“Usar o perder los bosques tropicales”, ese es el mantra de un grupo creciente de investigadores y responsables de política pública quienes argumentan, de manera algo contraintuitiva, que los permisos para la extracción de madera pueden ayudar a conservar los bosques tropicales. Afirman que los permisos fortalecen los incentivos de los terratenientes para aprovechar los bosques con el fin de generar un flujo de beneficios a largo plazo. Eso, a su vez, requiere desalentar la tala ilegal y el cambio de uso de suelo, que son los principales impulsores de la pérdida de bosques en los países en desarrollo.
En pocas palabras, el argumento “úselo o piérdalo” es que a pesar de que los permisos de extracción de madera inevitablemente conducen a alguna pérdida forestal legal, evitan más pérdida forestal ilegal, por lo que el efecto neto es negativo. Esta es una afirmación intrigante que, de ser cierta, tendría importantes implicaciones para la política de conservación forestal. Pero la evidencia rigurosa que la apoye o la refute es bastante escaza.
Las unidades comunitarias de manejo forestal cumplen un rol para evitar la pérdida forestal
México ofrece un escenario oportuno para ayudar a llenar ese vacío. La pérdida de bosques debido a la tala ilegal y al cambio de uso de suelo es un problema importante. Además, como resultado de las reformas agrarias iniciadas tras la revolución del país hace un siglo, aproximadamente dos tercios de las tierras forestales son administradas por miles de unidades comunitarias de manejo forestal (UMFs) llamadas ejidos y comunidades. Cientos de estas UMFs comunales han recibido permisos forestales y el resto no.
Nuestro estudio recientemente publicado (artículo de revista en inglés, documento de trabajo en español) esencialmente compara los cambios anuales en la pérdida forestal entre 2001 y 2012 para una muestra nacional de 673 UMFs comunales con permisos con una muestra de UMFs comunales observacionalmente similares sin permisos. Utilizamos datos satelitales para medir la pérdida forestal anual, además de registros oficiales de permisos forestales y un rico conjunto de datos espaciales junto con modelos estadísticos para controlar por posibles factores de confusión.
Nuestros hallazgos proporcionan apoyo mixto para el argumento de “usar o perder los bosques.” Por un lado, no encontramos que los permisos reduzcan la pérdida forestal en nuestra muestra nacional. Sin embargo, tampoco encontramos que aceleren la pérdida forestal en esa muestra.
Tan importante como nuestro resultado de que el efecto promedio general de los permisos sobre la pérdida forestal es insignificante, es nuestro hallazgo de que tienden a estimular la pérdida forestal neta en dos subgrupos, a saber, las UMFs comunitarias con niveles relativamente bajos de ingreso, alfabetización y conectividad, y aquellas en las que los retornos a los pastos y la agricultura son relativamente altos.
Una posible explicación para el primer efecto de subgrupos es que los bajos niveles de ingreso, alfabetización y conectividad perjudican la capacidad de estas UMFs para una gobernanza forestal sólida. La razón probable del segundo efecto es simplemente que para las UMFs en las que el retorno a tala de bosques es relativamente alto, es probable que la concesión de un permiso forestal sea menos eficaz para disuadir dicha tala. Estos hallazgos de subgrupos pueden ayudar a los responsables de la formulación de políticas a adaptar y orientar las políticas de permisos de extracción de madera a fin de minimizar los daños ecológicos.
Creemos que es necesario seguir estudiando el argumento de “usar o perder los bosques”. Hoy en día, la tala ilegal y el cambio de uso de suelo representan una grave, si no existencial, amenaza para los bosques tropicales en muchas partes del sur global, incluyendo América Latina y el Caribe. Históricamente, las áreas protegidas han sido la piedra angular de la respuesta de política pública. Pero las limitaciones políticas e institucionales restringen severamente la cantidad de tierras forestales que pueden ser estrictamente protegidas.
Por lo tanto, para conservar los bosques tropicales, tenemos que considerar un portafolio de estrategias, incluyendo la concesión de permisos de extracción de madera. Estudios como el nuestro arrojan luz sobre los costos y beneficios potenciales de esa estrategia, y cómo podría ser adaptada y dirigida a fin de minimizar los costos y maximizar los beneficios.
Otras lecturas:
¿Usar o perder los bosques?: Extracción regulada de madera y pérdida de cobertura forestal en México
[Disponible en inglés] Latin American and Caribbean Forests in the 2020s: Trends, Challenges, and Opportunities
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Foto: Unsplash.com – Victor Moran
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