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Por Ferdinando Regalia.
La salud universal es una de las principales metas y prioridades de desarrollo para los países. ¿Significa esto que los gobiernos deberían costear todos los medicamentos y servicios de salud requeridos por la población? ¿Cómo pueden cumplir esta expectativa con recursos limitados y necesidades crecientes? ¿Cómo deciden quién y cómo se prioriza?
La verdad es que ningún país, por rico que sea, puede permitirse pagar todas las medicinas y tratamientos de salud que su población necesita, ni tiene la capacidad económica para financiar todas las tecnologías o intervenciones sanitarias que son aprobadas en el mercado. ¿Qué solución adoptar, entonces?
Una estrategia ha sido esquivar el problema creando obstáculos para los usuarios, como gastos de bolsillo elevados, largas listas de espera e incluso negación de servicios en los puntos de atención. A la hora de enfrentar las cuestiones más apremiantes, este enfoque es poco efectivo y equitativo. Un débil sistema de priorización de los servicios y tecnologías a financiarse con recursos públicos termina abriendo la puerta a todos los servicios y tecnologías disponibles en el mercado y crea problemas de sostenibilidad e inequidad porque supone a la larga, el detrimento del uso de las tecnologías más efectivas en términos de coste y beneficio a las que puede acceder la mayoría de la población.
¿Qué es la priorización en salud?
Priorizar en salud es ordenar según el grado de importancia los servicios, tecnologías o tratamientos sanitarios que serán financiados con recursos públicos para beneficio de la población.
El objetivo es racionalizar el gasto, mejorar el acceso y la calidad de los servicios y mantener o promover la equidad en los sistemas sanitarios. Esta es una tarea muy compleja que exige a numerosos actores con intereses y objetivos muy diferentes (instituciones gubernamentales, políticos a cargo de las decisiones, personal sanitario, industria farmacéutica, pacientes y ciudadanos) interactuar y trabajar de una manera coordinada.
El proceso de priorización sucede paso a paso y difiere ampliamente de país en país, como muestra este análisis comparativo de la priorización del gasto en salud en Brasil, Colombia y México, recién publicado por la red regional Criteria del Banco Interamericano de Desarrollo.
Lo que puedes aprender de la priorización
Elegir qué medicamentos o tratamientos financian los gobiernos es una tarea muy difícil que requiere sistemas bien definidos y transparentes. Una adecuada planificación y evaluación de las políticas de priorización permite detectar y corregir problemas con mayor facilidad, lo que finalmente se traduce en una mejor eficiencia del gasto público. No hay un camino único y cada país ha abordado sus planes en diferentes momentos y de maneras distintas.
El estudio presenta una gran oportunidad de aprendizaje para aprovechar la priorización como una herramienta clave para avanzar hacia la cobertura y el acceso a la salud de calidad. Esta publicación:
- traza una serie de acciones necesarias y comunes para los procesos de priorización de salud de los países
- presenta las experiencias de políticas públicas para la priorización en Brasil, Colombia y México para extraer conclusiones que incitan a la reflexión y el debate
- identifica las partes y las relaciones entre los actores y ordena los procesos para ayudar a entender cómo esto determina el resultado final
- emplea un enfoque sistémico que enfatiza la relación existente entre los distintos procesos asociados a la priorización
- destaca los avances y los retos pendientes, clave para aquellos países que todavía no han iniciado sus procesos de priorización en salud o que estén en proceso de crearlos o mejorarlos.
Descarga gratis el análisis completo
Poner esta información sobre la mesa es un primer paso para construir sistemas fuertes de priorización en salud, fundamental en los actuales contextos de restricción fiscal que limitan los recursos para cumplir las expectativas de los ciudadanos. Ganar apoyo y, sobre todo, merecerlo ofreciendo los servicios necesarios exige articular y conectar muy bien los procesos teniendo en cuenta los contextos políticos, financieros, institucionales y socioculturales.
Las poblaciones están cada día mejor informadas con respecto a su salud y son, por ende, más exigentes a la hora de reclamar servicios sanitarios. El reto para los gobiernos de hacer el mejor uso posible de los recursos disponibles para el sector de la salud no es menor, y la salud y el bienestar de todos depende de ello. ¿Serán capaces de superarlo y alcanzar el objetivo? Comparte tu opinión en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
Ferdinando Regalia es jefe de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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José Rossi Flores Solís dice
claro que si los gobiernos no van cubrir todo los gastos de salud pero si deben tener una política de salud universal y trabajando desde la prevención para no llegar a una enfermedad mas compleja y costosa, esos lineamientos debería estar integrado multisectorial gobierno central local regional para que haya una cultura de bienestar social y medica. desde ese punto de partida se tendría una salud sostenible.
Armando Arango dice
Decir que las poblaciones son “más exigentes” es peyorativo. Las poblaciones solo piden lo que por Derecho es suyo: Salud, y Salud en el “grado más alto posible”, y no, bajo un modelo mezquino que entegue “mínimos decentes”.
Armando Arango dice
Ah y otra cosa: no es que estén “mejor informadas”. Simplemente ahora lo están porque han sido informadas, y quien está informado está empoderado. Por muchos años una de las barreras de acceso (más eficaces) que previenen el uso de servicios de salud es no estar informado. Informar lo estrictamente necesario al paciente.