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Por Nadin Medellín, Marco Stampini y Pablo Ibarrarán.
América Latina y el Caribe son conocidos por su algarabía y su riqueza y diversidad, tanto humana como natural. Lamentablemente, nuestra región también ostenta el triste título de ser la región más desigual del mundo. Aunque la pobreza ha disminuido considerablemente en las últimas dos décadas, todavía representa un reto, especialmente para los niños y niñas más pequeños.
De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo, alrededor de 168 millones de personas –28% de la población total de la región– viven en situación de pobreza. 23 millones son niños y niñas menores de 6 años. El porcentaje de menores de 6 años en situación de pobreza (41%) es considerablemente mayor que el del resto de la población. Esta situación se ha agudizado a pesar de los avances, ya que es más difícil disminuir la pobreza en la infancia, resultando en la infantilización de la pobreza.
En el Día internacional para la erradicación de la pobreza, queremos hablarte de los programas de transferencias monetarias condicionadas (PTMC), que ya han mejorado la vida de 136 millones de personas en la región. Específicamente, queremos contarte cómo estos programas pueden contribuir a la lucha contra la pobreza desde la infancia.
La pobreza, definida
En términos económicos, la pobreza se clasifica en dos tipos. La extrema pobreza se refiere a situaciones en que los ingresos son insuficientes para comprar los alimentos más básicos. Si el ingreso es menor a $3,1 diarios por persona, es decir $377 al mes para una familia de 4, es insuficiente. Las personas que viven en pobreza moderada tienen ingreso suficiente para comprar alimentos básicos, pero no para costear otras necesidades básicas que tienen que ver con vestido, transporte y vivienda. El estándar para estas familias se ubica en $5,0 diarios por persona, equivalentes a $608 al mes para una familia de 4.
La situación de vulnerabilidad de las personas va más allá de las capacidades económicas, por lo que son necesarios también los enfoques multidimensionales para medir la pobreza. Desde esta perspectiva, se considera la falta de acceso a bienes y servicios básicos, entre ellos, salud y educación.
El legado de las transferencias condicionadas
Las transferencias condicionadas, en un esfuerzo por combatir la pobreza en las familias, han buscado promover la inversión en la acumulación de capital humano a través del acceso a servicios de salud y de educación. Por ejemplo, la mayoría de los programas requieren que las mujeres embarazadas y los niños, sobre todo los menores de 6 años, acudan a controles de salud. En algunos casos, reciben complementos nutricionales.
El impacto de las transferencias condicionadas en la primera infancia ha sido positivo, como es el caso de Honduras, un contexto en el que se requieren con urgencia políticas sociales efectivas que ayuden a las familias más pobres. Un estudio realizado recientemente demostró que, a raíz del Programa Bono Vida Mejor que se implementa con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se han obtenido los siguientes resultados relevantes para los niños pequeños:
1. La intensidad de la pobreza que alguna vez experimentaron las familias beneficiarias, disminuyó.
2. La capacidad de consumir alimentos de mayor calidad y variedad y conseguir útiles escolares y uniformes, aumentó.
3. Los controles de salud y de las curvas de peso y crecimiento de los niños menores de 3 años se acrecentaron.
Además, gracias al énfasis de las transferencias condicionadas en que aumente el uso de los servicios de salud, pero también de educación en las familias, el estudio mostró que el número de niños matriculados y con mayor asistencia escolar creció y la deserción escolar en períodos de transición cayó. En ese sentido, los resultados fueron los esperados.
Lo que no se esperaba era encontrar efectos indirectos positivos en los niños de 0 a 5 años cuyos hermanos mayores recibieron el bono a cambio de asistir a la escuela sí o sí . El informe presenta evidencia de que sus habilidades en comunicación y en resolución de problemas mejoraron. Además, se registraron más y mejores interacciones entre hermanos, lo que muestra que los hermanos mayores con mayor escolaridad (y en consecuencia, probablemente, con un vocabulario más rico y complejo), pueden llegar a ser los mejores profesores para los más pequeños.
La educación, incluso antes de la escuela
Es importante recordar que la primera infancia es el periodo más importante en el desarrollo del cerebro. Por lo tanto, es clave invertir en los niños que viven en pobreza o vulnerabilidad para que experimenten interacciones de buena calidad y oportunidades de aprendizaje que apoyen su desarrollo cognitivo, de lenguaje, socioemocional y motor antes, incluso, de ir a la escuela.
Por ello, los programas de transferencias condicionadas han intentado motivar un cambio en las decisiones familiares para priorizar la educación de los niños sobre el trabajo. Al recibir un monto mayor al que percibirían por concepto del trabajo de sus hijos, muchas familias ven una mayor razón para mantener a sus hijos en la escuela.
Asegurando el progreso no solo en acceso, sino también en calidad
Para que los programas de transferencias condicionadas logren sus objetivos, es fundamental asegurar –y donde sea necesario, mejorar— la calidad de los servicios de salud y educación a los que tienen acceso las familias en situación de pobreza. No hay evidencia concreta de que haya disminuido la calidad de estos servicios; sin embargo, es fundamental asegurar estándares rigurosos a medida que más personas se ven beneficiadas por estos programas.
Disminuir la pobreza infantil continúa siendo el reto más importante en la lucha por alcanzar el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los PTMC son solo una de las estrategias para lograrlo, pero no son suficientes por sí solos. ¿Qué más podemos hacer? ¿Qué estás haciendo tú?
Para aprender más sobre la pobreza en la región, te invitamos a mirar este conversatorio con nuestros expertos.
Publicado inicialmente en el Facebook del Banco Interamericano de Desarrollo.
¿Qué otras estrategias conoces para erradicar la pobreza infantil? ¿Crees que las transferencias condicionadas contribuyen a disminuir la pobreza? Cuéntanos por qué en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
Nadin Medellín es Consultora en el área de protección social en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Marco Stampini es Especialista líder en protección social en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Pablo Ibarrarán es Especialista líder en protección social en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
Catiane T. Barro dice
Creo que los gobiernos precisam invertir mucho más en la educación de calidad, en un sistema de saúde eficaz, que atienda a toda la población. Invertir en los programas en la primera infancia, es esencial para que los niños tenga un mejhor rendimiento quando empezam en la escuela. La educación de calidad es el punto clave para la formación de cuidadanos pensantes, con ideas que contribuyan para su crecimiento, el crecimiento da población.
Catiane T. Barro dice
En el caso de las familias que recibimos, es necesario que esas familias además de colocar a sus hijos en la escuela, de participar en programas de salud, es necesario que las familias reciban cursos profesionalizantes para que las mismas puedan tener condiciones de arreglar empleos buenos o hasta que abran su propio negocio. Pues es importante que las familias tengan autonomía para no depender solamente de estos programas de transferencia condicionada.
George Nuñez Huillcahuari dice
Que las madres desde la gestación y que tengan niños y niñas de primera infancia se debe realizar un seguimiento en forma conjunta con EESS o el personal asignado para un mejor control para mejorar la calidad de vida del infante.
En cuanto a los estudiantes del programa deberían de acabar sus estudios secundarios y dar orientaciones para que puedan ingresar a las universidades o institutos.