Por Elisabeth Mohle, finalista del concurso de blogueros.
Hoy más de la mitad de los pobladores del planeta vivimos en áreas urbanas. Esto significa que nuestras ciudades son cada vez más grandes, que el verde se convierte en gris y que nuestros alimentos provienen de zonas cada vez más alejadas, lo que aumenta nuestra huella ecológica y nuestra ignorancia acerca de lo que estamos consumiendo.
Frente a esta situación, surgen los proyectos que quieren regresar la agricultura a la ciudad y a nuestra vida cotidiana, proponiendo la agricultura urbana como mecanismo integral para el desarrollo sustentable, siendo una fuente de alimentación alternativa e instrumento de reclamo para una producción de alimentos más transparente y saludable y un ambiente menos dañado.
Al ser producción local y, en la gran mayoría de los casos, orgánica, esta tendencia es una alternativa y una posibilidad de desarrollar hábitos sustentables. Adquiriendo productos mediante venta directa o circuitos cortos disminuimos los gastos de transporte y la contaminación y apoyamos a los productores endémicos.
Paralelamente estamos contribuyendo a la inserción de la naturaleza en las ciudades, la recuperación de terrenos vacíos, la mejora del metabolismo urbano y al aumento de la biodiversidad.
El Caso Rosario
En Rosario, hermosa ciudad ribereña de la República Argentina, estas ideas fueron tomadas por el gobierno y se materializaron en un programa de agricultura urbana que se convirtió en un ejemplo muy reconocido de políticas de sostenibilidad, inclusión social, reducción de la pobreza y promoción de la economía solidaria.
El programa propone implementar la agricultura ecológica en terrenos urbanos desocupados, para garantizar la seguridad alimentaria y fuentes alternativas de ingresos, a la vez que se revitalizan parcelas urbanas deterioradas y aumentan las zonas verdes.
Se comenzó con la identificación de terreno urbano desocupado, de infraestructura sin usar, de basura orgánica inutilizada y de una gran cantidad de mano de obra sin trabajo. Luego una ordenanza municipal cedió terrenos situados cerca de asentamientos pobres o complejos habitacionales públicos y permitió a los vecinos la actividad agrícola en ellos.
Aparte, en cada área fueron nombrados coordinadores técnicos y dos personas de apoyo local con conocimientos de agricultura para asesorar a los huerteros.
A partir de entonces, los participantes han creado más de 700 huertas comunitarias, donde cultivan frutas, hortalizas, flores, plantas medicinales, arbustos y árboles.
La producción se destina al consumo propio y a la venta en los seis mercados de agricultores distribuidos por la ciudad. En estos mercados no sólo venden frutas y hortalizas frescas, sino también productos derivados, como mermeladas, dulces y conservas.
La comunidad tiene muy buena opinión de los productos, debido a su calidad, conservación, presentación y buen sabor.
El proyecto ha tenido resultados muy positivos: ha sido una herramienta de refuerzo de los vínculos comunitarios al trabajar por la inclusión de grupos sociales marginados aumentando la autoestima de las personas implicadas, fomentar la cooperación y la integración entre ciudadanos y proporcionar una fuente de rentas para 2.000 ciudadanos.
A la vez ha contribuido a la mejora del paisaje, lo que contribuye al bienestar general de los lugareños.
Debido a su éxito, la política ha recibido un gran reconocimiento internacional, como el Premio de Buenas Prácticas de Hábitat de Naciones Unidas en 2004.
Mi nombre es Elisabeth Mohle, nací en Buenos Aires el 12 de Octubre de 1991. Al terminar el colegio elegí estudiar Ciencias Ambientales porque quería trabajar para salvar nuestro planeta. Mientras estudiaba trabajé en el Area de Gestión Ambiental de una Municipalidad como Asistente del Director y cuando me recibí en Diciembre de 2013 me decidí por irme de viaje un año para conocer el mundo y así es que recorrí gran parte de América, trabajé dos meses en Alemania, visité la India y Marruecos y volví en barco desde Barcelona. El año que viene quiero empezar la Maestría en Políticas Públicas porque en el camino me di cuenta que la mejor manera de tratar la cuestión ambiental es a través de la gestión pública.
Mejorar la dieta de las personas con huertos urbanos ayuda también a reducir la movilidad y a mantener areas verdes en beneficio de la salud mental y ocupación ociosa para los vecinos.
Soy educador ambiental y resido en Villavicencio colombia, me gustaría vincularme laboralmente con la entidad,pues toda actividad debe reforzarce con una buena campaña ambiental.gracias por su respuesta Dios los bendiga
Buenas! Me parece una excelente idea. Me siento identificada porque crecí ayudando a mi mamá en esas labores… Ella sembraba huerto en casa, todo tipo de hortalizas. Mi sueño es que vuelva ese huerto a casa. Tenemos tierra, solo se necesita una un poco de recursos y voluntad.
Soy de Coronel Oviedo, Paraguay, me gustaría implementar y replicar este programa en mi ciudad y en mi país, con quien puedo comunicarme? Desde ya muchas gracias!
Buenos días,
Excelente iniciativa los felicito. En Colombia también estamos adelantando esfuerzos en este sentido y un poco más allá, se está articulando los temas de agricultura urbana con el manejo integrado de residuos sólidos. Los invito a ver los videos sobre los proyectos en http://www.fundacionmima.org
Elisabeth Mohle Muchas gracias por tus comentarios. Javier Equipo Técnico Banco de Semillas Ñanderoga- Programa de Agricultura Urbana de Rosario..