Queremos tomar acción, pero la naturaleza no espera y no tenemos tiempo a nuestro favor. Hemos sido testigos en los últimos meses, de la fuerza de los desastres que tuvieron lugar en Latinoamérica y el Caribe (LAC). Las lluvias en Perú, a raíz del Niño Costero, dejaron más de 60 personas fallecidas y miles de personas afectadas y sin vivienda. Además, se reportaron fuertes daños en las infraestructuras de vías y espacios públicos. Un trágico deslizamiento en Mocoa, en la región de Putumayo en Colombia, dejó un saldo de más de 300 fallecidos, entre ellos más de 100 niños, y más de 12,000 personas afectadas, además de daños críticos a la infraestructura y viviendas.
Si bien los esfuerzos de los países son grandes, enfrentar los impactos del cambio climático requiere de esfuerzos mayores. Entre los desafíos que se presentan, se encuentra incentivar la utilización de la información técnico-científica en los procesos de toma de decisiones, e incentivar y darle reconocimiento a la inversión en la adaptación y la reducción del riesgo.
Tomemos como ejemplo el caso de Perú, en donde el mismo Presidente señaló la ironía de que con las fuertes inundaciones, los puentes que se construyeron en el siglo XVII todavía están en pie, a diferencia de algunos puentes construidos en los últimos años..
¿Qué significa esta afirmación? Nos indica que algunas de las infraestructuras construidas en el año 1610 fueron diseñadas para soportar un crecimiento del caudal del río Rímac mayor que las infraestructuras de los últimos años.
La evidencia reciente nos confirma que el cambio climático continuará profundizando las vulnerabilidades sociales, ambientales y económicas de la región, y por ello es preciso incrementar los esfuerzos para aumentar la resiliencia de nuestra infraestructura. Aunque en ocasiones no contamos con la información, histórica y prospectiva, necesaria, existen cada vez más métodos para mejorar la planificación de las inversiones en un contexto de incertidumbre.
Para ello, es preciso realizarnos dos tipos de preguntas:
- ¿Cómo podemos utilizar la información disponible para estimar e incorporar el riesgo climático en la planificación sectorial y en proyectos de infraestructura?
- ¿Cómo podríamos comunicar mejor los beneficios de las inversiones en adaptación y resiliencia?
En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estamos trabajando en múltiples frentes para responder estas preguntas. En particular hemos buscado crear, y poner a disposición de los gobiernos de la región, una red de proveedores de tecnologías y metodologías, que están constantemente desarrollando soluciones para mejorar la sostenibilidad de los proyectos de infraestructura.
Por ejemplo, esta semana estaremos en San José, Costa Rica, dictando un taller desarrollado en alianza con Engineers Canada, el grupo Stantec, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) y el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) de Costa Rica. El taller se basará en el uso y aplicación práctica del Protocolo del Comité de Vulnerabilidad de la Infraestructura Pública (PIEVC, por sus siglas en inglés) una herramienta que permite evaluar el riesgo climático e incorporarlo en la planificación, diseño, construcción y financiamiento de proyectos de infraestructura.
Si realmente queremos concebir infraestructura más resiliente, debemos empezar por revisar las herramientas y tecnologías que están disponibles para apoyarnos en ese proceso. Pero también es preciso entender sus principios, identificar sus fortalezas y debilidades, en particular con respecto a su aplicabilidad en el contexto local, y de ser necesario, adaptarlas a dicho contexto.
En este taller, que estaremos realizando durante nuestra conferencia anual PPPAméricas, aprenderemos los principios que guían el PIEVC, su aplicación en Costa Rica y cómo podría aplicarse en otros países de la región.
Este taller gratuito se realizará este 10 de mayo en San José. Si estás interesada(o) en participar haz click en la agenda.
Buenas Noches desde Argentina.
Me sumo en la conversación con la clara intención de aportar para tratar de lograr los cambios que son tan necesarios respecto a cuestiones de cambio climático y ciudades más resilientes. Es verdad que no se cuenta con registros históricos de eventos o desastres (en algunos casos si) pero existen datos del presente que alteran la realidad de ciudadanos de todo el mundo y que pueden tomarse como el punto de partida para el análisis y entonces desarrollar medidas y acciones para adaptar y mitigar mejor.
Les envío un saludo cordial y cuenten conmigo para lo que consideren necesario.
Miguel Melián