Con su abundante surtido de todo tipo de productos, desde tomates y leche hasta cigarrillos y alimento para perros, las “tienditas” son tan omnipresentes y apreciadas como las panaderías, pequeñas licorerías y puestos de tacos que están esparcidos por casi todos los barrios en las ciudades mexicanas y alrededor del mundo en las economías emergentes. En los últimos 20 años, las tienditas han tenido que hacer frente a la competencia de cadenas como Oxxo y 7-Eleven, que han abierto más de 20.000 minimercados en México que son similares en cuanto al tamaño de sus instalaciones, sus productos y precios, pero cuentan con diferentes amenidades como estacionamiento, aire acondicionado, aceptación de pago con tarjeta y horarios de 24 horas al día, 7 días a la semana.
Las cadenas tienen numerosas ventajas comerciales sobre las tienditas. Una es la escala, que incluye el reparto de costos entre los minimercados, el poder de negociación con los proveedores y las inversiones en tecnologías destinadas a mejorar la productividad. También reducen el esfuerzo del cliente para buscar oportunidades de compra, con su uniformidad, ubicación en calles anchas y grandes anuncios. Aun así, la tiendita sigue siendo una institución del barrio extraordinariamente resiliente. En efecto, las 600.000 tienditas en todo México siguen siendo una extraordinaria fuerza de las ventas al por menor, ya que representan una de cada ocho empresas, el 4% del empleo nacional y la mayor cuota de mercado de la industria de alimentos y bebidas (31%).
Consecuencias de mayor envergadura para las microempresas
La continua resiliencia y supervivencia de la tiendita frente a las ultraeficientes cadenas de minimercados no es más que un ejemplo de un interesante fenómeno en los países en desarrollo. Cientos de millones de microempresas siguen prosperando en el mundo en desarrollo a pesar de tener competidores más innovadores, lo que contradice las predicciones de la mayoría de los modelos económicos estándar, según los cuales la entrada de empresas más eficientes en un mercado provoca una reasignación de recursos económicos de las empresas menos eficientes que salen del mercado a la más eficientes que se expanden.
En una reciente publicación del BID, busqué examinar este fenómeno de la supervivencia de las microempresas centrándome a fondo en las tienditas mexicanas. Para la investigación reuní una rica colección de microdatos, incluidas medidas confidenciales de rendimiento, como ingresos y utilidades, del universo de tienditas en México entre 1999 y 2019. Vinculo estos datos detallados de las empresas con las encuestas sobre ingresos y gastos de los hogares entre 2006 y 2018, que incluyen información sobre lo que compran los hogares, dónde lo compran y cuánto pagan por ello.
Gráfico 1. Expansión de las cadenas en Ciudad de México 1999 – 2019
Gráfico 2. Efectos en el rendimiento de tienditas
Descrubrí que la introducción de las cadenas de minimercados ha tenido un indudable efecto competitivo. Un minimercado adicional en un barrio reduce el número de tienditas en cuatro. Esto significa que la ampliación de cero al número promedio de cadenas en un barrio reduce el número de tienditas en un 15%. Esta reducción no se debe a que cierren más tienditas sino a un descenso del 21% en la apertura de nuevas. Los efectos adversos sobre las tienditas se concentran en el margen extensivo. A nivel de barrio, las utilidades totales, los ingresos, el valor añadido, las existencias, los empleados y las horas trabajadas disminuyen entre un 20% y un 30%. Sin embargo, la magnitud de estos efectos adversos a nivel de tienda (margen intensivo) es menor, oscilando entre el 0% y el 7%.
Los clientes siguen comprando en las tienditas, pero con menos frecuencia. Una expansión de las cadenas de minimercados desde cero hasta el número promedio en un barrio disminuye la probabilidad de que los vecinos compren en las tienditas en un 4%. Los que siguen comprando en tienditas lo hacen un 7% menos a menudo y compran un 10% menos. Las cadenas no afectan el gasto de los hogares en tienditas de productos frescos como tortillas, pan fresco, frutas y verduras, que a menudo los propietarios de las tiendas adquieren a diario en los mercados centrales o preparan ellos mismos. Pero sí disminuyen en un 15% las compras de los hogares en las tiendas tradicionales de productos envasados y estandarizados, como refrescos, leche y jugos embotellados.
Ventajas comparativas de las tienditas
La evidencia sugiere que, frente a la feroz competencia de las cadenas de minimercados, las tienditas se adaptan y aprovechan sus ventajas comparativas. Las cadenas no afectan la productividad de las tienditas. Estas tiendas tradicionales responden a la caída de las ventas reduciendo sus compras e inventarios. Además, las tienditas más pequeñas, administradas por sus propietarios, son las menos afectadas por la nueva forma de competencia. Esto es coherente con la idea de que las tienditas tienen ventajas comparativas, como relaciones más personales con los clientes. Otra ventaja comparativa proviene del hecho de que los incentivos de los propietarios están alineados más estrechamente con los incentivos del negocio ya que ellos se quedan con las utilidades, lo que los hace esforzarse más para que el negocio tenga éxito. Por ejemplo, las tienditas mantienen sus ventas de productos que requieren un mayor esfuerzo de aprovisionamiento y almacenamiento, especialmente de los productos frescos.
Gráfico 3. Efecto sobre el gasto de los vecinos en comercios
Las tienditas también desempeñan un papel decisivo a la hora de conceder créditos a los consumidores, especialmente a los hogares de bajos ingresos, un reflejo de su ventaja a la hora de mantener sólidas relaciones personales. Aportan el 16% del crédito utilizado para comprar alimentos y bebidas en México y el 69% para los hogares del quintil de ingresos más bajos. En un contexto en el que los consumidores tienen restringido el crédito y el flujo de efectivo, estas ofertas de crédito informal suponen una ventaja decisiva.
Cómo las ventajas comparativas superan a las economías de escala
No todo se reduce a la predicción estándar de que la entrada de empresas más eficientes conduce a la reasignación de recursos a través de la salida de las menos eficientes. La pequeña empresa, aunque menos eficiente, sigue aportando valor añadido a los clientes en México ofreciendo una mayor variedad y aliviando los problemas de acceso al crédito y las restricciones de liquidez. A pesar de sus ineficiencias, estas pequeñas tiendas tienen ventajas comparativas al ofrecer productos frescos que los clientes con problemas de flujo de efectivo pueden comprar para consumir el mismo día. La combinación de factores de demanda como el acceso al crédito y las restricciones de liquidez, junto con las ventajas comparativas de las tienditas para paliar estas limitaciones, les permite compensar por su menor escala. Estos resultados ponen de relieve que algunas de las ventajas de las tienditas administradas por sus propietarios, como el acceso al crédito, las experiencias y relaciones personalizadas con los clientes y la capacidad de adaptar y diferenciar su oferta de productos son fuentes de valor añadido para los clientes que les pueden permitir sobrevivir. Mientras estas ventajas compensen sus desventajas en economías de escala, es probable que sigan existiendo industrias fragmentadas con muchos establecimientos pequeños y operados por los dueños.
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