Este artículo forma parte de un esfuerzo por acercar al público general los conceptos de nuestro Informe macroeconómico de América Latina y el Caribe, que a primera vista pueden parecer complejos.
Para explicar qué significa en términos prácticos la caída del PIB que sufrió América Latina y el Caribe en 2020 como producto de la pandemia, Eric Parrado, economista jefe y gerente general del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), utiliza una metáfora muy contundente: “Es como si tu sueldo cayera un 7%”.
Expresado en esos términos, resulta fácil entender el impacto de esa crisis en la región, y la necesidad de recuperar el camino de crecimiento económico sostenible, tema central del informe del BID Preparar el terreno macroeconómico para un crecimiento renovado, que Parrado presentó recientemente en la Asamblea Anual del BID.
El informe presenta los principales desafíos que enfrenta hoy la región:
- En primer lugar, está el reto social. Con cerca del 18% de la población viviendo con unos US$3 por día, los niveles de pobreza de la región superan los de hace una década, y la desigualdad se ha profundizado. La pandemia aumentó la pobreza en la región y, recientemente, la guerra de Rusia en Ucrania ha dificultado aún más la recuperación de los logros perdidos.
- En segundo lugar, el reto fiscal. Tras el impacto de la pandemia del COVID-19, la deuda soberana de la región sobrepasó el 70% del PIB y, aunque la consolidación fiscal aún es posible, persisten muchos riesgos.
- En tercer lugar, la baja productividad y, en consecuencia, el crecimiento económico promedio a largo plazo, que se estima actualmente en sólo 2% y no es suficiente para alcanzar los objetivos de desarrollo de la mayoría de los países.
Tras la presentación del informe, Eric Parrado conversó con Ángela Funez, especialista líder de comunicación del BID, acerca de los principales resultados.
Lo primero que quisiera preguntarte es, ¿cuáles son los principales resultados que busca comunicar este informe?
Este informeda el panorama económico de América Latina y el Caribe y su importancia para las familias y las empresas. ¿Cómo van a crecer los precios? ¿Cómo va a crecer la actividad? ¿Cómo va a estar el empleo? Lo que hacemos es identificar riesgos inflacionarios, fiscales y financieros que al final afectan en el día a día cuando tienes un trabajo, cuando mandas un niño a la escuela, cuando tienes que tratar de aprender un tema nuevo para poder conseguir un empleo.
A veces vemos los grandes titulares de cifras de crecimiento, pero el ciudadano de a pie o cualquiera de nosotros lo lee y no entiende la relación directa con su economía familiar. Para empezar, ¿cuánto es la proyección del PIB? ¿Cómo va a impactar a las familias y, sobre todo, a las más vulnerables?
El PIB es una medida de actividad económica. Significa producto interno bruto, que es una medida de ingreso. Así como nosotros tenemos un salario, los países tienen actividad económica. Y de alguna forma, ese ingreso a nivel nacional se mide a través del producto interno bruto. Entonces, por ejemplo, cuando nos llegó el COVID-19 y el shock fue tan fuerte, ese ingreso se cayó en un 7%. Es como si tu sueldo cayera un 7%, que es un monto considerable. Después nos recuperamos en el 2021 en otro 7%. Pero eso no compensó la caída, porque la base era más baja. Y la proyección que tenemos para 2023 es solamente un crecimiento pequeño de 1%. Es muy poquito, porque las necesidades de desarrollo de nuestra región en términos de educación, de salud, de infraestructura van mucho más allá que ese porcentaje. El potencial que tenemos es muy grande. Nos merecemos una tasa de crecimiento mucho mayor.
¿Cómo se conecta la tasa de crecimiento con la inflación? ¿Cuáles son las variables que explican que vayamos a crecer tan poquito?
Bueno, una de las explicaciones más importantes en términos del bajo crecimiento es que hubo un esfuerzo de los bancos centrales de ir aumentando la tasa de interés para tratar de frenar la inflación. Y eso, obviamente, tiene un impacto en la actividad económica. Por eso hoy día estamos creciendo menos de lo que esperábamos antes, porque justamente lo que hicieron muchos países y bancos centrales es subir el costo del dinero, que es la tasa de interés, para tratar de frenar la inflación.
¿Por qué subir la tasa de interés puede traer como consecuencia bajar la inflación?
La inflación está medida, por ejemplo, por una canasta de bienes y servicios. Y esa canasta tiene precios. Me imagino que has escuchado del IPC, el índice de precios al consumidor, que es una canasta representativa de lo que tú consumes: comida, alimentos, arriendo, transporte, entretenimiento, etcétera. La inflación es el aumento generalizado de todos esos precios en el tiempo. Lo que tuvimos el año pasado fue un pico del 10% de inflación. ¿Qué significa eso para los trabajadores? Los salarios más o menos están fijos y no aumentan tan frecuentemente con la inflación. Es decir que tú perdiste poder adquisitivo porque lo que puedes comprar hoy es mucho más caro.
