Alrededor de 240 millones de niños y niñas presentan una condición de discapacidad a nivel global. Estamos hablando de 1 de cada 10 niños en todo el mundo.
Sin embargo, nacer con discapacidad sigue siendo una condición que conduce a la exclusión y a la discriminación, y que dificulta que los niños alcancen su máximo potencial.
Para cambiar esta realidad, es necesario incorporar otra mirada. Una mirada que se centre en el ser humano, que ponga el foco en las posibilidades y que genere oportunidades a través de acciones concretas que promuevan una inclusión temprana y eliminen o disminuyan barreras.
¿Cómo apoyar a las familias frente a un diagnóstico de discapacidad?
Durante los primeros días, las familias necesitan recibir información y mensajes positivos que brinden tranquilidad y aporten pautas concretas sobre los pasos a seguir.
Contar con un diagnóstico temprano a través de una valoración integral es fundamental para acceder a intervenciones que permitan al niño desarrollar la capacidad de adquirir nuevas destrezas y superar desafíos. En ese camino, la terapia física, de lenguaje, ocupacional, o las ayudas técnicas, entre otros, son claves para que el niño amplie sus oportunidades de desarrollo y se reduzcan etiquetas y barreras futuras.
También es fundamental el acceso oportuno a servicios de primera infancia inclusivos, que cuenten con equipos de profesionales capacitados en la atención a niños con discapacidad y en la construcción de vínculos positivos con la familia.
¿En qué consisten los servicios de primera infancia inclusivos?
Los niños con discapacidad también tienen el derecho a acceder a servicios de desarrollo infantil que les brinden protección, cuidado y la oportunidad de aprender a su propio ritmo en un entorno estimulante junto a otros niños. Deben tener experiencias para jugar, reír, cantar, bailar y participar en actividades, gozando de interacciones de calidad tanto con sus cuidadores como con otros niños.
Un servicio de primera infancia inclusivo es aquel que genera un entorno accesible y flexible, que cuenta con un programa diseñado para atender las necesidades de todos los niños, procura la participación activa, el respeto a la diversidad, fomenta un entorno que promueva el bienestar y el aprendizaje de todos los niños, valorando las diferencias individuales para asegurar un desarrollo pleno e integral. Es aquel que minimiza las barreras para garantizar el acceso, la permanencia y la participación de todos, teje puentes y genera redes para promover el trabajo conjunto entre el Estado, la sociedad civil y las familias.
¿Cómo potenciar las habilidades de cada niño desde esta mirada?
La metodología del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) permite responder a la diversidad a través de acciones como:
- Presentar los contenidos a través de múltiples formas, considerando que los niños perciben y comprenden la información de diversas maneras, por ejemplo, a través de imágenes, de sonidos, de movimientos.
- Permitir que los niños expresen lo que saben o las destrezas que adquieren a través de distintas habilidades como el hacer algo, el lenguaje oral o gestual, la construcción, el dibujo, el juego, el baile, entre otros.
- Hacer que cada experiencia de aprendizaje sea significativa para los niños de tal manera que se mantengan motivados y se sientan parte activa del proceso de aprendizaje.
Es esta otra mirada que, al transformar los servicios en espacios para todos, minimiza las barreras, disminuye el miedo y elimina falsas creencias.
A su vez, generar espacios de convivencia promueve entornos más inclusivos, que facilitan que los niños aprendan y desarrollen el respeto, la empatía, la comprensión de las diferencias y la aceptación del otro.
¿Cuáles son las estrategias para la atención de niños con discapacidad en la primera infancia?
Partiremos siempre de conocer al niño, entender sus características, identificar sus intereses, comprender sus potencialidades y limitaciones e identificar con claridad su perfil de desarrollo en todas las áreas.
Si los niños tienen dificultades de movilidad, debemos eliminar los obstáculos que les impidan ir de un lugar a otro con el menor apoyo posible. Es importante proporcionar espacios de juego donde puedan interactuar y asegurarnos de que los materiales estén al alcance. Importante que los niños estén en las aulas más cercanas a todos los servicios.
En el caso de los niños que no pueden escuchar, es importante acompañar los sonidos, el lenguaje y la música con señas. Podemos utilizar letreros con gráficos, pictogramas y estrategias visuales y kinestésicas para facilitar su comprensión.
Si no pueden ver, es fundamental iniciar con el reconocimiento de su entorno y del lugar en el que se guarda cada cosa. Mantener los espacios ordenados es de gran ayuda. Además, podemos utilizar el lenguaje verbal y estrategias de aprendizaje orales y auditivas para brindarles información de manera más accesible.
Cuando los niños encuentran dificultades para comprender nuestras instrucciones, mantener la atención o completar una actividad, es crucial establecer reglas claras y sistemáticas. Podemos utilizar recursos visuales, como gráficos, para apoyar su comprensión. Además, es importante proporcionar las instrucciones de forma secuencial y mantener un contacto visual constante. Una estrategia útil es dividir cada tarea en actividades más pequeñas y manejables. De esta manera, les brindamos una estructura clara y el apoyo necesario para facilitar su participación y promover un mejor entendimiento.
Abordar la discapacidad desde esta otra mirada ayuda a que los niños puedan superar desafíos, potenciar habilidades y desarrollar destrezas, así como adquirir autonomía, seguridad, y confianza en sí mismos. ¿Conoces servicios de primera infancia inclusivos en tu región o país? ¡Cuéntanos y ayúdanos a promover más experiencias positivas!
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