Panamá tiene una vocación histórica como territorio de tránsito y tierra fértil para el intercambio comercial, de nacionalidades y culturas. A partir de 2015, estos intercambios se multiplicaron por el aumento significativo en el flujo de población migrante y refugiada que llegó al país especialmente desde Venezuela. Según datos de la Iniciativa de Migraciones del BID, entre 2015 y 2018 la población venezolana en Panamá incrementó 851% como resultado de la migración de 3.7 millones de venezolanos hacia la región de América Latina y el Caribe.
De los aproximadamente 100 mil venezolanos que residen en el país, 37 mil está en proceso de regularización migratoria. Este grupo es especialmente vulnerable por su limitada capacidad para generar ingresos y acceder a servicios sociales. Según un estudio realizado por Organización Internacional de Migraciones (OIM), UNICEF, ACNUR y la OEA sobre la población venezolana migrante y refugiada en Panamá, la gran mayoría mantiene condiciones precarias de empleo y vivienda, con el 62% recibiendo ingresos inferiores a los $500 dólares mensuales y 13% por debajo de los $250 mensuales. El panorama también es grave en salud. A pesar de que las personas venezolanas, en principio, tienen el mismo acceso a la salud que la población panameña, 9 de cada 10 carecen de seguro de salud, sea público o privado, y en su mayoría desconocen los servicios públicos a los cuales pueden acceder. En tanto, la mayoría no gestiona su salud de manera preventiva.
La creciente demanda por servicios sociales adaptados a las necesidades y realidades específicas de la población migrante y refugiada presenta un desafío para los países receptores. Para contribuir a su solución el BID y BID Lab en Panamá emprendieron el diseño de un proyecto implementando la metodología de “design thinking”.
¿Por qué “Design thinking”?
La ventaja de “design thinking” en comparación con los métodos tradicionales para el diseño de productos o servicios, es que permite idear soluciones centradas en los usuarios. Desarrollada por la firma IDEO, esta metodología impulsa a los diseñadores a involucrarse en la realidad de los usuarios o beneficiarios, poniéndose en sus zapatos para descubrir lo que realmente necesitan. Luego, invita a idear soluciones creativas que se prueban con los propios usuarios o beneficiarios mediante un proceso interativo que permite modificar, adaptar y precisar hasta lograr un producto o servicio final.
El mouse de tu computadora y las agendas electrónicas son el resultado de esta metodología. En salud, por ejemplo, el design thinking ha dado como resultado la creación de equipo médico e instalaciones pediátricas que incluyen dibujos y juegos, para disminuir el nivel de temor y ansiedad que experimentan los pacientes más pequeños.
Para el BID, aplicar design thinking para idear soluciones innovadoras a los desafíos que enfrenta la población migrante y refugiada permite un acercamiento profundo a una realidad humana y socio económica poco documentada en la región, y genera oportunidades para descubrir soluciones “fuera de la caja”, ajustadas a la medida de sus necesidades. El proceso de ideación siguió los siguientes pasos:
Paso 1: Definir el desafío de diseño
El primer paso fue definir el diseño de una solución centrada en el usuario. Para respetar la metodología, se buscó mantener una mirada amplia pero lo suficientemente limitada para ser manejable. Después de analizar la gama de problemáticas que aquejan a la población migrante, se definió la siguiente pregunta: ¿Cómo podríamos promover la inclusión económica y social de la población migrante venezolana?”
Paso 2: Buscar inspiración
El segundo paso fue indagar sobre las problemáticas más apremiantes de los migrantes para poder idear soluciones lo más ajustado posible a sus necesidades. En esta etapa se utilizan herramientas como la observación directa, entrevistas a profundidad, grupos focales, y la inmersión en la vida de los usuarios.
Se realizó un grupo focal en terreno con al menos 15 migrantes y sus familias para comprender de primera mano las barreras que enfrentan en el proceso de regularización migratoria, cómo es su interacción con los servicios de salud y educación, cómo interactúan con los servicios financieros (apertura de cuentas bancarias, acceso a crédito), y cómo se insertan al mercado laboral o emprenden actividades. Adicionalmente, se practicaron entrevistas individuales con apoyo de la OIM.
La exploración permitió identificar que los principales problemas para la integración económica y social de los migrantes es la falta de documentación adecuada y recursos económicos para financiar el proceso de regularización migratoria. Sin esto, difícilmente pueden obtener un permiso de trabajo o acceder a crédito. María, por ejemplo, tiene su residencia temporal, y hace poco fue notificada de la aprobación de su permiso de trabajo. Sin embargo, no tiene el dinero requerido para retirarlo. Otro caso es Aura, jubilada venezolana que desde hace varios años no recibe su pensión y carece de los recursos para contratar a un abogado y saldar el pago de las multas migratorias acumuladas desde su ingreso al país. Este limbo legal obliga a los migrantes a subsistir mediante trabajos precarios en el mercado informal, dificultando su acceso a servicios sociales, de los cuales la salud es el más crítico. Según el estudio de OIM, la necesidad de “estabilizar su situación socio-económica” hace que los migrantes descuiden su alimentación y salud física, y acudan “a los servicios de salud cuando los cuadros médicos son más severos y ameritan urgencia”.
Paso 3: Idear soluciones
El tercer y último paso consistió en el diseño de las soluciones que, mediante design thinking, obliga a generar la mayor cantidad de ideas en corto tiempo; a generar ideas fuera de lo común o poco convencionales; y a construir sobre las ideas de otros.
Como resultado emergieron soluciones innovadoras, sujetas a apoyo del BID en alianza con otros actores del sector privado, organizaciones no gubernamentales u organismos multilaterales:
- Facilitar a los migrantes y las comunidades receptoras una única transferencia monetaria no condicionada que les permita invertir en sus necesidades más apremiantes, entre ellas solventar los costos relacionados a su regularización y trámites de permiso de trabajo.
- Incluir el uso de micro seguros de salud en las actividades de inserción productiva y financiera para la población migrante. Los micro seguros protegen del riesgo de enfermedades y accidentes a personas con bajos ingresos o del mercado informal que tradicionalmente no pueden acceder a esquemas tradicionales de aseguramiento, a cambio de pagos establecidos según sus necesidades y nivel de riesgo.
- Impulsar el acceso de la población migrante al sistema financiero mediante la creación de cuentas de trámite simplificadas y su suscripción desde plataformas móviles.
La innovación en el diseño de soluciones para responder al desafío de la migración en la región es parte del compromiso que el BID ha asumido con la creación de la Iniciativa de Migraciones, una estructura financiera de 100 millones de dólares dirigida a apoyar a países con flujos migratorios repentinos y de gran magnitud, priorizando inversiones en la expansión de servicios básicos, sociales, ciudadanos y de oportunidades económicas. Generando y apoyando ideas innovadoras que respondan y den solución a las necesidades más apremiantes de los migrantes y los países receptores, estaremos contribuyendo a facilitar su inserción social y productiva.
¿Conoces algún otro uso de la metodología “Design Thinking’en salud?¿Se te ocurren otras soluciones novedosas? Cuéntanos en los comentarios.
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