Esta es la típica frase que escuchamos o decimos luego de ver los resultados de una potente crecida de ríos. Inundaciones que afectan a las ciudades, obligando a miles de familias a desplazarse de sus hogares, donde pierden la mayor parte de sus pertenencias, suspenden sus actividades económicas y por tanto sus ingresos se ven disminuidos. Estas afectaciones forman parte de la dinámica de los ecosistemas y son de gran influencia para la evolución y mantenimiento de la biodiversidad. Por eso es de vital importancia que los gobiernos nacionales presten atención a esta problemática y aborden con voluntad política acciones concretas para disminuir la vulnerabilidad y exposición de las ciudades ante amenazas de la naturaleza.Sin embargo, el papel de las organizaciones de la sociedad civil en conjunto con las comunidades viene tomando cada vez mayor relevancia para la toma de decisiones en la materia.
Los desastres, por definición, resultan de la combinación de amenazas, condiciones de vulnerabilidad e insuficientes medidas para reducir las consecuencias negativas y potenciales del riesgo ante amenazas, en este caso de origen natural. En otras palabras, es una condición que se da por NO contar con capacidades mínimas para prevenir riesgos sabiendo que algunos territorios están expuestos a distintas actividades sísmicas, volcánicas, crecidas recurrentes de ríos, etc.; y a esto sumarle la inminente amenaza del cambio climático, como es el caso de eventos hidrometereológicos.
En los últimos 6 años he tenido la oportunidad de trabajar en programas de apoyo a los países en situaciones de emergencia ante desastres por inundaciones, terremotos y cenizas de volcán. He podido experimentar la vulnerabilidad de muchas ciudades que no cuentan con una planificación territorial que evite estos desastres. También he constatado la importancia de que los gobiernos nacionales aborden con voluntad política acciones concretas para prevenir los riesgos de desastres. Estas acciones van desde normativas específicas para la gobernabilidad, inversiones para la reducción de riesgos hasta fondos específicos de protección financiera.
Sin embargo, en base a estas experiencias, considero que hay un eslabón en esta cadena de intervenciones para la gestión del riesgo que necesitaría de un abordaje más integral. Me refiero a las propias comunidades o barrios cuyos pobladores son los que reciben todo el impacto cuando ocurre el desastre. Son portada de los medios y prioridad de los gobiernos centrales sólo durante la etapa de emergencia ya que luego cambian los escenarios y aparentemente todo vuelve a la normalidad, salvo el de los pobladores afectados que deben ver cómo retomar sus actividades sociales y económicas.
Ante esta problemática, en Argentina, se formó una mesa temática para la gestión de riesgos en el marco de los grupos consultivos de la sociedad civil (CONSOC) para reflexionar sobre este “eslabón suelto” y se propuso hacer un estudio para identificar municipios y/o provincias que hayan realizado proyectos o iniciativas en gestión de riesgos. Las lecciones aprendidas pueden servir para llamar la atención sobre dicha problemática y ayudan a pensar en nuevas formas de abordar la gestión de riesgo desde el nivel local con soluciones innovadoras. El resultado de este estudio se llama: “Una mirada de la gestión del riesgo desde el nivel local en Argentina” que fue presentado en un taller con participación de diversos expertos en la materia, autoridades nacionales, provinciales y municipales.
En este estudio, se presentaron cinco experiencias, entre ellas se presentó la ciudad de Santa Fe como un ejemplo que se consolida como política de Estado y propone instalar la gestión de riesgo de desastres de manera transversal a las distintas políticas, programas y acciones del Gobierno de la ciudad. El objetivo es la identificación y reducción del riesgo, así como la respuesta a la emergencia.
En este espacio se reflexionó sobre el marco conceptual de la gestión de riesgos; también se presentaron los instrumentos que tiene el BID para apoyar a los países de la región en esta temática, y cerramos con una simulación de crecida del Río de la Plata configurando un sistema de alerta temprana para un municipio que es afectado recurrentemente por estas crecidas. Emiliano Nuesch de la empresa Pacífico desarrolló para este encuentro el llamado Laboratorio de Riesgo, con el objetivo de mostrar instrumentos novedosos, sencillos y de bajo costo que permitan conectar a los ciudadanos con el gobierno compartiendo información de las áreas vulnerables.
Una mirada de la gestión de riesgo de desastres desde el nivel local en Argentina from el BID – the IDB on Vimeo.
A través de estas intervenciones se espera mantener viva la reflexión sobre la mirada del riesgo desde el nivel local y buscar sinergias públicas y privadas para encontrar alternativas que se puedan implementar en el corto plazo. Esperamos que soluciones innovadoras como los Laboratorios de Riesgo encuentren eco en toda la Región y se genere un dialogo de intercambio de conocimiento que contribuya a que ningún país de la Región tenga que volver a decir ¡qué desastre la inundación!
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