Mi segunda nieta nació en los peores momentos de la pandemia. Su madre, pediatra, aunque fue una de las primeras personas en recibir la vacuna contra el COVID-19 por ser trabajadora de salud, anticipaba el parto institucional con trepidación por el peligro de exponer a la recién nacida al virus que seguramente circulaba en el ambiente hospitalario. Era invierno en el hemisferio norte. Debido al confinamiento y al frío la vida trascurría puertas adentro; la súper contagiosa nueva variante del virus aprovechaba para regarse sin tregua.
En ese entonces no se sabía a ciencia cierta lo que hoy está confirmado: que las mujeres embarazadas y vacunadas contra el COVID transfieren anticuerpos contra el virus de manera efectiva al feto a través de la placenta. La pequeña nació con alguna protección, pero ¿y después?
Una vez que el mecanismo de transferencia placentaria de anticuerpos deja de funcionar los infantes transitan por este mundo sin defensa alguna al COVID hasta cumplir los cinco años cuando se hacen elegibles a recibir la vacuna,* al menos que antes suceda uno de los siguientes escenarios: (i) se contagian y, como consecuencia, crean defensas contra futuras infecciones o (ii) reciben leche materna rica en anticuerpos precozmente y continúan recibiéndola de manera exclusiva hasta los seis meses.
La protección que da la leche materna
Las propiedades inmunológicas y nutritivas de la leche materna son conocidas desde hace décadas. El calostro o primera leche es rico en anticuerpos y nutrientes que le dan al infante defensas contra las infecciones prevalentes en su medio así como energía, proteína y micronutrientes para sobrevivir durante los primeros días.
Recientemente, se ha constatado que la leche de madres que han sido vacunadas contra el COVID (o que han adquirido el virus) y tienen los anticuerpos correspondientes en su sistema inmunológico, contiene estos anticuerpos también. Los mismos aparecen en la leche aproximadamente una semana después de la primera vacuna. Tanto las madres que son vacunadas durante el embarazo como aquellas que reciben la vacuna una vez han dado a luz producen leche con altas concentraciones de anticuerpos contra el COVID y son capaces de otorgar inmunidad pasiva al lactante cuando éste recibe leche materna exclusivamente.
Sin embargo, hay alguna evidencia que las defensas transmitidas a través de la ingesta de leche materna no se comportan de la misma manera que las defensas creadas por el organismo a raíz de la vacuna o de la infección. Para que la inmunidad conferida por los anticuerpos ingeridos se mantenga, estos tienen que ser repuestos regularmente dado que su vida media podría ser más corta que la de los anticuerpos creados el organismo del infante. Por tanto, para que actúe como defensa contra el virus la alimentación a pecho debe ser a demanda, cada pocas horas, y persistente en el tiempo. Además, debe ser exclusiva, en ausencia de otros líquidos o alimentos que puedan reducir la cantidad de leche materna que el infante ingiere.
Los infantes recién nacidos y hasta que cumplen aproximadamente seis meses no tienen un sistema inmunológico totalmente desarrollado lo que significa que no responden tan eficazmente a las inmunizaciones como lo hacen los niños mayores y los adultos. Por esta razón los ensayos clínicos de las vacunas mRNA para niños pequeños incluyen solamente a los de seis meses a cinco años. Cuando se apruebe la administración de vacunas contra el COVID para niños menores de 5 años, los más pequeños no serán elegibles. Su única protección será la leche de sus madres, siempre que ésta tenga las propiedades inmunológicas necesarias.
¿Por qué hacer énfasis en la protección contra el COVID para los más pequeños si los riesgos de complicación y muerte son bastante bajos en la población infantil? El riesgo es mínimo para infantes saludables que viven en ambientes limpios y cuyas madres están bien nutridas. Esas circunstancias no son comunes en países de bajos y medios ingresos. De allí que queramos hacer todo lo posible para proteger a los menores de seis meses.
Mi nieta ya cumplió un año y continúa lactando para conferirle al menos alguna protección, mientras la familia espera con ansia la aprobación de la vacuna para su edad.
* El gobierno de EE.UU. aprobó la vacuna para menores de 5 años el 18 de junio de 2022, unos días después que la autora sometiera este artículo al Comité Editorial del blog.
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interesante, gracias.