Si tenías US$100, por ejemplo, con la inflación del 10%, es como que ahora solo tengas US$90, ¿correcto?
Exactamente, puedes comprar menos bienes. La inflación finalmente es un impuesto muy regresivo porque las personas más pobres tienen mayor exposición. Por ejemplo, los precios de los alimentos han aumentado muchísimo. Han aumentado casi el doble, el 20% en un año. Por lo tanto, desde el BID advertimos que hay un problema de seguridad alimentaria, porque a muchos segmentos pobres, dado el aumento de los precios, les cuesta más acceder a alimentos. Por eso, los bancos centrales, para tratar de rebatir la inflación, aumentan la tasa de interés, que es el costo del dinero. ¿Por qué? Porque muchas personas van a decidir: “Ok, gasto o me endeudo a una cierta tasa de interés más alta, o lo ahorro”. Se trata de decisiones de ahorro y gasto. Y eso te ayuda a bajar la tasa de inflación.
Hay un tema árido, el de la deuda pública. Lo leemos en los diarios, pero es difícil ver la relación directa con las economías familiares ¿Cómo funciona esa relación?
La deuda pública es la deuda del país. Los gobiernos se endeudaron para tratar de gastar más y compensar los efectos negativos de la pandemia. Y lo mismo ocurre con las familias. Si, por ejemplo, un miembro de la familia cae en desempleo, o se enferma, uno hace todo lo posible por ayudarlo. Sacas un préstamo para ayudarlo a salir adelante y cuando ya está recuperado, puedes pagar la deuda en el tiempo. Lo mismo ocurre con las empresas y con los países. Por lo tanto, la deuda no hay que demonizarla, no hay que decir “cero deuda”. La deuda hay que utilizarla bien, por ejemplo, para educación o comprar una casa propia. Lo que dice el informe es, justamente, que hace falta tener un plan de salida para pagar las deudas y sus dividendos.
Como cuando uno tiene una tarjeta de crédito con una tasa de interés de, por ejemplo, el 20% y tiene que ver después cómo sale de esa deuda, o cómo la reconvierte.
Al final del día, lo que uno quiere es tener un nivel de endeudamiento y un pago mensual acorde a su salario. Cuando uno se sobreendeuda, entra en problemas, porque es difícil pagar esas cuotas. Se trata simplemente de buscar una deuda prudente en el largo plazo. Eso funciona para países, para empresas o para familias.
La región también viene luchando contra la baja productividad. ¿Qué dice el informe sobre este tema? ¿Cómo se puede mejorar la productividad?
En general, cuando hablamos de los desafíos que tiene la región, hay desafíos sociales y hay desafíos fiscales. Pero uno de los desafíos más importantes que hoy enfrenta la región es el crecimiento, y el crecimiento de largo plazo está asociado a productividad. Es decir, con las cosas que tenemos cómo podemos hacerlo mejor. Y eso significa educación, innovación, pensar de manera diferente para poder aportar mucho más en términos del ingreso, con lo mismo que tenemos.
Y lo mismo que tenemos incluye gente, recursos naturales, a todos los bienes.
Exacto. Y por eso, todas estas innovaciones tecnológicas son tan importantes, porque con los factores de producción más o menos iguales podemos crecer mucho más y podemos tener mayores ingresos. Y esto deriva en mayores ingresos de los países y personales. Ese es como el desafío que hoy día tenemos que enfrentar como región.
Vuelvo a ese 1% de crecimiento proyectado para este año. ¿Qué tan preocupante es?
Hay que tratar de ver el vaso medio lleno. La región tiene un montón de oportunidades, riquezas naturales, capital humano de primer nivel, compromisos de largo plazo. Necesitamos ponernos de acuerdo, hacer consensos nacionales, dialogar, conversar y entendernos para tener un plan de largo plazo.
Y es muy importante decirle a la familia, la importancia del ahorro. El ahorro es fundamental, ¿no es cierto? ¿Cuánto tiene que ahorrar una familia? En general, no hay un número mágico, pero uno siempre puede hacer un esfuerzo de ahorro. Porque uno puede enfrentar eventualidades, como lo que ya conversamos de alguna enfermedad, de caer en desempleo, pero también porque ahorro significa inversión. Uno ahorra para invertir, para mejorar la educación, para hacer innovaciones. Por lo tanto, uno de los focos principales de los países es no solamente endeudarse bien, sino también ahorrar bien.
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