
A medida que nos acercamos a la marca de los dos años desde el inicio de la COVID-19, los países de todo el mundo siguen luchando contra los efectos económicos y sanitarios de la pandemia, y muchos se enfrentan a su tercera, e incluso cuarta ola de contagio. Sin embargo, dentro de cada país, no todas las zonas se han visto afectadas con la misma intensidad, siendo algunos lugares mucho más vulnerables que otros.
Investigadores de todo el mundo han analizado estas diferencias, hallando que gran parte de la variación se explica por el efecto de las intervenciones políticas, como las restricciones a la movilidad o las campañas de vacunación. Sin embargo, también existe una explicación complementaria. Muchas de las diferencias pueden explicarse por características preexistentes de las ciudades. Es importante comprender estas vulnerabilidades, tanto para luchar contra la continua amenaza de la COVID-19 como para hacer frente a futuras epidemias.
Gran parte de la evidencia sobre las características locales que ayudan a explicar los resultados de la COVID-19 se basan en datos de Estados Unidos y de otros países de altos ingresos. Los resultados pueden ser muy diferentes en países de ingresos bajos y medios, como la mayoría de aquellos en América Latina y el Caribe, debido a factores como los mayores niveles de aglomeración residencial, informalidad laboral y desigualdad económica. En un documento de trabajo reciente, analizo las variables relacionadas con las muertes causadas por la COVID-19 per cápita en las ciudades de Brasil durante el primer año de la pandemia, y contrasto los resultados con estimaciones equivalentes de Estados Unidos. Dicho análisis revela que algunas características urbanas están estrechamente asociadas con un mayor impacto local de la COVID-19 en ambos países. Sin embargo, otras características tienen una conexión muy distinta con la COVID-19 en Brasil que en Estados Unidos.
Una importante similitud es que, a lo largo del tiempo, la densidad demográfica en ambos países está estrechamente asociada con un mayor número de muertes per cápita. Esto puede verse en el gráfico 1 (arriba a la izquierda), que muestra la correlación entre la densidad –medida como la población que vive en un radio de 1 km de la persona media de la ciudad– y las muertes acumuladas por COVID-19 per cápita en Brasil a lo largo del primer año de la pandemia, teniendo en cuenta otras características urbanas. Esto probablemente se relaciona con el hecho de que la densidad favorece un mayor número de interacciones humanas, y las interacciones a su vez facilitan el contagio.
Gráfico 1. Correlaciones de la densidad demográfica y la mediana de ingresos con las muertes por COVID-19 y la tendencia a quedarse en casa en ciudades brasileras

Ciudades con mayores ingresos en Brasil comparadas con Estados Unidos
Pero no todas las variables relacionadas con el impacto local de la COVID-19 en Brasil se comportan de manera similar que en Estados Unidos. En Estados Unidos, las ciudades con ingresos medios más altos presentaron, controlando todos los demás factores, menos muertes por COVID-19 per cápita durante la mayor parte del primer año de la pandemia. En Brasil, ocurrió lo contrario. Esto parece explicarse, al menos en parte, por el hecho de que, a diferencia de Estados Unidos, la población de las ciudades más ricas y densas de Brasil tuvo relativamente menor tendencia a quedarse en casa que la media nacional (columna derecha del gráfico 1). Al igual que en gran parte de América Latina y el Caribe, amplios sectores de la población de las ciudades brasileras viven con lo justo y no tienen suficientes ahorros para soportar períodos prolongados de inactividad económica. Las ciudades con mayores ingresos tienden a tener una mayor demanda de bienes y servicios y, por lo tanto, generan más puestos de trabajo locales. Dado que una gran parte de los trabajos no pueden realizarse desde casa, esto crea más incentivos para la movilidad y las interacciones humanas, lo que a su vez puede exponer a los individuos a infecciones adicionales.
Esto no significa que las personas con altos ingresos hayan tenido una movilidad relativamente mayor durante la pandemia en Brasil. Los datos internacionales indican que las personas en situación socioeconómica desfavorable tienen menos probabilidades de reducir su movilidad, y más de seguir utilizando el transporte público. Esto sugiere que los resultados discutidos arriba reflejan probablemente una mayor movilidad de los trabajadores marginados a nivel social y económico (incluidos los trabajadores domésticos y los trabajadores informales en general), que viven en ciudades de ingresos medios altos en Brasil. Además, estos resultados no se deben a las diferencias en respuestas de política pública entre ciudades: el estudio concluye que, manteniendo constantes otras covariables, los gobiernos locales de las ciudades brasileras con mayores ingresos no fueron más o menos propensos a aplicar políticas de contención de la COVID-19.
La gran importancia de las vulnerabilidades socioeconómicas
No todas las características urbanas que se correlacionan con más muertes causadas por la COVID-19 per cápita también se correlacionan con una mayor movilidad. En Brasil, las ciudades con alta vulnerabilidad socioeconómica se vieron afectadas de forma desproporcionada por la pandemia durante la primera ola, a pesar de que su población fue más propensa a permanecer en casa durante gran parte del periodo del estudio. Como se muestra en el gráfico 2, esto era cierto tanto para las ciudades que tenían una proporción relativamente mayor de hogares ubicados en favelas (barrios marginales) como para aquellas que también tenían niveles más altos de aglomeración residencial, según se refleja en el número medio de personas por habitación en los hogares locales. En ambos casos, el efecto sobre el número de muertes per cápita fue desproporcionadamente grande en los primeros meses de la pandemia, especialmente durante la primera ola.
El estudio revela que algunas ciudades fueron sistemáticamente más vulnerables a la COVID-19 durante la primera ola de la pandemia y que estas vulnerabilidades están relacionadas con características urbanas de larga data. Es probable que esta dinámica continúe durante toda la pandemia. Las características urbanas que se correlacionan con los impactos de la COVID-19 pueden variar de un país a otro y a lo largo del tiempo. Parte de esto tiene que ver con cómo las características urbanas afectan la movilidad –y por tanto la exposición al virus– de la población local. Pero otros resultados no están relacionados con la movilidad, y reflejan otros problemas socioeconómicos de larga data, como las deficientes condiciones de vivienda y trabajo. En un momento en el que la amenaza de nuevas variantes del virus continúa, los resultados de esta investigación respaldan la idea de priorizar geográficamente las políticas de contención. Enfatizar la vacunación y otros esfuerzos preventivos en ciudades y barrios de más alta vulnerabilidad contribuye a la eficacia de estas iniciativas.
Gráfico 2. Correlaciones de la proporción de la población que vive en las favelas y la aglomeración residencial con las muertes por COVID-19 y la tendencia a quedarse en casa en las ciudades brasileras

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