Uruguay ha avanzado en la mejora de las condiciones de vida de su población, y los indicadores de salud dan cuenta de este avance. La mortalidad infantil disminuyó sostenidamente en los últimos años, ubicándose en 2017 en un mínimo histórico. Los embarazos están adecuadamente controlados en el 90% de los casos y la mortalidad materna es la más baja del continente.
En materia de infancia, la pobreza en menores de 6 años se redujo 37 puntos entre 2005 y 2017. En esta misma línea, el Gasto Público Social (GPS) destinado a la infancia pasó del 4,4 al 6,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en el período 2005-2013. Además, se instauró el Sistema Nacional de Cuidados que en una primera etapa, entre otras cosas, está permitiendo una significativa ampliación de los servicios de cuidado infantil en diferentes modalidades.
No solo servicios, sino también datos de calidad
Con el objetivo de avanzar en el conocimiento de las condiciones en las que crecen y se desarrollan los niños y niñas, en 2013 se impulsó la Encuesta de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (ENDIS). Esta es la primera investigación sobre primera infancia con metodología de panel, encuesta de hogares y con representatividad nacional realizada en el país que permite estudiar tres aspectos interrelacionados y poco estudiados en Uruguay a escala poblacional: nutrición, desarrollo infantil y salud.
El objetivo principal de la ENDIS es generar conocimiento para orientar las políticas de primera infancia basadas en evidencia sobre el estado nutricional, de desarrollo y salud de la población infantil y su evolución durante el proceso de crecimiento.
La ENDIS apunta también a generar información de libre uso y acceso que sirva como insumo para que organizaciones estatales, no estatales e investigadores nacionales y extranjeros puedan profundizar en temáticas vinculadas a primera infancia e infancia. Los micro datos están disponibles en la web del Instituto Nacional de Estadística.
La primera ronda del levantamiento de información de este panel (2013) logró establecer una línea de base para la primera infancia. En 2015 la segunda ronda permitió conocer con mayor profundidad la evolución del desempeño en diferentes áreas de la nutrición, desarrollo infantil y salud así como sus interrelaciones con factores ambientales, económicos y sociales.
En la segunda ronda se aplicaron varias herramientas con el objetivo de comprender mejor las prácticas parentales, los rasgos de personalidad de las cuidadoras y el medio ambiente familiar. Entre ellas y con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, se utilizó la escala HOME (Home Observation for Measurement of the Enviroment, por sus siglas en inglés). HOME está diseñada para medir la calidad del ambiente familiar en el hogar y las prácticas parentales, desde una perspectiva cuantitativa y cualitativa.
¿Cómo y para qué funciona esta escala?
En esta segunda ronda se aplicaron 11 ítems, correspondientes a las subescalas de receptividad y aceptación parental hacia el niño, de los 45 que componen la escala HOME en su versión para niños de cero a tres años. La sub escala de receptividad indica el tipo de relación que se establece con el niño (fría/poco receptiva o cálida/muy receptiva), mientras que la sub escala de aceptación indica cómo los padres manejan la conducta del niño (padres punitivos/severos o permisivos). Esta versión corresponde a la aplicada en otros países de América Latina y el Caribe.
Usando el HOME como medida de la calidad de la estimulación que se ofrece a los niños en el hogar, se encuentra que los niños más vulnerables desde una perspectiva socioeconómica (hogares con bajos ingresos y con madres menos educadas) están expuestos a ambientes que no favorecen su desarrollo. Es decir, son ambientes menos sensibles al niño y más punitivos.
Resultados de la escala
Al indagar por la asociación entre el HOME y los test psicométricos usados para evaluar el desarrollo infantil, se encuentra que un ambiente violento y poco receptivo se asocia a peor desempeño en las áreas de resolución de problemas, motricidad fina y comunicación, y en el desarrollo personal-social de los niños. Asimismo, el desarrollo infantil se ve favorecido en todos los niveles socioeconómicos cuando niños y niñas están expuestos a ambientes que cuentan con adultos disponibles para la interacción y donde se aplican prácticas de crianza libres de violencia.
Esto refuerza la importancia de seguir construyendo políticas públicas que amparen, protejan y potencien las buenas prácticas de crianza, que inciden de forma determinante en el desarrollo infantil, incluso llegando a nivelar las diferencias dadas por el nivel socio económico.
Los programas que fortalecen las capacidades parentales de los padres más vulnerables son la mejor apuesta para mejorar las trayectorias de desarrollo de los niños. Esto es clave para el progreso de toda sociedad y para romper con la transmisión intergeneracional de la pobreza.
Conoce más sobre la experiencia de Uruguay en esta publicación gratuita del BID.
Descarga Medición de la calidad del entorno familiar de los niños pequeños en Uruguay: Gradientes socioeconómicos en el inventario HOME
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Diana Ordóñez Campaín dice
En teoría los programas son excelentes, el problema es su implementación en la práctica y con la población vulnerable.