La supervisión de las obras es fundamental para garantizar el éxito de los proyectos de infraestructura. Cuando la supervisión no es adecuada, existen altos riesgos de que la calidad de las obras no sea la esperada, que los tiempos de finalización se retrasen, o que se generen sobrecostos para el proyecto, todos aspectos que repercuten en los objetivos del proyecto y en los servicios que se busca entregar.
En un blog anterior, mencionamos que uno de los principales retos que enfrenta América Latina y el Caribe (ALC) para mejorar la eficiencia en las inversiones en salud es mejorar la capacidad de ejecución de los proyectos, y en ese marco la supervisión de obras es clave para lograr los objetivos de cerrar las brechas en infraestructura. Una adecuada supervisión garantizará también la buena calidad de la infraestructura, por lo que la supervisión también es clave para reducir los costos de mantenimiento de los edificios, otro de los principales retos de nuestra región.
Diseñar esquemas de supervisión de obras
En ALC, los proyectos de infraestructura en salud (e infraestructura social en general) tienen la particularidad de que habitualmente incluyen diversas obras pequeñas, dispersas en varios sitios. En este contexto, los retos de supervisión pueden estar dados por la complejidad de las obras (por ej., con múltiples sistemas de instalaciones), o por su número y dispersión. Es por eso que en la región se emplean varias modalidades y mecanismos, dependiendo de múltiples factores. Si bien en general se procura que las obras cuenten con firmas de supervisión, en muchos casos esa no es la solución más efectiva y razonable, por lo que es necesario idear estrategias adecuadas a cada realidad.
- El diseño del esquema de supervisión debe ser acorde a la complejidad de los proyectos, que dependerá de variables como:
- las características de las obras,
- la cantidad de obras a supervisar,
- el entorno y las condiciones de accesos,
- las normativas específicas que puedan aplicar a los proyectos,
- los requerimientos ambientales y sociales particulares,
- la capacidad de la Unidad Ejecutora (UE) de efectuar en tiempo y forma la supervisión de campo,
- y el riesgo que represente para la UE la gestión de los contratos.
En cualquiera de las modalidades, la supervisión del proyecto debe ser concebida de manera integral, y abarcar las áreas técnica, administrativa, financiera-contable, socioambiental, de seguridad y salud laboral y legal del proyecto.
Las tres modalidades de supervisión de obras más comunes
1. Supervisión por una firma consultora
En estos casos es responsabilidad de la firma supervisar todos los aspectos contractuales de manera integral, y esta modalidad normalmente se utiliza en proyectos grandes o de mediana o alta complejidad, con características técnicas muy específicas, o con gran despliegue territorial.
Por ejemplo, es recomendable contar con una firma supervisora cuando se trate de proyectos hospitalarios, que requieren una alta capacidad de coordinación técnica de distintas especialidades, o en áreas alejadas, donde sería difícil para una UE garantizar la presencia oportuna del personal y recursos para desarrollar una adecuada supervisión.
2. Supervisión por un equipo contratado ad hoc
Para proyectos menos complejos, se puede contratar a un profesional o grupo de profesionales para supervisar el proyecto específico bajo la modalidad de consultoría individual. Estos profesionales deberán estar habilitados para ejercer la profesión y contar con la experiencia necesaria para desarrollar las actividades de supervisión acorde al tipo de obra. En estos casos, los profesionales asumirán la responsabilidad de los aspectos relacionados con su especialidad, pero será la UE la que mantenga la responsabilidad administrativa, legal y financiera de la actividad de supervisión. Normalmente se utiliza en proyectos de infraestructura de menor envergadura, donde no se requiere una firma y cuando la UE cuente con la capacidad de respaldar el equipo técnico para garantizar la integralidad de la actividad de supervisión.
Por ejemplo, es posible contratar profesionales para la supervisión de centros de primer nivel o unidades de salud que son similares, o reformas en edificios hospitalarios que mediana complejidad.
3. Supervisión por el personal propio del organismo ejecutor
Si la UE o el Organismo Ejecutor (por ej., el Ministerio de Salud) cuentan con un equipo de profesionales establecido o con un Departamento de Infraestructura consolidado, la supervisión de las obras puede realizarse de manera in-house. En este caso, será la UE o el Organismo quien asumirá la responsabilidad integral de la supervisión de las obras, y deberá identificar a uno de los profesionales como director o jefe de supervisión. Al igual que en el caso del equipo formado ad hoc, la composición dependerá de la complejidad de la obra. Normalmente esta modalidad se utiliza en proyectos de menor complejidad, donde no se requiere la experiencia muy especializada y cuando es posible que el personal propio cuente con el tiempo suficiente para asumir la responsabilidad.
Por ejemplo, es posible supervisar de manera in-house obras pequeñas de remodelación o mejoramiento de servicios hospitalarios u otro tipo de establecimientos, o construcciones pequeñas en la misma ciudad en la que se encuentra el equipo supervisor
¿Quieres saber más sobre las buenas prácticas de supervisión de obras?
¡Descarga la guía! Allí encontrarás la descripción de los diferentes mecanismos para llevar adelante la supervisión de contratos de obras de infraestructura social, buscando facilitar el trabajo de las UE para definir la modalidad de supervisión más conveniente. Además, podrás acceder a protocolos, estrategias, metodologías y buenas prácticas que servirán de referencia para los equipos de proyecto.
Ángel Centeno dice
Muchas gracias por la publicación de este artículo. Precisamente andaba buscando una información que hablara de este tema y, casualidad, acaban de publicarla ustedes.