El fondo climático está transformando la realidad en varios países del mundo
El Climate Investment Fund inició su trayectoria en 2008 con el desarrollo de dos programas a nivel global para países de bajo y medio ingreso: el Clean Technology Fund (CTF) y el Stretegic Climate Fund (STF). Según el Reporte Anual del CIF de 2021 (Enlace del Reporte), los países del Caribe y de América Latina recibirán un 18% de los recursos globales, sea en donaciones o préstamos. Actualmente, estos programas cuentan con cuatro sub-programas liderados desde el CIF, con recursos aportados (préstamos y/o donaciones) por varios países, especialmente, Reino Unido, Noruega, Estados Unidos, Japón, Canadá y Alemania. Los programas son los siguientes:
- Clean Technology Fund (CTF): destinado a fortalecer las tecnologías bajas en carbono para los países en desarrollo. El CTF cuenta con US$5.800 millones.
- Pilot Project for Climate Resilience (PPCR) en proyectos de adaptación para países en desarrollo. Tiene un capital de US$1.200 millones.
- Forest Investment Program (FIP) dirigido a proyectos de mitigación en países en desarrollo. Tiene US$750 millones.
- Scaling Up Renewable Energy Program (SREP) para proyectos de energía renovable en países de bajo ingreso.
Es importante señalar que además de los recursos propios conformados por donaciones, estos fondos lograron captar recursos de otras fuentes como los bancos multilaterales de desarrollo y el sector privado; esos aportes adicionales son llamados “cofinanciamiento”. Según datos del Reporte Anual del CIF de 2021, la razón del cofinanciamiento es de 1:8,3; o sea para cada 1 USD de los donantes otros 8,3 USD son aportados en los programas.
La siguiente tabla ilustra la configuración actual del CIF.
- Sector Privado: consciente de que el sector privado es una parte fundamental del financiamiento climático, el CIF creó bajo el CTF iniciativas como los Dedicated Private Sector Programs (DPSP), de alto impacto y gran escala como la inversión en energía geotérmica, los mini-grids, etc. También el Global Energy Storage Program (GESP), cuyo objetivo es fortalecer iniciativas dirigidas especialmente al almacenamiento de energía ongrid que permitiría una mayor penetración de fuentes eólicas y solares.
- Nuevos productos: con el conocimiento adquirido y con una mirada atenta a las nuevas demandas climáticas, el CIF desarrolló nuevos productos, como i) Renewable Energy Integration (REI), orientado al fortalecimiento y resiliencia de los sistemas eléctricos; ii) Nature, People and Climate (NPC), que combina medidas de adaptación y mitigación para la inserción productiva; y iii) Acceleration Coal Transition (ACT), orientada a la transición energética.
El BID y el CIF, un trabajo colaborativo con 12 años de éxito
El trabajo realizado en conjunto entre el BID y el CIF demuestra con éxito a través de sus resultados el impacto que han alcanzado tras 12 años de esfuerzo. Hasta la fecha se han realizado un total de 160 operaciones y se ha financiado cerca de US$1.000 millones que han logrado atraer US$3.100 millones en co-financiamiento, distribuidos entre recursos internos y externos del BID, además de recursos de otras contrapartes.
El Clean Technology Fund, destinado a fortalecer las tecnologías bajas en carbono para los países en desarrollo, destaca como el principal receptor de los recursos climáticos, demostrando así la importancia del fondo de tecnología y la necesidad de continuar fortaleciendo los demás fondos.
Más allá de las cifras financieras, el BID también participa activamente en el funcionamiento de CIF, ayudando a diseñar los fondos, lo que le convierte en una parte esencial del desarrollo y mejoramiento de los fondos CIF.
México, un ejemplo de movilización de recursos con la participación del sector privado
Un ejemplo clave para demostrar cómo el trabajo en conjunto entre el CIF y el BID ha aportado grandes resultados, es el proyecto Renewable Energy Program, Proposal III en México, coordinado por la División de Conectividad, Mercados y Finanzas del BID con fondos del Clean Tecnhology Fund. El proyecto se inició en 2011 y tuvo como objetivo aumentar la participación de las fuentes de energía renovable y reducir las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) a lo largo del país. El éxito de esta estrategia financiera fue suplir la brecha de financiamiento existente para proyectos de energía renovable mediante el otorgamiento de préstamos competitivos y líneas de crédito de contingencia y cooperación técnica para fortalecimiento institucional.
Se contrataron varias líneas de financiamiento del BID por un total de US$370 millones, incluyendo US$70 millones provenientes del Clean Technology Fund (CTF) para crear el programa de financiamiento de energías renovables. El proyecto movilizó aproximadamente US$1,000 millones de recursos del sector privado para financiar 10 proyectos, principalmente eólicos, y en menor escala solares y mini-hidroeléctricos.
Posteriormente, el programa continuó con financiamientos de otros organismos y bancos privados internacionales, además de la emisión en 2015 del primer Bono Verde mexicano en los mercados internacionales y primero en Latinoamérica por US$500 millones y otro en 2016 en el mercado mexicano por MXP$2,000 millones. Todo ello permitió la movilización de una mayor cantidad de recursos internacionales y privados para el financiamiento de energías renovables.
Finalmente, en 2018, los proyectos renovables financiados con la participación de la institución alcanzaron 4 GW de capacidad, lo que se tradujo en una movilización de recursos por aproximadamente US$6,000 millones, de los que se beneficiaron 27 proyectos de tecnologías renovables y más de 40 empresas tomadoras o compradoras de energía renovable. Eso incluye a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), más de 120 empresas participantes en la construcción y una generación de más de 13,000 GWh/año con la consecuente reducción estimada de aproximadamente seis millones de toneladas de CO2 anuales.
Esta ingeniería financiera conocida como Blended Finance, una combinación de recursos del BID, del CTF y de la Banca Pública de Desarrollo, para movilizar recursos del sector privado, permitió captar recursos masivos que contribuyeron al desarrollo sostenible del país, al fortalecimiento de las fuentes renovables de energía, la reducción de emisiones de CO2 y la generación de empleos verdes.
Lo que viene para el CIF
Aunque es un fondo reciente que comenzó a operar en 2008, the Climate Investment Funds es ya uno de los fondos multilaterales más relevantes. CIF sigue comprometido con administrar una colección de programas específicos para combatir los impactos del cambio climático y acelerar la transición hacia una economía baja en carbono. Nuevos proyectos ya están en marcha, ya que varios países de nuestra región han sido seleccionados para participar en los nuevos programas, entre ellos Colombia, República Dominicana, Costa Rica y Brasil. Se espera, además, que otros países se sumen próximamente.
La próxima década de acción climática será crítica. Esta es una oportunidad para aprovechar el éxito del modelo comercial de CIF para cumplir con las prioridades globales emergentes y empujar las fronteras tecnológicas más lejos y más rápido.
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