Te sientes mal, con dolores de cuerpo y fiebre, y te diriges hacia el puesto de salud que acaban de inaugurar cerca de tu casa. Cuando llegas, te encuentras un edificio pintado de negro con una gran calavera y dos fémures cruzados dándote la bienvenida. ¿Entrarías ahí a buscar atención médica?
Esta es la impresión que pueden llevarse algunos pacientes que provienen de pueblos originarios cuando llegan a un puesto de salud pintado de blanco –color que, para algunas culturas, simboliza la muerte.
Cuando diseñamos infraestructura en los países de América Latina y el Caribe, es necesario considerar que en ellos habitan más de 822 pueblos indígenas, con visiones y experiencias propias sobre la salud y la enfermedad, diferentes a las de la salud occidental. Este proceso debe considerar los usos y costumbres relevantes para la población y cultura local, incorporar elementos de etnoingeniería y ofrecer servicios públicos adecuados para la comunidad que busca servir.
Entonces, ¿qué es la etnoingeniería?
La etnoingeniería es la disciplina que valora el conocimiento tradicional indígena como fuente de inspiración para la realización de prácticas arquitectónicas e ingenieriles sustentables con el medio ambiente. A su vez, esta contempla una metodología participativa tanto para abordar proyectos de infraestructura como para su implementación, a través de procesos adaptados a las particularidades culturales de los pueblos indígenas o grupos étnicos afectados
Poner en práctica la etnoingeniería en países multiculturales –en lugar de aplicar soluciones estandarizadas– tiene múltiples ventajas, entre ellas:
- ayuda a preservar el conocimiento ancestral y a fortalecer la identidad cultural local, al incluir diseños que tienen relación con una expresión artística de la cultura y espiritualidad específica de un pueblo;
- apoya la sostenibilidad ambiental, ya que se utilizan materiales locales que reducen la huella de carbono y mantienen armonía con la naturaleza y el territorio, aspectos inseparables de la identidad de los pueblos originarios;
- promueve la adaptación a la realidad y necesidades locales con diseños que se ajustan a la disponibilidad de materiales e insumos propios, así como a las necesidades de clima, temperatura, humedad y servicios que los pueblos demandan.
- fortalece el sentido de apropiación y modo de vida colectivo, ya que las construcciones se realizan de manera participativa y siguiendo la guía de expertos locales. Al sentirlo suyo, además, es posible que la infraestructura tenga mayor uso, promueva mejores servicios y, por ende, logre un mayor impacto en los indicadores de desarrollo previstos (por ejemplo, una mayor asistencia del puesto de salud conduce a mayor atención básica y mejor prevención).
Etnoingeniería en América Latina: casos tangibles
Este tema está tomando gran relevancia a nivel regional, tanto en las políticas públicas como en las prácticas de arquitectura.
En Chile, por ejemplo, los diseños de edificios públicos con adecuaciones culturales han pasado a ser una política pública, con la Guía de diseño arquitectónico mapuche para edificios y espacios públicos como referencia.
En Guatemala, por otra parte, el Ministerio de Salud ha publicado las Normas con Pertinencia Cultural, que incluyen una sección sobre infraestructura, así como manuales de adecuación cultural del parto. Entre otras consideraciones, se destacan aspectos como el área espiritual, el área de comadronas, la sala de parto natural/vertical y temascales, entre otros.
En este sentido, arquitectos como Douglas Cardinal o Cazú Zegers, han destacado la importancia no sólo de adaptar los diseños arquitectónicos a las diferentes concepciones culturales, sino la necesidad de realizar procesos de co-creación con los usuarios de las infraestructuras que se van a construir. Y los resultados en la región empiezan a ser tangibles. Bolivia, Chile, Costa Rica, Panamá y otros países de América Latina ya cuentan con puestos de salud que incluyen diseños arquitectónicos, elementos de señalética y colores acordes con las culturas de los pueblos indígenas que habitan estos territorios.
En Chile, por ejemplo, la infraestructura del Hospital Intercultural de Nueva Imperial se orienta para abrirse hacia la salida del sol, respondiendo directamente a la cosmovisión del pueblo mapuche, y cuenta con un rewe (altar tradicional), basado en la ruka tradicional (típica casa mapuche).
Además, el hospital cuenta con 18 machi (doctores tradicionales), dos puñeñelchefe (parteras) y cinco ngütanchefe (reparadores de huesos). El éxito de este proyecto está ligado a que su objetivo es buscar “la complementariedad de la medicina mapuche y la occidental, propiciando la comunicación entre ambas”.
¿Quieres saber más?
¡Descarga la Guía de etnoingeniería: lineamientos para la incorporación de la etnoingeniería en los sectores: vial, educación, salud y protección social y turismo del Banco Interamericano de Desarrollo!
Allí encontrarás conceptos básicos sobre la etnoingeniería, además de una metodología para su aplicación durante todo el ciclo de proyecto de obras de infraestructura productiva –como carreteras y caminos–, así como de infraestructura social, y numerosos ejemplos de proyectos en la región.
Mira también la grabación del Webinar “Etnoingeniería – buenas prácticas para infraestructura y servicios públicos sostenibles y culturalmente adecuadas”, donde especialistas comparten su mirada y experiencias sobre esta disciplina en la región. ¡Y coméntanos debajo si conoces más ejemplos para compartir!
Carina Moreira dice
Impresiontante panel y con un aporte sin igual en lo técnico y con una visión holística que deja una huella digna de transmitir en futuras intervenciones, no sólo porque invita a la conciencia y al respeto de nuestras raíces sino por el apoyo y acompañamiento humano en todo tipo de proyectos.