En la madrugada del 16 de abril de 2016, un devastador terremoto sacudió la costa de Ecuador, dejando a su paso destrucción y pérdidas. Una de las ciudades más afectadas fue Portoviejo, donde el sismo dejó infraestructuras deterioradas, comunidades desplazadas y un impacto muy fuerte en el sentido de pertenencia de la población hacia los espacios públicos del área.
Luego de la tragedia, inició un proceso de reconstrucción, que no solo implicó la restauración de edificios y calles, sino también la oportunidad de revalorizar distintos espacios públicos de la ciudad para ofrecer mejores servicios a la población. En este contexto, se coordinaron acciones con un proyecto para el desarrollo de zonas de juegos inclusivos en parques existentes de la ciudad.
Impacto de las zonas de juegos inclusivos en el desarrollo social y mejor estado de salud
El objetivo de estos espacios recreativos es promover la inclusión social, la actividad física y la interacción entre los niños y niñas que hagan uso de ellos. Se busca mejorar la movilidad, la fuerza muscular y la coordinación de los usuarios potenciando la prevención el sedentarismo y enfermedades crónicas como la obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades músculo-esqueléticas, depresión y ansiedad.
Además, estas intervenciones buscan fomentar la salud mental y la estimulación cognitiva a través de actividades al aire libre, reduciendo el estrés, mejorando el estado de ánimo y combatiendo el aislamiento social. Los espacios recreativos también permitirán que las personas con y sin discapacidad interactúen y se integren de manera saludable, favoreciendo tanto su desarrollo físico como psicológico.
Al mismo tiempo, la puesta en marcha de estos espacios también se propone brindar un lugar de encuentro y convivencia para toda la comunidad. El proyecto no solo implica la construcción de juegos, sino de oportunidades y de inclusión, fomentando el sentido de pertenencia por estos nuevos espacios luego de la adversidad vivida.
Diseño de módulos de juegos inclusivos y el valor del juego
Los diseños realizados fueron concebidos bajo el concepto de “valor del juego“, un enfoque que busca maximizar las oportunidades de desarrollo y aprendizaje a través del juego. Esto significa que los módulos permiten que los usuarios interactúen de formas diversas y creativas, promoviendo la exploración, la autonomía y el desarrollo de sus propias ideas y acciones durante la experiencia de juego.
Se tuvieron en cuenta las tres principales categorías del valor del juego: físico, sensorial y social. En la categoría física, los juegos se diseñaron para incentivar el movimiento, mejorar la movilidad, fortalecer los músculos y desarrollar la coordinación motriz. En la categoría sensorial, se integraron elementos que estimulan los sentidos, permitiendo a los usuarios explorar diferentes texturas, colores y sonidos, enriqueciendo su percepción del entorno y fomentando la curiosidad. En la categoría social, los espacios promueven la interacción y colaboración entre usuarios, alentando el desarrollo de habilidades como la empatía, la comunicación y el trabajo en equipo.
Para garantizar la inclusión, se diseñaron módulos accesibles que permiten la participación activa de usuarios con diferentes tipos de discapacidad. Esto implica la incorporación de rampas y superficies niveladas para facilitar el acceso a usuarios con movilidad reducida, y la creación de juegos con colores contrastantes y señales visuales y auditivas para apoyar a niños con discapacidades visuales o auditivas.
Además, los módulos fueron diseñados por grupos etarios específicos para garantizar que las actividades se ajusten a las capacidades y necesidades de cada etapa del desarrollo. Esto asegura que los juegos sean seguros y al mismo tiempo suficientemente desafiantes para mantener el interés y la motivación.
Este proyecto de apoyo a la inclusión social de personas con discapacidad en Ecuador, a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI) y con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, representa un paso importante hacia la construcción de ciudades más inclusivas, saludables y resilientes. Los parques y zonas de juegos inclusivos no solo fomentan el desarrollo físico y social de los usuarios, sino que también reafirman el sentido de comunidad y pertenencia de la población. A través de estos espacios, se promueve una interacción que trasciende barreras físicas y sociales, creando una ciudad donde todos sus habitantes –sin distinción– puedan compartir, aprender y crecer juntos. Esta visión de desarrollo urbano inclusivo y saludable es un ejemplo de cómo transformar la adversidad en una oportunidad para mejorar la calidad de vida y fortalecer los lazos comunitarios.
¿Conoces otras intervenciones de zonas de juegos inclusivos en la región? ¡Compártelas en los comentarios!
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