En diciembre de 2023 se cumplirán 8 años de la adopción del Acuerdo de París (AP). Desde entonces, ha habido avances hacia los objetivos del tratado. En América Latina y el Caribe (ALC), los bonos vinculados a la sostenibilidad reportados bajo la Plataforma de Transparencia de Bonos Verdes en los últimos dos años han logrado evitar o reducir más de 36.5 millones de tCO2, una cifra que equivale aproximadamente a las emisiones de pasajeros de la aviación comercial intrarregional en ALC en 2019. También es alentador el creciente apoyo social a la implementación de soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, un proyecto del BID en Colombia en el que se están gestionando las marejadas mediante la conservación y restauración de ecosistemas de manglares, lo que también mejora las zonas de desove para la pesca y captura carbono. Se están debatiendo reformas al sistema financiero, como la Iniciativa Bridgetown de Barbados, que promueve repensar el financiamiento climático. Crece el apoyo público a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés): más de veintinueve países de ALC las han actualizado, la mayoría de ellos aumentando su ambición en comparación con sus propuestas iniciales a la CMNUCC.
El Informe de Síntesis de las NDC de la CMNUCC permite concluir que, si bien las actuales promesas e inversiones en apoyo de la acción climática constituyen un paso adelante, son insuficientes para alcanzar los objetivos del AP. Para ello, el mundo también debe redireccionar los flujos financieros hacia trayectorias bajas en carbono y resilientes al clima que mantengan la temperatura de la Tierra y las capacidades de adaptación de las comunidades dentro de parámetros seguros para el desarrollo. Por este motivo, los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) han estado colaborando en un marco que se suma a una conversación global sobre el papel que deben desempeñar las instituciones financieras para facilitar esta transición. En un blog anterior, describimos cómo el Grupo BID, junto con otros BMD, han adoptado un enfoque común para alinear sus operaciones, su ambición de financiamiento climático, su diálogo político, sus marcos de reporte y sus actividades corporativas con los objetivos del AP.
Cuando iniciaron este proceso de alineación con París en 2017, los Bancos Multilaterales de Desarrollo disponían de marcos limitados en los que informar sus esfuerzos. Si bien ya se había publicado el Informe Especial sobre 1,5 °C del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el Informe sobre carbono neutralidad al 2050 de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) no se publicaría hasta 2021. Las promesas de cero emisiones netas fueron inexistentes hasta 2019, el mismo año en que la emblemática Estrategia de Largo Plazo (LTS, por sus siglas en inglés) de Costa Rica se presentó por primera vez ante la CMNUCC. La Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia aún tardaría 4 años en publicar sus primeras orientaciones sectoriales para descarbonizar la energía y el cemento, y otras siguen en desarrollo. También estábamos aún lejos del emblemático Informe de Síntesis del AR6 del IPCC, que aporta abundante evidencia para diseñar estrategias de resiliencia eficaces.
Los BMD aceptaron el hecho de que tendrían que aprender haciendo: pasar a la acción, a pesar de la información imperfecta y la falta de claridad sobre los enfoques de los países y la industria respecto a la transición. Como resultado, en 2019 los BMD publicaron y empezaron a aplicar de manera piloto una versión preliminar de un marco común para evaluar su financiamiento para el desarrollo frente a los objetivos de mitigación y adaptación del AP.
Afortunadamente, hoy en 2023 nos encontramos en un lugar muy diferente. Desde entonces, se han multiplicado los marcos y los objetivos basados en evidencia en apoyo a los esfuerzos de alineación de los flujos financieros con el AP, y ahora contamos con un amplio y creciente conjunto de herramientas y compromisos de los distintos sectores, para garantizar que estamos incorporando la ambición climática del AP en nuestra toma de decisiones financieras y en el diálogo con los clientes. Algunos desarrollos que vale la pena mencionar son:
- La presentación de Estrategias de Largo Plazo (LTS) en el marco de la CMNUCC, que en ALC incluyen: Argentina, Belice, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México y Uruguay; teniendo en cuenta además que hasta el momento 16 países de la región han hecho promesas de carbono neutralidad.
- El trabajo de la Red de Bancos Centrales y Supervisores para Enverdecer el Sistema Financiero (NGFS, por sus siglas en inlgés) que presentará escenarios actualizados este año 2023.
- Iniciativas del sector privado como la Coalición por una Inversión Resiliente al Clima (CCRI, por sus siglas en inglés), la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ, por sus siglas en inglés) y las promesas de cero emisiones realizadas por más de 8,307 empresas de todo el mundo en el marco de la campaña Carrera hacia el Cero (Race to Zero).
Los avances en el ámbito intelectual y práctico de la redirección de los flujos financieros están ayudando a los BMD a avanzar en su comprensión y, lo que es quizás más importante, están abriendo conversaciones críticas en torno a la construcción de consenso para lograr que el mundo alcance los objetivos del AP. La creciente evidencia y las herramientas prácticas nos obligan a aumentar continuamente nuestra ambición y a evaluar si, en nuestro papel de BMD, estamos haciendo todo lo posible para garantizar que la transición climática sea rápida, justa y mejore vidas.
Cambio y posibilidad: una nueva metodología para la alineación con París
Junio de 2023 marca un hito importante para los BMD en su viaje: la publicación de la primera versión oficial de sus Principios metodológicos conjuntos de los BMD para la evaluación de la alineación con el Acuerdo de París de las nuevas operaciones. En preparación para ello, el BID, BID Invest y BID Lab han estado trabajando diligentemente durante los últimos 18 meses en el Enfoque de Implementación para la Alineación con el Acuerdo de París (PAIA, por sus siglas en inglés), que constituye la adaptación de los principios conjuntos de los BMD a nuestros mandatos y políticas individuales. El PAIA incluye cinco documentos de trabajo de orientaciones técnicas para los siguientes sectores: i. energía, ii. transporte, iii. agua y saneamiento, iv. sistemas agroalimentarios, y v. operaciones con intermediarios financieros. Con ellos se pretende orientar a los equipos técnicos para que sus proyectos se alineen tanto con el objetivo de mitigación como de adaptación del AP.
La metodología de los BMD, el PAIA y nuestras orientaciones técnicas sectoriales se han diseñado bajo el principio de aprender haciendo, ya que: 1) se basan en la mejor información disponible en este momento; 2) incorporan recomendaciones iniciales de los expertos sobre cómo operacionalizar las trayectorias de transición; y 3) permanecen abiertas a la retroalimentación basada en la implementación práctica y en la evolución de los conocimientos de diversos actores.
Para nosotros, una de las conclusiones más claras de estos últimos años es que, para innovar y efectivamente redireccionar los flujos financieros, se necesitan esfuerzos de todos los actores. Empezamos con una ambición y una visión claras, pero la implementación requirió elaborar herramientas y estándares, principios y metodologías. Contamos con todas las iniciativas de la academia, la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones internacionales para seguir avanzando hacia un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima.
Leave a Reply