Tan solo América Latina y el Caribe poseen el 40% de la diversidad biológica del mundo. Este capital natural no es valorado adecuadamente en las cuentas nacionales y no puede competir con otras prioridades de inversión.
Durante la COP 25 en Madrid, bajo la presidencia de Chile, países de todo el mundo discutieron las diversas vías para el desarrollo, los planes de descarbonización y las innovaciones tecnológicas que pueden frenar que la temperatura aumente dos grados centígrados. Entre otras discusiones, los delegados buscaron soluciones de infraestructura para ayudar a construir resiliencia o tratar de incentivar programas para alcanzar la meta de cero emisiones netas para 2050.
Aún así, muchas de estas conversaciones no abordaron un componente vital: la naturaleza. Tan solo América Latina y el Caribe posee el 40% de la diversidad biológica del mundo y contiene siete de los 25 puntos críticos de biodiversidad, 11 de los 14 biomas terrestres, y el segundo sistema de arrecifes más grande del planeta. Más del 30% del agua dulce disponible de la Tierra y casi el 50% de los bosques tropicales del mundo se encuentran en la región. Nuestros ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros y marinos contienen algunas de las colecciones más ricas de aves, mamíferos, plantas, anfibios y paisajes.
A medida que iniciativas globales, como la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza, buscan unificar los objetivos de las Convenciones sobre Cambio Climático y Biodiversidad, una visión completa del valor del capital natural puede ayudar a centrarnos en las soluciones que la madre naturaleza ya nos está brindando. Una buena señal es que países como Costa Rica, Francia y el Reino Unido estén trabajando para resaltar la importancia de los vínculos entre la biodiversidad, la naturaleza y el cambio climático. Con suerte, veremos más apoyo para aumentar la inversión en estas soluciones por parte de los sectores público y privado.
Versión adaptada y publicada originalmente en El País
Lea una nueva publicación realizada por el BID sobre las soluciones basadas en la naturaleza aquí.
Foto copyright: Jeremy Bishop – Pexels
Yomayra Martinó dice
Valioso aporte a la discusión en torno a la recuperación post COVID basada en la naturaleza. Armonizar las metas en materia climática, ODS y las necesidades propias de las agendas nacionales es una tarea impostergable. Priorizar acciones e identificar mecanismos innovadores para su financiamiento.
Gustavo dice
Que interesN
Leonardo Saenz dice
La sostenibilidad del sector agropecuario en América Latina está directamente relacionado con un entorno ambiental que debe ser preservado y fortalecido.
Nuestra responsabilidad está en el impulso de métodos de producción que cuenten con herramientas que respeten la diversidad, los ciclos naturales de los nutrientes, prevengan la compactación del suelo y no contaminen las fuentes de agua.
Oswaldo Usipales Cayo dice
Este es un asunto que no es percibido y comprendido en su real dimensión como es el caso de Bolivia.
Me interesaría un mayor abordaje y profundización sobre este tema para ver la manera de replicarlo en mi País.
Aguardo una respuesta sobre el asunto..
Saludos
Jose Alberto Gómez Valenzuela dice
Efectivamente, en Latinoamérica existe grandes reservas de biodiversidad que deben ser protegidas y conservadas por su contribución al desarrollo, requiriendo de grandes inversiones para eso, lamentado que los países no lo incluyen dentro de sus planes de desarrollo nacional. También debe promoverse la protección, conservación y restauración de ecosistemas menores que hacen la misma contribución a territorios mas pequeños. Pero la promoción de este esfuerzo es importante por el bien del planeta.
Ruben pereda dice
La naturaleza se compone, de un ” ciclo” y como tal debemos tomarlo, si queremos colaborar, en ayudarla para ayudarnos!!!
German Cuevas dice
Este enfoque es necesario en nuestra región., ya que necesitamos impulsar proyecto que nos lleven a conservar el capital natural. Interesante información que nos compartes.
Luis Vicente Lopez Salazar dice
existen diferentes percepciones sobre sus riesgos, así como variadas respuestas de acuerdo al nivel de afectación, los daños más severos se registran en aquellos sistemas de vida más vulnerables, como el caso de la región andina, dada la fragilidad de sus ecosistemas y las carentes condiciones socioeconómicas.
Es cambio climático es un realidad insoslayable, sus efectos adversos se incrementan y acentúan día a día, Los daños más severos se muestran en aquellos sistemas de vida más vulnerables, como es el caso de la Región Andina y Mesoamérica, acentuada por la fragilidad de sus ecosistemas y pobres condiciones económicas.
Carlos Cáceres Claros dice
La Diversidad Biológica y Cultural Neotropical es el bien más valioso del mundo, paradójicamente para beneficio humano. todo sistema económico-tecnologico que afecte negativamente a ella deberá ser omitido por los países y optar por las SbN.