Treinta días después de que la Unión Europea, que representa el 12 % de las emisiones globales, hiciera entrega de los documentos de ratificación del Acuerdo de Paris; el Acuerdo entrará finalmente en vigor. ¿Cuándo? Mañana, 4 de Noviembre.
Firmado el pasado 22 de abril como primer paso hacia la ratificación, el Acuerdo de París fue adoptado el 12 de diciembre de 2015 en la capital francesa por los 195 países signatarios de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático y la Unión Europea, en el transcurso de la 21 Conferencia de las Partes (COP21).
Para su efectividad era necesaria la ratificación del mismo por parte de 55 países que representen, al menos el 55 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
No cabe duda, de que este es un momento de celebración para todos los que trabajamos por contribuir al desarrollo humano sostenible de países especialmente vulnerables, como son los países de la región de América Latina y Caribe. Pero también es el momento de asumir compromisos e ir un paso más allá para poder trazar una hoja de ruta que permita poner en práctica el tratado internacional.
Destinado a sustituir en 2020 al Protocolo de Kioto, el Acuerdo tiene como objetivo “mantener la temperatura media mundial por debajo de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales”. Además, el texto recoge que los países se comprometen a llevar a cabo “todos los esfuerzos necesarios” para que no se rebasen los 1,5 grados y evitar así “los impactos más catastróficos del cambio climático”.
¿Cómo lo lograremos? Del éxito que tengamos en cumplir estos objetivos, dependerá nuestra calidad de vida y la de las generaciones futuras. Pero para ello, hay varios desafíos tanto a nivel nacional como internacional.
- A nivel nacional, los países necesitan presentar planes de reducción de emisiones y estrategias de adaptación al cambio climático que les permitan ser coherentes con los compromisos adquiridos a través de sus iNDCs.
- A nivel internacional, se necesitan desarrollar reglas en cuestiones de financiamiento, transparencia, tecnología, y desarrollo de capacidades para apoyar a los países en el cumplimiento de sus compromisos.
Además, se necesita desarrollar lo antes posible los instrumentos técnicos necesarios para que el Acuerdo se implemente completamente y las reglas de cómo van a funcionar estos mecanismos, de cómo van a poder hacerse estos procesos y de qué manera van a calificar los países que van a solicitar apoyo en diferentes ámbitos.
Todos tenemos un rol importante que jugar en este proceso en el que la cooperación, el dialogo y el esfuerzo en conjunto son los aspectos claves que tenemos que cultivar para enfrentar a uno de los mayores desafíos de este siglo. Por nuestra parte y en línea con el Acuerdo de París, lanzamos recientemente una plataforma que, precisamente, aspira a trabajar de la mano de los países en la programación e implementación de sus compromisos climáticos, con el mero objetivo de traducirlos en planes de inversión.
La próxima parada para avanzar en todos estos desafíos será la COP-22 en Marrakech, del 7 al 18 de Noviembre. Esperemos que la diplomacia Marroquí y todos los participantes de la Cumbre, sean capaces de aprovechar el impulso que supone la entrada en vigor del Acuerdo, y que en las próximas semanas tengamos una hoja de ruta simple pero poderosa que nos acerque a vivir en un mejor planeta.
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