Invertir en el futuro es siempre una decisión difícil. Por ejemplo, planificar nuestras finanzas de cara a la jubilación a menudo parece menos urgente que lidiar con los problemas financieros del día a día y que tienen que ser solucionados ahora, siempre que que se encuentre cerca de la edad de jubilación, claro está. Pero lo cierto es que, para poder tener un futuro financiero estable, necesitamos conocer nuestros riesgos, evaluar las potenciales pérdidas y los costos asociados con ellas y planificar nuestra economía en consecuencia.
Los gobiernos se enfrentan a un desafío similar cuando se trata de pensar sobre el cambio climático: necesitan planear ahora para poder gestionar los riesgos asociados con el clima del mañana.
Trinidad y Tobago, al ser un pequeño estado insular, se enfrenta a riesgos muy claros: el país tiene frágiles ecosistemas, el espacio disponible es claramente limitado y las actividades de mayor importancia socioeconómica se concentran en un estrecho cinturón costero. En la costa se ubica gran parte de las principales infraestructuras del país, incluyendo las relacionadas con la generación de energía, los puertos, las instalaciones petroliferas y de gas, y se trata de una zona que se verá sin duda negativamente afectada por la subida del nivel del mar y por otros impactos relacionados con el clima. Según diferentes estudios, el cambio climático tendrá un impacto significativo en el país, tanto a nivel ambiental como socioeconómico, y afectará principalmente a cuatro áreas clave: agricultura, salud, asentamientos humanos (en particular en zonas costeras) y recursos hídricos. ¿Qué puede hacer el país para poder hacer frente a los costos generados por los impactos del cambio climático?
Para ayudar al gobierno a abordar el reto de la adaptación al cambio climático, el BID ha apoyado la elaboración de un estudio sobre los aspectos económicos de la adaptación al cambio climático que tiene como objetivo proporcionar una herramienta para apoyar estrategias para aumentar la resiliencia del país frente a los riesgos relacionados con esta realidad. En Trinidad y Tobago, como en otros países de América Latina y el Caribe, invertir en adaptación al cambio climático hoy, dará sus frutos en el futuro: se estima que las inversiones en restauración de manglares y en la creación de un código nacional de construcción podrían recuperarse en un periodo de menos de cinco años: se trata de inversiones inteligentes.
La adaptación tiene que ser una prioridad tanto para Trinidad y Tobago como para el resto de los Estados de la CARICOM, y es por eso que esta metodología será compartida en toda la región en un esfuerzo para ayudar a los gobiernos del Caribe a planificar sus finanzas para el futuro: las sabias decisiones de hoy sin duda puede ayudar a asegurar un futuro adaptado al cambio climático. Alguien tiene que pagar la factura y es recomendable identificar desde hoy los recursos necesarios antes de que los costos sean demasiado altos.
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Antonio dice
El cambio climático es un problema al que se enfrenta la humanidad entera. Si bien es cierto que hay países que se encuentran más avanzados que otros en la puesta en marcha de políticas energética y acciones de eficiencia energética que han reducido en parte sus emisiones contaminantes y su gasto energético, el cambio climático es algo que se ha de abordar de manera global y conjunta.
Dicho esto, en el caso de Trinidad y Tobago, como en la situación de otros muchos países, la construcción y la rehabilitación energética tiene mucho que aportar. Con un buen sistema constructivo es posible generar edificios de consumo energético casi nulo, por lo que con una misma acción se consigue un doble objetivo: reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y la reducción del consumo energético.
Creo que esta puede ser una de las muchas medidas que es fundamental comenzar a adoptar, si bien seguro que existen muchas otras, que también pueden contribuir.
Nerea dice
En las últimas semanas he leído diversos artículos sobre la energía producida por el mar. En este sentido, se trata de una energía limpia, que no genera residuos en el medio ambiente y que contribuye a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, por lo que se convierte en una herramienta para luchar contra el cambio climático.
En este sentido, creo que puede ser una gran solución para Trinidad y Tobago, donde este recurso es abundante y donde sería relativamente fácil su implantación.
Se trata evidentemente de un recurso que económicamente puede suponer un alto desembolso, pero que sin duda puede ofrecer grandes resultados a medio y largo plazo.
Angustias dice
Creo que nos hemos acostumbrado a poner parches cuando suceden las cosas y no a tomar medidas para evitar que sucedan. Los problemas que pueden venir a largo plazo, parecen estar muy lejos, para que muchos países se los tomen tan en serio como deberían. Lo que está haciendo Trinidad y Tobago está muy bien, pero el resto de países no solo de la CARICOM sino del mundo entero deberían trabajar en esa misma línea.