Es sabido que la salud de la población se ve afectada por el cambio climático. Una de las razones son los cambios de patrones climáticos que afectan, directa o indirectamente, sobre el bienestar de las personas. La temperatura global ya ha aumentado en 1.1 C, lo que ha provocado fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos, como sequías, huracanes y olas de calor, causando miles de muertes y pérdidas económicas equivalentes a más de 100.000 millones de dólares en la región. Asimismo, afectan directamente la salud de la población, generando enfermedades respiratorias, enfermedades transmitidas por vectores, descompensación de problemas crónicos y problemas de salud mental. De manera indirecta, estos impactos repercuten la calidad del agua, la contaminación del aire, el cambio del uso del suelo y el cambio ecológico.
El sector salud es responsable del 4,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), de las cuales América Latina y el Caribe aportan un 6%. Tal como menciona la reciente publicación del BID, si el sector salud fuera un país, sería el quinto mayor emisor del mundo.
La oportunidad: salud en la agenda de cambio climático
Los países de América Latina y el Caribe ya han comenzado a considerar el impacto del cambio climático en la salud humana dentro de sus políticas climáticas. Gran parte de los países de la región ya incluyen medidas y compromisos para la adaptación al cambio climático en el sector salud en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) frente al Acuerdo de París. A pesar de este importante avance, hay espacio para aumentar la ambición. Por ejemplo, una reciente publicación sobre salud y cambio climático del BID sugiere que además se incorporen medidas en todos aquellos sectores que en mayor o menor grado afectan directa o indirectamente al sector salud, por ejemplo, aquellos como los de infraestructura, agua y agricultura. De esta manera, se lograrán co-beneficios climáticos adicionales en materia de salud. También los países de ALC tienen la oportunidad de incorporar medidas específicas de mitigación para el sector salud dentro de sus compromisos climáticos, algo que aún ninguna NDC incluye, y establecer o actualizar las políticas climáticas nacionales en salud.
El trabajo multisectorial de los gobiernos cumple un rol fundamental a la hora de liderar un proceso que incorpore acciones de adaptación y mitigación al cambio climático dentro del sector salud. Para ello, será importante contar con un marco regulatorio y administrativo fomentado por incentivos para cumplir con los objetivos de las NDC de cada país.
¿Qué medidas de adaptación pueden tomar en cuenta los países para fortalecer los sistemas de salud?
Los impactos climáticos afectan de manera directa la salud de las personas, y para ello habrá que tener un claro entendimiento de los efectos de dichos impactos en la dinámica social y fortalecer los sistemas y servicios de salud para enfrentarlos. En definitiva, habrá que trabajar sobre la resiliencia climática de los servicios de salud. El liderazgo y la gobernanza son necesarios para desarrollar, implementar y reportar los planes para enfrentar el cambio climático. Veamos algunas recomendaciones.
- Expandir los sistemas de información, para fortalecer la inteligencia sanitaria. A través de la investigación, se podrá entender los impactos climáticos y cómo afectan la salud y así desarrollar sistemas de alerta temprana que permita recolectar y analizar datos para dar una mejor respuesta frente a las crisis.
- Fortalecer la capacidad de respuesta habitual de prestación de servicios, que permitan enfrentar los efectos directos e indirectos del cambio climático. Para mejorar la respuesta de las olas de calor, tormentas y otros efectos habrá que tomar medidas para fortalecer las intervenciones de una manera sostenida y dar una respuesta sanitaria. Existen programas como lo es el Plan de adaptación al cambio climático para salud de Chile, que tiene por objetivo fortalecer la capacidad del sector salud para responder al cambio climático identificando medidas que permitan asegurar el funcionamiento adecuado de los servicios y las redes de salud, entre otros.
- Incrementar la resiliencia de edificios y equipos para salud, que garanticen su continuidad operacional en condiciones adversas. Un clima cambiante y eventos climáticos extremos pueden afectar la continuidad operacional de los equipos y edificios de salud, así como también la accesibilidad a insumos o al suministro de agua. Se deberán desarrollar y trabajar con tecnologías sanitarias efectivas para garantizar la continuidad de la provisión de servicios de salud.
- Preparar al personal sanitario, para enfrentar las exigencias relacionadas al cambio climático. El personal de salud es la columna vertebral del sistema de salud, y de su preparación depende la respuesta frente a crisis climáticas y sanitarias. Por ello será necesario fortalecer las capacidades y el acceso a información del personal del sistema de salud para que cuenten con la sensibilización necesaria a nivel de contenido sobre cambio climático e impacte mejor en su función y rol que cumplen.
- Reforzar la financiación, para responder a la adicionalidad del cambio climático. La respuesta al cambio climático requerirá de un mayor gasto en salud, que debería expresarse en un plan plurianual que cuantifique y priorice y los recursos de inversión que ayudará a reforzar los sistemas de información, servicios de salud, resiliencia de los activos y apoyo al personal entre otros.
¿Qué medidas de mitigación se pueden tomar en cuenta para fortalecer los sistemas de salud?
Como mencionamos, la huella de carbono del sector salud es importante. Descarbonizar este sector implica realizar una serie de intervenciones en sus instalaciones y su funcionamiento. Veamos algunas:
- La construcción verde contribuye a reducir la emisión de GEI y a la sostenibilidad financiera del sistema de salud. Las edificaciones y el sector de construcción fueron responsables por 36% del consumo final de energía y 39% de las emisiones de CO2 durante el año 2018. Los proyectos de infraestructura edilicia, y particularmente los del sector salud, presentan una gran oportunidad para utilizar eficientemente recursos como la energía y el agua, al mismo tiempo que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
- El uso de equipos médicos eficientes reduce el consumo de energía. Los sistemas de certificación evalúan diferentes características y otorgan diversos sellos. Por ejemplo, se han incorporado certificaciones sobre el consumo de energía de los equipos médicos.
- La telesalud contribuye a reducir las emisiones del sector. Además de los beneficios que otorga en la atención de pacientes, la operación de procesos clínicos y no clínicos, la coordinación y el intercambio de información, y la capacitación y comunicación, la telemedicina también tiene beneficios en materia ambiental como puede ser el uso eficiente de recursos que brinda la interoperabilidad de los sistemas de información y en la reducción de visitas a establecimientos médicos.
- La organización y funcionamiento en redes integradas de los servicios de salud tiene el potencial de contribuir a reducir la huella de carbono. La organización y gestión de servicios de salud en red promueve la complementariedad de los establecimientos, lo que genera eficiencias en las operaciones y reduce la huella de carbono.
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