internet; de seguir trabajando para garantizar saneamiento y cobertura de agua potable y asegurar mejores condiciones de vida para las poblaciones vulnerables, quienes requieren mayor atención en estos momentos. En la situación actual, estas tareas son aún más desafiantes, haciendo necesarias soluciones no convencionales, recursivas, innovadoras y creativas. Para esto, se requerirán individuos competentes y formados en #habilidades21 que sean capaces de traer soluciones críticas, efectivas, creativas, empáticas y solidarias para construir sociedades incluyentes, resilientes y compasivas, y tengan adaptabilidad, perseverancia, resiliencia y flexibilidad para transitar hacia nuevas normalidades.
Empatía y perspectiva en medio de la pandemia
Tomar perspectiva en medio del aislamiento social es un ejercicio necesario para conocer la realidad de distintos sectores de la sociedad y resalta la necesidad de potencializar y desarrollar las #habilidades21 como una herramienta esencial para enfrentar la crisis. La empatía es una #habilidade21 indispensable para percibir los diferentes aspectos que trae consigo la pandemia, poder tener una lectura más amplia de los que sucede a nuestro alrededor y encontrar soluciones holísticas que no solo nos ayuden a nosotros sino también a quienes viven una realidad distinta a la nuestra. El pensamiento crítico y resolución de problemas nos brindan herramientas para encontrar soluciones innovadoras, eficientes y escalables; la autorregulación y la resiliencia permitirán una transición “suave” al nuevo estado de cosas y marcan el punto de arranque para aceptar la nueva realidad. En efecto, las #habilidades21 son necesarias para marcar el camino en esta nueva travesía: mientras que la perspectiva nos provee con la capacidad para contemplar el mundo desde otros puntos de vista, las #habilidades21 nos permiten conectar con ellos.
El futuro nos trajo desafíos que debemos capitalizar de forma efectiva en soluciones para todos durante la crisis y la vida post COVID-19, este es tiempo de introspección. Interpretar la obra de Trioka y contextualizarla nos invita a abrir los ojos a otras perspectivas, a dar unos pasos para ver el círculo en vez del cuadrado. Los desafíos de hoy y los del mañana requieren de nuestra participación activa. Hemos sido testigos del impacto de la situación actual sobre la vida de muchas personas en nuestra sociedad, lo que ha sido un llamado a la empatía, y tú ¿Ya pensaste qué puedes hacer para ayudar a quienes viven una realidad distinta a la tuya? Actualmente muchas causas ayudan a quien lo necesita, busca en tu comunidad y aporta a transformar realidades.
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[1] Los niveles de cobertura básica llegan al 96% en la región, pero aquí se debe salir del hogar para conseguir agua limpia, lo que no es posible en aislamiento obligatorio.
Fernando Rodríguez dice
Excelente artículo, se trata de construir en perspectiva con el fin de eliminar, o por lo menos disminuir la brecha de la desigualdad; pero quién logra generar empatía, solidaridad, tolerancia, respeto y justicia en gobernantes que solo buscan el enriquecimiento propio y esto se percibe en sus decisiones, para eso legislan, incluso aprovechándose de situaciones coyunturales como la del Covid. Solo se puede reversar esto con una educación hacia el liderazgo y la conciencia social que genere mecanismos de cerrar o por lo menos disminuir la brecha entre ricos y pobres. Necesitamos líderes con conciencia social, que refuercen esos mecanismos para “potencializar y desarrollar las #habilidades21 como una herramienta esencial para enfrentar la crisis”