Existen muchas herramientas disponibles para gestionar los impactos y riesgos ambientales y sociales de los proyectos. Entre estas herramientas se encuentran las Evaluaciones de Impacto Ambiental y Social, Marcos de Gestión Ambiental y Social, Sistemas de Gestión Ambiental y Social, y Evaluaciones Basadas en Riesgos.
¿Qué tienen en común estas herramientas? Todas definen indicadores específicos para supervisar y gestionar el desempeño ambiental y social de los proyectos a lo largo del tiempo. Cuantos más proyectos visitaba en la región de América Latina y el Caribe (ALC), más reparaba en que poseer indicadores de desempeño adecuados es clave para la exitosa implementación de las operaciones.
Pero ¿cómo se obtienen y gestionan tales indicadores? Aquí se exponen tres sencillos pasos y algunos ejemplos.
PASO 1 – Riesgos e Impactos
El primer paso es determinar cuáles son los riesgos e impactos que se deben monitorear a lo largo del tiempo, para observar el desempeño.
- Para la gestión de aguas residuales, se debe registrar la calidad del agua mediante indicadores como la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), la Demanda Química de Oxigeno (DQO), coliformes y calidad del aire (mayormente en cuanto a hedores, para evitar perturbar a las comunidades).
- Se debe supervisar el ruido durante la construcción, ya que su impacto puede alterar a comunidades.
- Otros indicadores pueden ser el número de quejas e incidentes ocurridos en el proyecto, como accidentes.
PASO 2 – Base de Referencia
El Segundo paso es tener una buena base referencial para los indicadores. Sin ella, no podrán compararse los valores registrados a lo largo del tiempo.
- Un gran ejemplo de base de referencia es la calidad del aire. Digamos que el proyecto se encuentra al lado de una planta eléctrica de carbón y una planta química. Estas plantas generarán emisiones, como Materia Particulada (emisiones MP), Óxidos de nitrógeno (NOx) y Dióxido de Azufre (SO2), que afectarán negativamente la calidad del aire. Por lo tanto, es importante demostrar que las emisiones de su proyecto no causan daño (y, de ser posible, que las emisiones provienen de las plantas aledañas y no de la propia).
- Otro ejemplo es la calidad del agua. Conocer la calidad del río donde irán sus aguas residuales resulta importante para explicarles a las comunidades los efectos del tratamiento de aguas residuales sobre las aguas. Si el río ya posee una calidad de agua pobre, por ejemplo, podrá demostrarse que no son los efluentes del proyecto los que están contaminando al río sino otros factores potenciales que se hallen aguas arriba de su planta de tratamiento de aguas residuales.
PASO 3 – Herramientas
El tercer paso es contar con herramientas para medir los indicadores de desempeño a lo largo del tiempo y ser capaz de compartir esa información con actores relevantes.
- Por ejemplo, se debe contar con los instrumentos adecuados, como sondas y sensores, para medir la calidad del agua (incluyendo pH, conductividad, turbidez, DBO, DQO, y total de sólidos en suspensión) en la etapa final del proceso de su planta de tratamiento de aguas residuales. También deberá contarse con este equipo para poder determinar la calidad del río aguas arriba y abajo de su punto de descarga (idealmente, de manera participativa).
- Para la calidad del aire, se pueden utilizar monitores de material particulado y analizadores de gases de combustión (para los óxidos de azufre y nitrógeno), capaces de cuantificar adecuadamente las emisiones. Estas herramientas podrán demostrar si su planta se encuentra cumpliendo o excediendo, los estándares internacionales.
Sin indicadores adecuados, una base de referencia idónea y los medios para supervisar estos indicadores a lo largo del tiempo, será muy complejo gestionar los riesgos e impactos ambientales y sociales de su proyecto.
¿Está siguiendo estos pasos o tiene otros aportes o consejos? ¡Déjenos saber en los comentarios!
Henri Troch dice
Very well written, and exhaustive on the environmental and social issues